MIRIÑAQUE, ‘alhajuela de poco valor, especialmente femenina’, ‘zagalejo interior, hecho de tela rígida, y muchas veces provista de aros o ballenas, con el objeto de mantener abombadas las ropas exteriores’, origen desconocido; aunque me(n)driñaque se empleó en Filipinas para designar el tejido de abacá usado con este objeto, no es palabra tagala y no parece ser originaria de aquellas islas.

1.ª doc.: 1.ª ac. Aut.: «alhajuela de no mucho valor, que sirve para adorno u diversión»; 2.ª ac., Acad. 1869 o 1852.

Leandro Fernández de Moratín emplea el vocablo todavía en la ac. definida por Aut.1 La 2.ª ac. no la registra todavía la Acad. en 1843, sí en 1869, s. v. miriñaque. Medriñaque no está registrado, que yo sepa, en ningún diccionario hasta el académico de 1884, donde aparece como nombre del zagalejo interior y, además, de un «tejido filipino hecho con las fibras de abacá, del burí y de algunas otras plantas, y que se usa en Europa y América para forrar y ahuecar los vestidos de las mujeres». De ahí deducen Lenz (Dicc., p. 501), y al parecer la Acad., que la forma primitiva es medriñaque y que es palabra de origen malayo, quizá tagala. De hecho es en Filipinas donde aparece por primera vez una variante del vocablo: mendriñaque en 1609 y mendreñaque en la isla de Cebú en 1663. En ambos casos se trata de un género de tela hecho con abacá y otras fibras, que se exportaba a España. Pero el Padre Noceda, que murió en 1747, en su Vocabulario de la lengua Tagala sólo trae medriñaque como equivalencia española de la voz tagala que designa este tejido, a saber sinamay, y el maestro de los filipinistas, W. E. Retana, a quien se deben estos datos, observa que la palabra no puede ser filipina, por su misma estructura fonética, a causa de las sílabas dri y ña (RH LI, 125-6). Sólo un cuidadoso estudio histórico de la moda femenina en España nos podrá informar de cuál fué el significado primitivo del vocablo, si el genérico ‘adorno mujeril’ o el zagalejo interior o el tejido de abacá que para hacerlo se empleaba. Quizá sea la forma meriñaque o miriñaque la primitiva, y las de consonantismo más complicado tal vez se deban a una alteración fonética o a una contaminación. La fisonomía parece francesa: recuerda los nombres de lugar Mérignac y Marignac del Sur de Francia, y una procedencia francesa no podría sorprender en un término relativo a la moda femenina; verdad es que ningún vocablo de significado parecido conozco en francés ni en lengua de Oc; el cat. mirinyac es nombre del citado zagalejo (en realidad lo usual fué merinyac, pronunciado con e = a, según me consta por tradición familiar), pero no tengo datos sobre la antigüedad del vocablo en este idioma. En América el cubano Pichardo (1836) define miriñaque «tela de algodón mui rala, usada especialmente para el bordado», y en Chile miñaques o meñaques son «encajes, randas, hechos de hilo en un tamborcillo con bolillos, trabajo que las mujeres del pueblo hacen frecuentemente y a veces con mucho arte», que Lenz considera alteración debida al influjo del araucano müñaken ‘estar desocupado’ (de donde ‘trabajo de entretenimiento’)2.

Superficial y sin progreso etimológico es la nota de G. de Diego, BRAE XXXV, 211-2 (apenas pueden aprovecharse un par de autoridades que cita).

1 Es evidente el error de Ruiz Morcuende al ver en estos dos pasajes la 2.ª ac. En El de las Niñas (a. 1805), dice la doncella, hablando de la joven protagonista: «cata el coche de colleras y el mayoral Gasparet con sus medias azules, y la madre y el novio que vienen por ella: recogimos a toda prisa nuestros meriñaques, se atan los cofres, nos despedimos de aquellas buenas mugeres, y en dos latigazos llegamos antes de ayer a Alcalá» (I, viii). En carta particular a una prima del autor, escrita en 1816: «Mariquita: Bien pudiera haberte enviado los pañuelos que me pides; pero, además de que yo soy un poco lerdo en esto de comprar meriñaques mujeriles, me ha parecido que sería mejor enviarte lo poco que pudiese en dinero efectivo» (Obras Póstumas II, 249).―

2 En la Argentina miriñaque es ‘armadura de hierro que llevan las locomotoras en la parte delantera para hacer a un lado los obstáculos que obstruyan su paso’ (con ej. de 1908 en Garzón). En Venezuela es ‘chanchullo’, y en Colombia mirriñaca ‘pizca, minucia’ (Malaret). La forma chilena quizá se explique por confusión con meñacos o miñangos ‘añicos’, empleado en el Uruguay (ibid.), que es variante de AÑICOS.