MERINO, ‘autoridad puesta por el Rey o un gran señor para ejercer funciones fiscales, y posteriormente judiciales y militares, sobre cierto territorio’, del lat. MAJORզNUSperteneciente a la especie mayor (en cualquier materia)’, aplicado en la Edad Media a las autoridades; como nombre de una raza de ovejas y de la lana fina que producen, es verosímil, aunque no seguro, que merino venga del nombre de la tribu africana de los Benimerines, por la importación de ovejas berberiscas, practicada para mejorar la raza indígena española.

1.ª doc.: h. 1030, M. P., Oríg., 90.

Véase ahí un repertorio de variantes arcaicas. Meirino aparece en docs. castellanos de 1079, 1097 y 1104, majrino tres veces en uno de 1086; en León meyrino es muy frecuente (p. ej. en doc. Occidental, de 1270, Staaff, 95.31). Es también palabra frecuente en literatura (p. ej. Rim. de Palacio, 502; port. meirinho en Don Denís, v. 2628; doc. de 1273 en CortesƟo; gall. meirĩo, Ctgs. 13.21, etc.) y en los lexicógrafos (APal. 528d), y sigue siendo institución llena de vida por lo menos hasta el S. XV (datos acerca de Portugal en Viterbo, s. v. meirinho y maiorino). Para el contenido jurídico de la institución, vid. P. G. Magro, RFE I, 378-80. La etimología está fuera de dudas, en vista de la copiosa documentación reunida acerca del mejorinus hispánico desde la época visigótica, vid. Du C. y Viterbo1. Además un funcionario análogo existió en Italia con el nombre de marino (marico, merico, meriga) ‘decano’, ‘jefe’, vid. Bertoni, Arch. Stor. It., 1917, 145-9, comp. b. engad. mèr ‘arrendatario’, fr. maire ‘alcalde de un municipio’, procedentes de MAJOR.

Más oscura es la cuestión relativa al origen del nombre de la raza ovina de los merinos. Ya Nebr. registra oveja merina, y J. Klein en su libro fundamental, The Mesta2, menciona documentación referente a la lana merina desde 1442 y 14573, y aunque afirma que esta denominación no se hace frecuente hasta el S. XVII, reconoce que existe como una docena de ejs. anteriores (p. 5). Sostiene Klein que el nombre ha de venir de la tribu bereber de los Benimerines, que desempeñaron tan importante papel en la historia bélica de España en los SS. XII y XIII, no porque estos se dedicaran al mejoramiento del ganado español, sino como consecuencia de los esfuerzos llevados a cabo por los soberanos españoles de los SS. XIV y XV para mejorar las razas pecuarias mediante cruces con ovejas africanas. Sin embargo, la documentación de Klein se reduce a mencionar en términos generales este tipo de actividades desempeñadas por Pedro el Ceremonioso y por los Reyes Católicos, y harían falta pruebas más completas y concretas de la aplicación del nombre a los animales de raza africana para dar la demostración como hecha. Al mejoramiento de la raza contribuiría en parte grande y aun quizá predominante la cuidadosa selección de las crías indígenas y la práctica inteligente de la transhumancia tan bien y exhaustivamente descrita por Klein en el resto de su libro. Ahora bien, Covarr. asegura que merino tiene también la ac. de «el que tiene cuidado del ganado y de sus pastos y divisiones dellos», agregando «en la Mesta el Merino Mayor es el Rey», noticia repetida por Aut. («el sugeto que cuida del ganado y de sus pastos y divisiones dellos»). Luego merino ‘raza de ganado’ podría ser inicialmente una raza debida a la intervención del merino MAJORINUS. Es verdad que las afirmaciones de Covarr. deben tomarse siempre con desconfianza cuando se refieren a puntos de hecho que tienen importancia para etimologías, pues a menudo da entonces indicaciooes meramente supuestas. En este caso, de todos modos, Covarr. no está haciendo referencia a ninguna etimología.

Claro está que sería importante dilucidar el punto mediante documentos relativos al asunto. Mientras tanto puedo referirme a algunos que cita el propio Klein (p. 76), de los años 1231, 1287, 1373 y 1375, donde el Rey, en calidad de merced especial, prohibe a los merinos «hacer entregas» o merinar en localidades determinadas, lo cual indica que ello se practicaba comúnmente en el resto del territorio; por hacer entregas se entiende restitución de propiedad individual, y en particular de ganado tenido por mostrenco o usurpado por otros. Parece, pues, un hecho que el merino intervenía también en asuntos pecuarios, en contra de la categórica afirmación de Klein (p. 4); es más, sabemos por éste (p. 77) que la institución del Alcalde entregador, con jurisdicción especial en este sentido, fué una innovación de Alfonso X, luego antes de este momento el asunto pudo ser de la exclusiva competencia de los merinos. Véanse más datos y bibliografía sobre las funciones del merino en Tilander, s. v. Ahora bien, si los reyes se preocuparon siempre del mejoramiento de la raza pecuaria, principal riqueza de Castilla en la Edad Media, es de creer que lo hicieran por conducto de este funcionario. Todo esto deja abierta la posibilidad de que el ganado merino tomara nombre de los merinos reales, y la posibilidad se haría certidumbre de confirmarse la información de Covarr. de que existían merinos especiales para el gobierno de la Mesta o el cuidado de los pastos. El argumento principal de Klein contra la etimología española es cronológico, por la diferencia de varios siglos entre la aparición de las dos acs., pero además de que no debemos esperar que la documentación sea tan rica en menciones de una clase especial de lana o de ovejas como en las de un poderoso funcionario público, se comprende que la formación de una nueva raza de animales debió costar siglos y que después se tardaría tiempo hasta que cristalizara su denominación. En resumen el origen de merino como voz ganadera no está aclarado, su relación con la tribu Meriní es dudosa4, y lo menos que se puede decir es que hace falta una investigación especial del problema antes de aceptar definitivamente ora la etimología africana, ora la solución más sencilla, o sea la identidad de los dos homónimos castellanos5.

Con carácter provisional me inclino a aceptar la procedencia de Merī ‘Benimerín’, en última instancia, con modificación del vocablo por etimología popular, a causa de la relación con merino, pero no lo hago por los argumentos de Klein, sino teniendo en cuenta que PAlc. traduce lana merina por Ɋûf idwî, o sea ‘lana de Ultramar’ y oveja merina por ȓaȐina as-Ɋûf al-idwî, denominación todavía conservada en Tetuán, según Lerchundi, vid. Dozy, Suppl. II, 105b. Del castellano pasó el vocablo al fr. mérinos [S. XVIII], al it. merino [1802, Zaccaria], etc.

DERIV.

Merinar ant. (V. arriba). Merindad [1348, N. Recop. III, iv, 3; para los límites de las existentes, V. RFE I, 398-401], del b. lat. MAJORINITAS, -TATIS.

1 M-L., REW 5249, hace decir a Klein que merino en el sentido de funcionario puede venir del nombre de las ovejas (y éste del de los Benimerines), pero Klein precisamente afirma que los dos vocablos no tienen nada en común etimológicamente.―

2 Harvard Univ., 1920, 444 pp.―

3 Por la misma época las Coplas de Mingo Revulgo hablan de «lo merino y lo cabruno» (Cej., Voc.).―

4 Como resultado del ár. merī (vulgar merîni) en castellano se esperaría más bien *merín que merino.―

5 Otras etimologías propuestas no necesitan refutación. Que merino venga de marino por haberse traído de Ultramar, y concretamente de Inglaterra, además de carecer de base histórica, como nota Klein (p. 4, n. 3), es imposible fonéticamente. Del todo arbitraria es la relación que insinúa Sainéan (Sources Indig. II, 36), con el tipo mar, marrà, morueco, ‘macho de la oveja’. Tampoco se funda en nada firme la etimología MERUS ‘puro’, propuesta por Gamillscheg y Cej.