MISMO, antiguamente meísmo y m(e)esmo, del lat. vg. *MEDէPSէMUS, combinación del vulgar էPSէMUS, forma enfática de IPSE ‘el mismo, el propio’, con -MET, que se agregaba a los pronombres personales para reforzar su sentido (egomet, tumet, ‘yo, tú en persona’), y tenía en el lenguaje coloquial una variante -MED.
1.ª doc.: orígenes del idioma (Cid, etc.).
En gallegoportugués los antiguos meesmo (en las Inquisições de 1258, p. ej.) y mismo (ley de princ. S. XIII, CortesƟo) se han olvidado y ha prevalecido mesmo. Formas análogas se hallan en otros romances: oc. ant. medesme, mezesme y alguna vez meïme, fr. ant. me(d)esme, me(d)isme (p. ej. en St. Alexis y en Roland), it. medéɊimo (más empleados son sin embargo el it, stesso ISTUM IPSUM y oc. ant. mezeis, meteis, MET IPSUM, y en catalán es general mateix). Hace mucho tiempo que se sabe que mismo y variantes corresponden a un lat. vg. MET IPSIMUS, forma muy reforzada, en que se combinan dos elementos enfáticos: el -MET de SEMET, EGOMET, etc., y el superlativo էPSէMUS por IPSE, que es frecuente en Petronio y otros textos vulgares5. Viene a ser como el cast. mismísimo. Con METէPSէMUS se explica sin dificultad el fr. ant. medesme, hoy même, la variante oc. medesme, y aun quizá el it. medéɊimo (cuya doble sonora, por lo demás, acaso indique procedencia dialectal). Pero las formas iberorromances y la frecuente variante oc. mezesme presentan un tratamiento de la oclusiva dental, inexplicable en apariencia, pues no creo que nadie acepte la explicación de M-L. al suponer que todas las formas romances son préstamos del francés antiguo (aunque su autor la mantuviera extrañamente hasta la última ed. del REW 5551). Como ya indicó Cornu (Rom. XIII, 289), hubo de existir una variante *egomed, *semed, etc., con la dental debilitada en final absoluta, que desde ahí se propagó, dando el lat. vg. *MEDIPSIMUS, étimo de las formas romances que nos interesan; aunque esta forma no está documentada (contra lo que dice Millardet, Ling. et Dial. Rom., p. 7, por una confusión), sí es frecuente hallar en latín grafías vulgares como facid o aud (Schuchardt, Vok. d. Vglat. I, 118-22), y el propio M-L. explicó en otra ocasión el logud. ant. mimi (MIHIMET) y las formas del tipo mismo por una pronunciación debilitada de la -T en esta posición (Zur Kunde des Altlogud. 38; R. G. I, 374)6.
Pero queda todavía una dificultad, pues de էPSE, էPSIMUS, sólo podía salir m(e)esmo, no el cast. m(e)ísmo, ni la antigua variante galorrománica meïsme. Para explicar estas formas en -i- se fija Millardet (Rom. XLII, 462) en el oc. ant. mezis, medis, *MEDէPSE</l>, y observando agudamente que éste es paralelo a las formas francesas il էLLզ, cist ECCE էSTÎ y análogas (con -զ en vez de -E, por analogía de QUզ, y cierre metafónico de la vocal tónica por virtud de esta final), sugiere que mezis pudo tener explicación análoga, y desde ahí se propagaría la i al superlativo meísmo, meïsme, etc. Esta explicación es verosímil en Francia, y bien puede ser verdadera en todas partes, puesto que las formas como essi, esti, elli, son normales en Berceo (aunque en ellas la analogía del femenino, el neutro y los plurales lograra impedir la metafonía)7. De todos modos, la falta total de un *medisse hispánico, y la existencia de misme en Berceo, aconsejan introducir una leve modificación en la teoría de Millardet, admitiendo que según el modelo de ISTզl>, IPSզ, etc., se empleara en el vulgar iberolatino un *MEDէPSէMզ que dió el misme de Berceo: entonces las dos formas originarias serían m(e)ísme y meesmo, y de su cruce resultaría m(e)ísmo.
Sabido es que el español correcto distingue entre un mismo, empleado cuando se predica conjuntamente de varios sujetos o de las varias partes de uno solo, y el mismo cuando hay comparación expresa entre dos términos (un mismo criado sirve a dos señores, pero el criado del uno es el mismo que el del otro); esta distinción está bien observada por los clásicos y los mejores modernos, pero no faltan excepciones en unos ni otros, conformes al uso vulgar, que tiende a generalizar el mismo, vid. Cuervo, Ap., 7.ª ed., p. 2568.
DERIV.
Mismamente. Mesmedad.
CPT.
Unimismar.
1 «Si... fidiador no·il quisir dar... per maiorino del Rei o per saio, o per él meísmo», lín. 97-98.― ↩
2 «Orava amenudo a Dios por si meísmo», en rima con cristianismo, etc., S. Dom. 78a. Sin duda tiene razón Hanssen al enmendar el hemistiquio faziase el mismo en faziése él meísmo en 369d (Revisión del problema del imperfecto, p. 39, en AUCh. 1907).― ↩
3 A suele sustituir esta forma de I sistemáticamente por mesmo, pero sabido es que aquel ms. reduce el tipo de lenguaje de Berceo al común del S. XIV. Misme actúa aun con neutros (esso misme, Mil. 783c), femeninos (en essa cibdat misme 306a, confessóse él misme con la su misme boca 898a, con sus mismes tiseras 203c) y plurales (mismes, S. Mill. 269).― ↩
4 En el Quijote hay mismo por lo general cuando habla el autor o el héroe, pero mesmo está en boca de los pastores y demás personajes rústicos, aun Sancho (p. ej. II, xxx, 115a); así el estudiante campesino de las bodas de Camacho, que emplea verbos anticuados, dice «tiene assi mesmo maheridas danças» (II, xix, 70). Hay algunas excepciones (mesma del autor I, iii, 10), en parte quizá debidas al deseo de variedad (3 mesmo alternando con 3 mismo en II, xiv, 51), y en parte quizá interpoladas por los tipógrafos. Algo más tarde, mesma figura todavía en asonancia en El Rey en su Imaginación de Vélez de Guevara, 428 (junto a misma en interior de verso en 1842), pero la forma con e está ya en plena decadencia por este tiempo.― ↩
5 En el Satyricon suelen aplicarlo los esclavos a su dueño, como forma indirecta de nombrarle. Ipsimi nostri delicatus «le mignon de notre patron» (trad. de Ernout, LXIII, 3), «ego sic solebam ipsumam meam debattuere [eufemismo erótico], ut etiam dominus suspicaretur; et ideo me in vilicationem relegavit» LXIX, 3; ipsima ‘la dueña’ LXXV, 11, y passim. Para ipsimus e ipsissimus, que también se encuentra, vid. Heraeus, Kleine Schriflen, 79, y Hofmann, Die Lat. Umgangssprache2, 91.― ↩
6 Nazari, Riv. di Filol. e Istr. Class. XLIV, 110-1, Walde-H. y otros, explican el lat. -MET como alteración de *-med (= scr. mad ablativo del pronombre de 1.ª persona), quizá por ultracorrección cuando se empezó a decir fecit en vez del fonético fecid. Entonces el med (ipse) romance sería arcaísmo, y no innovación.― ↩
7 Es verdad que formas como *ille (-i) son completamente inauditas en la Península Ibérica. No debe confundirse con esto el arag. mod. ixe (IPSE), que viene del antiguo exe por palatalización en el uso proclítico. Pero al fin y al cabo la lengua de Oc, con su mezis inequívoco, queda cerca.― ↩
8 Agréguese «como el mísero doliente, / en el lecho fatigado, / a cualquier parte inclinado / los mismos dolores siente», Ruiz de Alarcón, Las Paredes Oyen, ed. Reyes, pp. 132-33. La Acad. misma tropieza a veces: «ser del mismo pelo dos caballerías» (definición de apelar). Escritores cuidadosos se permiten de intento frases como ésta: «el alma es la misma, y uno mismo el espíritu crítico moral de la sociedad». ↩