MORTAJA ‘muesca’, probablemente se llamó así porque es como la vestidura mortuoria donde queda enterrada la espiga o saliente de la otra pieza; es posible, pero no seguro, que se tomara del fr. med. mortaige, variante del fr. mortaise íd., que a su vez significaría también ‘sudario’ en su origen.

1.ª doc.: Aut.

Para la etimología importaría mucho averiguar si se halla, antes de esta fecha, pues aunque no aparece en los glos. de h. 1400, APal., Nebr., Percivale, Oudin, Covarr., etc., el descuido con que se han tratado los tecnicismos de oficios en la lexicografía castellana hace que esta deducción ex silentio sea poco probatoria en este caso. En contraste con el español, el fr. mortaise se documenta con frecuencia desde el S. XIII (God. V, 415a, 416b), por primera vez en la forma mortoise, que es ciertamente la originaria, pues reaparece en otro vocabulario bastante antiguo; en un doc. de 1498 aparece mortaige, de donde pudo sacarse la forma castellana y la port. mortagem [Fig.], aunque ésta también podría comprenderse como castellanismo. También es antiguo en lengua de Oc, donde aparece mortaisa un par de veces en una fuente de la primera mitad del S. XV, y mortaira en otra, también medieval, cuya fecha precisa ignoro. El ingl. mortise [1356] es galicismo.

Devic (Dict. Étym. des Mots d’or. orientale, s. v.; y ya MSLP III, 168) propuso partir del ár. murtázz, participio del verbo Ȑirtázz ‘quedar clavado’ (hablando de una flecha), ‘permanecer inflexible’ (con referencia a un avaro), octava forma de la raíz razz ‘plantar, injerir’, de donde rázza ‘bisagra’, ‘agujero donde entra el cerrojo o el diente de la cerradura’; es raíz antigua y no ajena al árabe africano moderno ni al hispanoárabe, en particular rázza ‘bisagra’ está en PAlc.1. Aunque murtázza ‘clavada’ convendría mejor a la espiga que a la mortaja, según observa el propio Devic, el paso de lo uno a lo otro es muy concebible, y este pormenor no debe detenernos. En principio es etimología aceptable, aunque no es cierto que el tratamiento de zz como j en castellano sea normal, mas pudo contribuir al mismo la etimología popular. Pero las formas galorrománicas son mucho más difíciles de explicar partiendo de este origen, pues no se justifica mortoise ni el diptongo de las formas occitanas; además la gran antigüedad del vocablo en francés y en inglés es fuerte presunción de que procede de Francia y no de España, de suerte que es mejor abandonar esta etimología arábiga como improbable. El paralelo del cat. galze ‘mortaja, ranura’, probablemente prolongación del lat. CALIX, -էCIS, ‘tubo, cauce’, no sería desfavorable a derivar el oc. ant. mortaira de MORTARIUM ‘mortero’, otro recipiente, pero esta etimología es meramente especiosa, pues -ARIUM, -ARIA, da -(i)e(i)ra en lengua de Oc, nunca -aira; posiblemente tenemos ahí uno de los casos de rotacismo, tan frecuentes en ciertas regiones occitanas, y conviene partir de mortaisa, o más bien del fr. ant. mortoise, como forma originaria.

Sainéan, Sources Indig. II, 416-7, después de rechazar la etimología arábiga (prohijada por M-L., REW, 5763; Gamillscheg, s. v.; y otros; pero no por Bloch, y atinadamente puesta en duda por Wartburg en la nueva ed.), observa acertadamente: «en charpenterie scier en mourant, c’est scier de telle sorte que l’épaisseur du bois aille en diminuant... En somme, mortaise désigne l’entaille où vient ‘mourir’ le tenon»2. M-L. le opone el reparo de que el derivado mortoise no se explica entonces morfológicamente; no sin razón, pues es difícil comprender su formación como derivado del verbo morir. Y, sin embargo, creo que al fin y al cabo tiene razón Sainéan. Nótese que en el texto francés de Mandeville (S. XIV) y en los testimonios occitanos del S. XV nuestro vocablo designa un hoyito donde se mete el pie de una cruz, un hoyo al pie de un campanario, sin duda con un objeto análogo, etc.: «une mortaise pour tenir le pié de la croix», «per far un sot [‘hoya’] e per far una mortaisa al dit sot en que está plantada la crotz máger [‘mayor’] dins la buada [‘cripta’] on estan las reliquias». Es decir el lugar donde el pie de la cruz va a quedar literalmente enterrado. Este hoyito será, pues, como una mortaja o sudario para el pie de la cruz; obsérvese que esto se aplica aun a la mortaise de tipo corriente, tal como la define Aut.: «la muesca que hacen en una tabla o en otra cosa para que encaxe una pieza en otra». La idea se confirma gracias al morvandeau mortaille «mortaise» citado por Sainéan. Ahora todo queda claro: no es necesario, aunque siga siendo posible, que el cast. mortaja esté tomado del francés, pero sí lo es que oc. ant. mortaisa, -aira, sea galicismo, como tan a menudo ocurre con los tecnicismos en esta lengua, de trovadores más que de artesanos. También en Francia mortoise significaría inicialmente ‘mortaja, sudario’, aunque esta ac. primitiva se haya perdido; desde el punto de vista morfológico es comprensible un derivado de MORTUUS en -ENSIS, tal como mortaille lo es en -ACULA; por otra parte es muy posible que mortoise sea un caso de sigmatismo como chaise o besicles por chaire, bericles (cambio ahí facilitado y anticipado por la disimilación), y entonces mortoise, -oire, sería propiamente *MORITĶRIA.

1 Conviene advertir, sin embargo, que la falsedad de la etimología del cast. alguaza, fr. gâche, que Dozy y Devic querían derivar de rázza, es obvia; el propio Dozy se abstiene ya de reproducirla en su posterior y más autorizado Suppl.; remite, en cambio, al trabajo de Devic para mortaise, aunque sin pronunciarse.―

2 Recuerda además que mortasier, ingl. to mortayse, significan según Palsgrave «mettre en main morte et amortir une terre». Aproximadamente amortizar.