MARÍA, nombre propio de la madre de Jesucristo, empleado en numerosos compuestos, derivados y acs. especiales, como nombre común. La ac. ‘vela blanca que se pone en lo alto del tenebrario’ figura ya en Aut. Baño de María [1569, Pérez de Vargas; baño María, 1735, Cantelli, DHist.], se explica, según Bloch, por el nombre de María, hermana de Moisés, a quien se atribuían obras de alquimia ya en la antigüedad alejandrina, aunque luego se la confundió con la Virgen María [fr. bain Marie, S. XIV].

DERIV.

Marial [h. 1640, Nieremberg]. Mariano [h. 1690, Cornejo]. Marica, dim. de María [Quijote II, v, 17, como nombre de mujer vulgarísimo], ‘urraca’ [Aut.], m. ‘hombre afeminado’ [1599, G. de Alfarache1]; maricón ‘marica, hombre afeminado’ [1517, Torres Naharro, índice de la ed. Gillet; 2.º cuarto del S. XVI, Sánchez de Badajoz I, 322; Quevedo, Buscón, Cl. C., p. 281, y nota de Castro a este pasaje]; este matiz sigue en vigor en la Arg. y otros países americanos, mientras que en España significa hoy ‘sodomita pasivo’ (lo cual en América se dice puto, como en los clásicos); mariquita (para nombres dialectales de la mariquita, RDTP VI, 621-39). Amaricado (también es vivo amariconado, que falta en Acad.). Marión ‘hombre afeminado’ [Cervantes, en Fcha.] o mariol (éste quizá del it. mariolo); mariona; marioso. Marica, V. urraca.

CPT.

En los siguientes, Mari, forma abreviada de María (usual en nombres propios compuestos, como Mari Gutiérrez, etc.), se toma como prototipo de nombre de mujer, y como equivalente semántico de ‘mujer’ en general (vid. Cej., La Lengua de Cerv., s. v.). Maricastaña. Marimacho [Lope, Aut.]. Marimandona. Marimanta [1604, G. de Alfarache, Cl. C. IV, 99.16; Oudin; Quevedo, Aut.], porque sale envuelta en una manta. Marimarica [-as, Covarr.]. Marimoña ‘francesilla (planta ranunculácea)’ [Acad. 1899; con referencia a San Juan, Arg., h. 1850, O. Gil, Bol. de la Junta de Hist. de S. Juan III, 1942, p. 4]. Marimorena [Aut.]. Maripérez.

Mariposa [hacia 1400, Glosarios de Palacio, Escorial y Toledo; APal. 74b, 245d; Nebr.], compuesto en el sentido de ‘María, pósate’, quizá procedente de una canción infantil, como las numerosas denominaciones de mariposas y otros insectos, compuestos con este nombre, citados por Riegler, ASNSL CXLIX, 76-77; comp. además vasco maripampalona ‘mariposa’ (compuesto con el lat. PAPILIO), mariburduntzi ‘libélula’, marikorkoia ‘caracol’ (Schuchardt, Litbl. XL, 402n.1), sardo mariavolavola (Wagner, ARom. XX, 69ss.); el port. mariposa y el val. ant. pariposa (Jaume Roig, v. 7746)2 son castellanismos, pero la forma castiza maripoisa, -oija, existe en el portugués fronterizo de la Sierra de Gata (mariaposa en otra localidad: Espinosa, Arc. Dial., 175), y en otras hablas portuguesas existe pousalousa (‘ponte en la losa’, C. Michaëlis, Misc. Caix, 145-7) o poisa-a-moira (trasm., RL V, 101)3; mariposado; amariposado; mariposear, mariposeador.

Marisabidilla (compárese marirrabadilla en Quevedo: Fontecha). Maritate andaluz, guat., hond., costarriq., ‘trebejo, bártulo’ (Toro Gisbert, BRAE VII, 316), maritata per. íd., chil. ‘cedazo o canal empleado en los establecimientos mineros’: se explica probablemente por una advertencia doméstica exhortando a respetar los bártulos ‘¡María, tate!’ ‘ten cuidado’4. Maritornes, por alusión al personaje del Quijote (I, xvi, 56). Marizápalos ‘mujer desaliñada’ (Quevedo, Fcha.). Otros nombres formados con mari- abundan en el habla popular de Bilbao: marilumo ‘mujer fantasiosa y ligera’ (vasco luma ‘pluma’), marimolso o marisasquel ‘mujer gordinflona y desaseada’, marimoño ‘la que lleva alto y vistoso peinado’, marimurco ‘ruda, semisalvaje’, marisoro ‘loca, ligera de cascos’, marisorqui ‘la que se emplea en conducir cargas, con un sorqui sobre la cabeza’ (Arriaga, Lex. Bilbaíno).

1 «Si es verdad... que se valía de untos... seré su capital enemigo y de todos los que de cosa semejante tratan; pues demás de que son actos de afeminados maricas, dan ocasión para que de ellos murmuren y se sospeche toda vileza», Cl. C. I, 68.12. Otros ejs. clásicos en Tiscornia, M. Fierro coment., 437, y en Aut. Se trata sencillamente de Marica como prototipo de nombre de mujer. Para ejs. de aplicación análogos, vid. Spitzer, Bibl. dell’ARom. II, 82ss.; M. L. Wagner, ZRPh. XLIII, 121; XLIX, 107 (desde luego nada tiene que ver ahí el lat. mas, maris, ‘macho’, como había supuesto Horning, ZRPh. XXV, 743-4).―

2 Chabás se pregunta si significa ‘mariposa’; así será, a juzgar por el contexto; Escrig, 1851, recoge como valencianos maripòsa y mariposeta, y agrega posa como variante de aquél. Hoy parece castellanismo pues se ha conservado papallona, la voz latina, y nadie dice aquello en la mayor parte del dominio lingüístico. Recuerdo haberlo encontrado en algún texto antiguo y quizá haya sido realmente genuino en Valencia; Careta (Barbrismes, 1901, p. xv) reconoce que se halla en el Recull d’Eximplis formado por M. Aguiló con mss. del S. XV, de lenguaje puro, en gran parte valenciano.―

3 Véase además Spitzer, Bibl. dell’ARom. II, 89, y Oehl, ibid. III, 112. La opinión de que la variante rara maniposa sea la primitiva, en el sentido de ‘ponte en la mano’, debe descartarse. Se trata de una dilación de nasalidad como la que presentan el it. maniscalco, cat. manescal MARAHSKALK, Berry manivole (= fr. centr. marivole).―

4 Lenz, Dicc., 482-3, supone un derivado no documentado del aimará maritha ‘huir’. Pero es inverosímil la extensión de tal vocablo hasta Andalucía y la América Central. En palabra de este significado es natural que la ac. doméstica primitiva ‘trebejos’ no se documente hasta fines del S. XIX, mientras la ac. minera ya puede señalarse en 1776 en Juan I. Molina.