MIELGA III, ‘instrumento que tienen los labradores para arrastrar la paja, con unos dientes grandes de palo o hierro, elevados en un palo corto, y éste unido a un astil con que lo manejan’, probablemente del lat. MĔRGA ‘horca para levantar las mieses’; la l castellana se debe al encuentro con el sinónimo bielda, bieldo (de VENTILARE), lo cual explica además las otras variantes bielgo y mielgo.

1.ª doc.: 1591, Percivale («mielga para arastrar paja: a rake»).

También Oudin: «une faulx à couper paille». He transcrito arriba la definición de Aut. (ahí se dice que figura en Nebr., pero no es así, al menos no está en la primera ed. ni en PAlc.; tampoco en C. de las Casas ni Covarr.). Terr. registra además «mielgo: especie de horquilla para mover la paja, distínguese del bieldo en que éste tiene dos dientes y el mielgo cuatro, y el mango es más corto». El lat. MĔRGAE «furculae quibus acervi frugum fiunt» (Festo, Plauto, Columela) viene a ser lo mismo que la mielga, según indicó Baist (KJRPh. VI, i, 393), y no existe otra dificultad fonética que la l romance; no hay que pensar en una ultracorrección andaluza, murciana o extremeña, según parece ser la idea de Baist y M-L. (REW 5524), para lo cual sería muy temprana fecha la del S. XVI, sino más bien en un influjo recíproco de los dos sinónimos *mierga y bielda, -o, que condujo a la creación de las variantes intermedias bielgo, mielgo y mielga. Esta etimología está mejor fundada que la de M. P. (Rom. XXIX, 359), quien partía (así para mielga como en el caso de bieldo) de *GEMĔLLէCUS ‘mellizo’ (cast. ant. emielgo), admitiendo que se trataba primitivamente de una horca de dos púas, de lo cual no hay testimonio alguno, pero si fuese cierto sería poco característico en lo semántico, puesto que las horcas son siempre de dos púas. Así, pues, mielga será uno de tantos vocablos de latinidad arcaica, de los que el castellano ha sido el único heredero romance (quizá el fr. ant. mesgle, maigle, venga de MĔRGŬLA); por lo demás han dejado prole moderna otras dos palabras latinas de la misma familia, a saber MERGES ‘gavilla’ y MĔRGĔRE ‘hundir’ (REW 5525, 5526)1. Comp. MIELGA II.

1 No se ve razón para calificar con Walte-H. de etimología popular la explicación tan natural que ya daban los romanos «quia messores mergas in fruges demergunt, ut elevare possint manipulos». Por el contrario, es forzada semánticamente la explicación de Walde-H. a base de una raíz indoeuropea que significa ‘enjugar, rozar’.