MOTE, tomado del oc. y fr. mot ‘palabra’, ‘sentencia breve’, y éstos del lat. vg. MŬTTUM>, onomatopeya empleada en frases como non muttum facere ‘no abrir la boca, no decir chus ni mus’.

1.ª doc.: Berceo.

Las acs. que el vocablo tomó en castellano arrancan ya del uso medieval: a) ‘dicho satírico o criticante’: «dávanli a las vezes feridas con açotes, / lo que mas li pesava, udiendo malos motes, / ca llamávanlos canes, ereges e arlotes», S. Dom., 648b, «sé que querrié alguno darme un estranbote, / querriéme dar exemplo de la muger de Lote, / assaz es pora esso un contrario mote», Alex., 2229c (mot en P): de ahí procede luego el sentido ‘apodo’, que Aut. documenta en el principio del S. XVII (M. de Roa), y ya viene a encontrarse en Nebr. («mote o motete: epigramma; mote lastimero: dicterium»); b) por otra parte, tomado en sentido favorable, mote significó ‘sentencia breve, lema’, especialmente el de carácter caballeresco o que requiere alguna explicación, de lo cual hay ya ej. de Lope, citado por Aut.; c) ‘breve composición musical, motete’, ya en Berceo, «apriso cinco motes, motes de alegría, / que fablan de los gozos de la Virgo María», Mil., 118a.

El punto de partida de estas varias acs. se halla ya en el francés, occitano y catalán medievales, donde el vocablo es incomparablemente más empleado que en castellano, con la amplia ac. ‘palabra’, en todos sus matices. De cualquiera de estos tres idiomas pudo tomarse el cast. mote, de sentido mucho más restringido y de ac. secundaria cronológicamente; lo más probable es que las ac. a y c, de carácter literario, se tomaran de la lengua de los trovadores, y b partiera del francés septentrional, lengua internacional de la caballería. En ambos idiomas es ya medieval el uso de mot en el sentido de ‘sentencia breve y aguda’ (bon mot per rire, Peire Bussinhac, en Raynouard IV, 276), mot ‘lema caballeresco’ es sumamente usual en el francés de la Edad Media, y motz es la expresión corriente para ‘letra de una canción’ en lengua de Oc; es verdad que en esta ac. el vocablo suele allí emplearse en plural (Levy), pero es fácil comprender que se singularizara al pasar a otro idioma1. Vco. vizc. mut atera [= ‘extraer’] «chistar» (con negación) a lo largo del límite del guipuzcoano (Auñ. I, 176.13, y Azkue), murt (por influjo de murru «rugido», «silbido» y también «silencioso») íd. a lo largo de la costa vizcaína; en otros lugares mist y txist con el mismo valor.

Mot es de uso general sólo en los tres romances citados, pues aunque el it. mòtto es de empleo más amplio que en castellano, lo es mucho menos que en Francia, y tiene casi siempre algún resabio literario; es probable que allí sea también galicismo. En latín el verbo muttire, generalmente non muttire, aunque coloquial y poco clásico, se halla desde los orígenes del idioma, en el sentido de ‘no abrir la boca, no resollar, no decir nada’, o positivamente ‘murmurar, balbucear’; de ahí el sustantivo MUTTUM, documentado sólo en autores vulgares y tardíos: muttum facere en una epístola de San Jerónimo, muttum nullum ‘ni una palabra’ en un escoliasta de Persio, muttum glosado por su equivalente el gr. ƔρǢ en CGL II, 132.2; el carácter onomatopéyico de esta formación se ilustra por el paralelo mutmut facere de Apuleyo, y por formas semejantes de los idiomas modernos, como el cast. no decir chus ni mus. El sentido negativo etimológico está todavía en J. Ruiz: «desque le ven en coyta non dan por él dos motes», 1477d.

DERIV.

Motejar [Nebr.], de oc. mod. moutejà o del cat. motejar íd. (éste ya documentado en 1429, Colón, Enc. Ling. Hisp. II, p. 230); motejador [Nebr.]; motejo. Motete [J. Ruiz; Nebr.], tomado de oc. ant. motet íd. (comp. J. M. Sbarbi, El Averiguador Universal II, 1880, p. 181).

1 Para fraseología de esta palabra en francés antiguo, vid. Tilander y Spitzer, Rom. LXIV, 347-49; LXV, 223-5, 539-43.