MENDOCINO, ‘supersticioso’, antic., por haber partido de la familia Mendoza, en calidad de tradición familiar, la superstición que atribuía mal agüero al derramamiento de sal encima de la mesa.

1.ª doc.: 1599, Guzmán de Alfarache, Cl. C. III, 175; V, 47.9.

Cervantes (Quijote, Cl. C. VIII, 54), Quevedo y Rojas Zorrilla aluden a la famosa superstición familiar de los Mendozas, y el último cuenta la tradición de que uno de ellas mató a un paje de un certero tiro de daga, como castigo por haber derramado sal. Otros, más tardíos, como Suárez de Figueroa, les atribuyen también el prejuicio supersticioso contra el martes. Véanse las citas correspondientes y otras clásicas en los pasajes de las ed. citadas de Cervantes y Mateo Alemán1. Se trataría de una tradición familiar de los Mendoza fundada en algún hecho anecdótico; la explicación simbólica del mal agüero de la sal, tal como la da Pineda (V. la cita de Rodríguez Marín) me parece forzada. Covarr. puede aludir a ella al decir que «ciertas familias están notadas de tener ciertos agüeros».

El apellido procede del nombre de una villa de la provincia de Álava, explicable por el vasco (mendi ‘monte’ + otz ‘frío’).

1 No es probable que salga la misma referencia en La Verdad Sospechosa, de Ruiz de Alarcón, en cuyo texto la han introducido editores modernos. Que Alarcón estaba muy orgulloso de ser un Mendoza lo demuestran muchos pasajes de sus obras. Véase S. Denis, Lexique du Théâtre de J. R. de Alarcón, s. v. Mendoza y mudanza.