MONZÓN, tomado del port. monção, antiguamente moução, que primitivamente significó ‘estación más o menos apropiada para navegar’, y procede del ár. máȬsim ‘fecha o estación fijada para hacer algo’, derivado de wásam ‘marcar’, ‘definir, fijar’.
En portugués
monção es siempre femenino y se documenta copiosamente desde el a. 1500. En autores antiguos se encuentra la variante más etimológica
moução, p. ej. en Mendes Pinto, a. 1546 (cap. 179, pero
monção en el 53), Garcia de Resende (1554), Gaspar Correia (1563), etc. Véase la documentación en Dalgado II, 65-68. Primitivamente en este idioma significaba ‘cada una de las estaciones en que se divide el año desde el punto de vista náutico’: «falamos por
monções, que
sƟo os tempos em que lá
navegƟo», J. de Barros, «por estar já muito adiantada a
monção para atravessar o golfo», J. de Émpoli; partiendo de frases como esta última,
monção tendió a fijarse en el sentido de la parte del año desfavorable a la navegación, y finalmente los vientos que en este tiempo se registran; la nueva ac. se nota ya en Mendes Pinto: «as primeiras bafugens da
monção» (cap. 53, citado en
RL, XX, 128). Del portugués el vocablo pasó a todos los idiomas modernos, entre ellos el fr.
mousson (que parte del port. ant.
moução), el it.
monsone [
monzone, 1582, Zaccaria], etc. Los portugueses aprendieron el vocablo de los árabes, sus guías en las primeras navegaciones a la India; en árabe
máȬsim designa cualquier fecha o estación señalada, p. ej. una fiesta, la estación adecuada para peregrinar a la Meca, para navegar, etc., y especialmente la estación adecuada para navegar a la India desde las costas de Arabia, vid. Dozy,
Gloss., 317-9;
Suppl. II, 805-6. Al pasar al árabe el vocablo adaptó su terminación a la más frecuente de las terminaciones nasales portuguesas, a saber
-ão, y a ello ayudó poderosamente el sinónimo portugués
estação, que fué causa del género femenino tomado por el vocablo en el nuevo idioma
1.