MONSERGA, palabra familiar y afectiva, de origen incierto.

1.ª doc.: Acad. ya 1843 (no 1832).

La única definición que ha dado la Acad. es «lenguaje confuso y embrollado». Este sentido es corriente y a él corresponde el ej. que trae Pagés, del andaluz Juan Valera; el del madrileño Ricardo de la Vega, más bien corresponde a ‘explicación embrollada’: «mira, hija, para decirme / que eres inocente y buena / y que no abrirás a nadie, / no hace falta esa monserga». Cerca de la definición académica quedan también la del asturiano Rato «munches palabres y poques razones», y las traducciones de algún diccionario bilingüe como el español-alemán de Slaby, que le da como equivalentes ‘charla insulsa’ y ‘caló, germanía’ («dummes geschwätz; kauderwelsch»). Vall. recoge monsèrga como voz gallega, y además de definirla como «algarabía de cosas que no se entienden o se entienden mal» (con ej. de un poeta), agrega «patraña, cosa inventada, siquiera se revista de circunstancias más o menos creíbles». Creo poder asegurar que esta ac. es también corriente en castellano. Por lo demás el vocablo falta en los diccionarios dialectales españoles y en los vocabularios de americanismos, lo cual nada tiene de extraño, ni debe tomarse como indicio acerca de la difusión geográfica del vocablo, pues es sabido que estas obras lexicográficas prescinden, poco menos que constantemente, de las palabras que ya figuran en la Acad., aun si en la zona respectiva se emplean con un significado algo diferente.

Sólo se ha indicado una etimología, pero ésta es inadmisible. Brüch, ZRPh. XLI, 692, fué el primero en relacionar con oc. mensorga ‘mentira’. En su opinión sería voz catalana ―lo cual empieza por no ser verdad― y en este idioma se debería a un cruce del cat. monsonéga (sic) con oc. mensorga; sabido es que este último, que también tiene variantes mensonga y mensónega, procede de un lat. vg. *MENTIĶNէCA (de donde fr. mensonge, -oigne > it. menzogna), ampliación del lat. tardío MENTIO, -ĶNIS>, ‘mentira’; en cuanto al supuesto cat. monsonéga saldría de un *MENTIONCA, formado con un sufijo que no es latino ni romance. En realidad no hay tampoco tal forma catalana: monçónega es allí palabra frecuente en la Edad Media, hoy olvidada, pero indiscutiblemente se acentuó siempre en la sílaba antepenúltima, de acuerdo con el latín y los demás romances, y según comprueban la grafía medieval monsonaga que Ag. cita del Llibre de les Dones (con la pronunciación de la e átona = a, como en el dialecto oriental), y las variantes monçonga (Homilies d’Organyà, 39, 44) y mençongia (Cost. de Tortosa, p. 171)1.

A. Alonso, tres años más tarde (RFE XIII, 32), modifica la idea de Brüch diciendo que monserga es voz hermana de las citadas palabras occitana y catalana; esto tampoco es defendible si lo tomamos al pie de la letra, pues el cambio de N en r ante g, que es normal en muchas hablas occitanas, sería imposible en España, y por otra parte esperaríamos c y no s en castellano. ¿Será aceptable la idea si tomamos monserga por un préstamo occitano con metátesis de las dos vocales?2 Ni así, pues siendo monserga palabra tan moderna en castellano, sólo pudo tomarse por trasmisión oral (y no literaria de la lengua de los trovadores) y entonces debiera haber pasado, ora a través del catalán, ora por vía gascona; ya hemos visto que el vocablo en catalán no existe, y en gascón sólo conozco el galicismo mensounje (Palay); es más, una forma mensorga no es posible en estos dos idiomas, que no conocen el cambio de NC en rg, propio solamente de las hablas centrales de la lengua de Oc3. Finalmente la metátesis de vocales, fenómeno muy corriente cuando ambas son átonas, no se produce cuando una de ellas es tónica (a no ser por influjo de un derivado que tenga ambas vocales fuera del acento, y quizá también, en algunas partes, cuando hay contacto inmediato, como en port. joelho, moela). En resumen, y como ‘monserga’ tampoco es lo mismo que ‘mentira’, deberemos abandonar del todo esta etimología. Pero reconozco que no sé ninguna para sustituirla (pues la palabra no tiene aspecto gitano, y por lo demás nada semejante veo en Borrow, Miklosich, Coelho, Salillas ni Besses). Lo cual, por lo demás, no es nada extraño: sabido es que el vocabulario familiar y jocoso presenta siempre grandes dificultades al etimologista, pues en él abundan las palabras de explicación anecdótica4.

Spitzer (MLN LXXII, 1957, 582) parte de un verbo *monsurgar ‘darse aires de señor’ (derivado del galicismo monsiur = monsieur), que puede desecharse sin vacilar, por no explicar la g ni la e. D. V. García de Diego, BRAE XXXV, 206-8, insiste en la etimología occitana de Brüch y Alonso, sin aportar nada útil, a no ser alguna autoridad: desde Iriarte aparece (ed. 1805) en la ac. ‘expresión oscura e ininteligible’; en González del Castillo ‘negocio embrollado’; en el S. XIX en general ‘palabra, expresión o discurso sin sentido, despreciable’. No da en realidad ejs. de una ac. ‘mentira’; el que más se acerca a ello es el de Pz. Galdós: «esto de los baños es una monserga de los médicos», donde en realidad tenemos el sentido corriente de ‘paparrucha’. En resumen, el vocablo se documenta desde h. 1790, y sigo creyendo que el parecido con el oc. me(n)sorga es accidental; ni siquiera me parecería verosímil suponer que un occitanismo antiguo *monsorga se hubiera alterado así por influjo de serga; si pudiese probarse que Sergas fué empleado como voz común, y más si se hallaran indicios de que el cat. monçónega ‘mentira’ fué tomado en préstamo por el castellano, podría admitirse que resultó de un cruce de estos dos vocablos. Pero sin aquellas premisas la idea es muy poco verosímil.

No he querido atenuar ni borrar nada de los argumentos con que me opuse, en el DCEC, a la etimología occitano-catalana de monserga, no sólo porque sigo poniéndola en grave duda sino porque no quiero disimular ninguno de los aspectos del problema. Sin embargo reconozco que, en 1975, estoy mucho menos seguro de mi negativa, pues realmente yo mismo he encontrado datos que me impiden hoy negar que una forma muy semejante existió en el catalán dialectal de otros tiempos.

En las Vidas de Santos Rosellonesas, que cito en la nota 2, si bien el ms. más antiguo, P, trae casi siempre monsónega, y alguna vez mosénega o mesonya, el ms. B (S. XIV), que apenas le cede en antigüedad, arcaísmo y fidelidad al dialecto rosellonés, trae mosserga, al menos (en el fº P 28r1): de un siervo ladrón que consiente en someterse a una prueba y le convencen de hurto, dice que «fo en mosserga atrobat e de layronici fo reprovat» (como siempre, está ahí monsónega P y mendacio en el original latino). Y ya en un pasaje anterior, B responde con mosserguer al adjetivo plural monsoneguer de P ‘falsos, mentirosos’ (fº 84v2); en otros pasajes de B se halla algún otro testimonio del sustantivo en dicha forma y en 198v1 leemos mesorga B. En efecto, parece que en el antiguo catalán rosellonés hubo bastante variedad de formas, pues en el fº 242v1 hay marsóneg(u)a en B, y aunque P por lo general trae mesonya, no deja de haber algunos pasajes de las Vidas, donde en la é tónica coinciden ambos mss., si bien con la variante en -n-, mossènega (fº 235r2).

Parece, pues, que en alguna parte del Norte del Principado o Rosellón corrieron realmente, aunque algo raras, estas formas medievales. El problema que subsistiría es ¿cómo pudo esa forma hallar acogida en castellano y no aflorar allí hasta 3 o 400 años más tarde? Nuestra desconfianza ante la evolución fonética e-ó > o-é disminuye hasta casi anularse al observar que el mismo ms. B de las Vides Ross., donde hallamos mosserga o formas análogas, trae también florenche (el ms. P, fº 187, floronche ―pron. -ke―, cat. centr. floronco, furóncol): como estas hablas rosellonesas presentan claras huellas de la pronunciación = mall ê (e de timbre mixto labializada)5, nos damos cuenta de que son naturales ahí los casos de deslabialización disimilante o diferenciante (cat. común veu, creu < vou, crou), como los hay también del caso inverso (lloure < LICERE, poixòvol POSCIBILIS, bert(r)ol < bertòvol VERTIBULUM, etc.).

1 Mensounégo existe hoy en Niza y quizá en algún otro dialecto occitano, pero se explica por el traslado general del acento que ha afectado a los esdrújulos en lengua de Oc. Para la formación de *MENTIĶNէCA, V. ahora el fundamental artículo de Jud, VRom. XI.―

2 Es verdad que existe una forma mosenegua [¿pron. mosénega?], traduciendo a mendacium en las Vidas Rosell. 155 vºa (= Voragine, p. 460.19); pero es forma muy rara que no aparece en ninguna de las fuentes del occ. moderno. Por el mapa n.° 836 del ALF se ve que la forma normal es mensounges, -ounhes en todo el gascón, messourgos desde el Aude y E. de H. Gar., en la mayor parte del langued., messorgos E. langued. y parte del prov., messounjos en el resto; ninguna forma con é tónica en Mistral, Vayssier, Doujat-V., Appel, Ronjat, Rohlfs, Le Gascon.―

3 Por lo demás la forma casi general en la actualidad y ya predominante en la Edad Media es oc. messourgo, con eliminación de la n, lo cual nos aleja todavía más del cast. monserga.―

4 Algo recuerda las Sergas caballerescas (V. JERGA), famosas monsergas por cierto. Pero no hay manera de explicar mon-, y además la aparición del vocablo es muy tardía. Podría conjeturarse que venga de un nombre hipocorístico del gato, como mozo, en el sentido de ‘astucia, gazmoñería’, y así lo sugiere el salm. monsigato, pero esto no explica la terminación -erga. ¿Acaso de un *monsigata cruzado con serga? Tal vez es alteración germanesca de menjurje (véase este art.), que en esta forma aparece ya en Cervantes y en el Inca Garcilaso, y que tiene, entre otras muchas, la variante menjurgue con gue, en Mal Lara (ya 1568), y la forma etimológica mensurje, hoy dialectal; cuyo sentido es ‘mezcla de diversos ingredientes con fines cosméticos o seudo-curativos’ (cf. el ej. de monsergas de los médicos en Pz. Galdós), y a veces «enredo, confusión, combinación hecha» (Vid. aquí 39b16, etc.). Una variante *mensurga pudo existir como compromiso entre los anteriores, y de ahí pudo sacarse monserga por una alteración jergal, provocada seguramente por el influjo de otra palabra, quizá serga.―

5 V. Vides Ross. I, pp. 4-5 (§ 3), y nota 2 a dicho folio 187.