OLVIDAR, del lat. vg. *OBLզTARE, derivado de OBLզTUS, participio de OBLIVISCI íd.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Cid, Berceo, etc.).

En Berceo se halla también la forma etimológica oblidar (Mil., 60d, 859b, Duelo, 80, S. Dom., 212, S. Mill., 11, etc.). Por lo demás olvidar es de uso general en todas las épocas, pero la grafía más común en lo antiguo es con b (constante en el Cid); Nebr. y APal. (131d, 205b, 242b, 316d), que suelen seguir la grafía portuguesa del tipo de alva, árvol, etc., escriben olvidar, y desde ahí, por excepción, ha quedado esta grafía en el castellano moderno. Cej. VII, § 70. No es raro, desde antiguo, que lo olvidado vaya precedido de la prep. de, o bien como complemento directo, sobre todo cuando se trata de una persona o en la construcción pasiva: «el sabor non será olbidado», «avedesme olbidado» (Cid, 1063, 155), «olvidóse la fabla del buen consejador» (J. Ruiz 994d, pero G trae olvidósle), «el rio del infierno, que los que del beven se olvidan todo lo passado» (APal. 242b), «olvidar lo deprendido: dedisco» (Nebr.), etc. Pero también es muy antigua y siempre ha sido castiza la construcción en que lo olvidado figura como sujeto del reflexivo olvidarse y la persona que olvida va en dativo (olvidársele algo a alguno): así en Berceo, Mil., 80d, 890d, Cid («la rencura non se me puede olbidari» 3254), «esto... a muchos abogados se olvida e se pospone» J. Ruiz, 356d. Es construcción ajena a otros romances, como el francés o el catalán, aunque no faltan analogías en otras partes («veedes quem é, non xe vos obride», Don Denís, v. 364; «oblidar quezacom a calcun» en los occitanos Bermon Rascas y Amanieu de Seseas, ASNSL CXLV, 123); sigue hoy siendo construcción muy viva en España y en otras partes1.

*OBLզTARE, aunque no documentado, es la forma perpetuada en todos los romances (salvo el italiano, que echó mano de dimenticare).

DERIV.

Olvidadizo [1399, Gower, Conf. del Amante, 177; APal. 34d, 241d; Nebr.] u olvidadero (ant. y raro) u olvidoso (íd.). Olvido [Berceo], derivado de uso general en todas las épocas y común a todo el galo e iberorrománico; también se dijo olvidança (Rim. de Palacio, 747; APal. 8b, 17b, 147b, 24d, 316d; en Nebr. junto con olvido).

1 El corrector gramatical de La Prensa de B. A., 24-VIII-1943, censura a Rodríguez Marín por haber escrito «a Cervantes se le olvidó hacerlo»; no sé si porque esta construcción ha salido del uso en aquella ciudad, o por una de las preocupaciones seudo-lógicas (en realidad galicadas) que tanto estrago hacen en los maestros de castellano de aquel país. En el Interior argentino creo haber oído esta construcción. Sabido es que es cervantina («olvidábaseme decir», Quijote I, xii, 37), y el clasicista ecuatoriano Juan Montalvo no vaciló en titular su obra «Capítulos que se le olvidaron a Cervantes». Mucho más extraordinario es cuando Lope se permite dar a olvidar el valor factitivo: «a todos marabilla / que una humilde labradora / te olvide de ver agora / una reyna de Castilla», La Corona Merecida, v. 287.