MOJINETE, amer., ‘frontón o remate de la fachada’, ‘caballete del tejado’, origen incierto, probablemente derivado de mohino ‘mulo’ tal como caballete lo es de caballo.
Dice aquél que es «remate arqueado de una obra de architectura, fr.
cul de lampe, lat.
fundum testudineatum,
arcuatum,
acuminatum; los mojinetes suelen ser de tres maneras, o con una porción de arco cerrada y perfecta, o con dos porciones, una a un lado y otra a otro, que no cierran, o partiendo como líneas rectas inclinadas, sin llegar a encontrarse, o dejando una abertura». Los mojinetes de las casas y ranchos americanos suelen ser más bien triangulares, pero esto no es condición fija, como advierte Amunátegui. El vocablo se emplea en los países del Río de la Plata
1, Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Cuba y Honduras por lo menos; vid.
BRAE VII, 309 y Malaret. Además de la ac. más común nótese que en la costa atlántica colombiana vale ‘remate de anea, paja o palma entrelazada, que a manera de sombrero se dispone a los extremos de un caballete’ (Sundheim), y en Chile, junto al significado más difundido, designa el caballete mismo, o línea horizontal más elevada de un tejado. Al parecer significa esto en la carta citada de 1769. Si éste es el sentido originario (y la ac. colombiana y la sanjuanina no serían desfavorables a este supuesto), hay una etimología muy sencilla: puede ser diminutivo de
mohino ‘mulo’, que naturalmente se pronuncia
mojino por el vulgo en casi toda América (en Santiago de Chile es popular
moino, según Román, pero no será así en todo el país); así como el de las casas bien hechas de la metrópoli era
caballete, el de los ranchos americanos sería
mojin-ete, dado su carácter más humilde, y luego la denominación se generalizaría. Verdad es que el testimonio de Terr. parece indicar que el vocablo se empleó también en alguna parte de España, lo cual, por lo demás, no ha recibido comprobación; pero al fin es posible que esta denominación se creara también en la Madre Patria. Que venga de
mochín ‘hilada de ladrillos que se pone horizontalmente en una fábrica de mampostería o de tierra’ (aplicación figurada de
mochín ‘verdugo’, pues también se dice
verdugo en aquel sentido), tal como sugiere Román, no es probable ni por el sentido ni sobre todo por el inexplicable cambio de
ch en
j. Nótese que el cast.
hastial ‘frontón, mojinete’ parece haber pasado por la misma evolución semántica, puesto que el lat.
FASTIGIUM era ‘cumbre’ o ‘caballete’.