MOMIA, del ár. mūmîya o mûmiyā íd., derivado de mûm ‘cera’, palabra de origen persa; no está bien averiguado por qué conducto llegó al castellano.
1.ª doc.: 1386, López de Ayala, Libro de la Caza de las Aves, 342, 273, 275, 297.
En este autor se hallan las variantes mumia y momia, que quizá deban acentuarse en la i. En el portugués Mestre Giraldo (a. 1318) aparece maminha ‘líquido bituminoso segregado por los cadáveres momificados al sol, y empleado como medicamento para animales’, vid. C. Michaëlis, RL XIII, 341-2; sentido análogo tiene en López de Ayala. La ac. moderna falta todavía en Aut., pero ya Covarr. trae «momia, carne, la del cuerpo humano que se ha enxugado y secado, que ordinariamente dizen hallarse en los desiertos...» (cita a Juan de Pineda, al Dr. Laguna y a Nebr., pero falta en el vocabulario cast.-lat. de este lexicógrafo, ed. 1495); también Oudin. Momia se halla también en occitano medieval (ZRPh. XLVII, 433), b. lat. mummia, citado desde el S. XII como producto para embalsamar, it. mùmmia, etc. Para la historia del vocablo en árabe, vid. Dozy, Suppl. II, 625a. En árabe, además de cera designó una sustancia bituminosa que empleaban los antiguos para embalsamar.
DERIV.
Momio ‘magro, sin gordura’ [Aut.].
CPT.
Momificar; momificación. Caromomia, del b. lat. caro momia ‘carne momia’.