MANGO, ‘árbol terebintáceo’, del ingl. mango y éste del port. manga, que a su vez procede del tamul mānkāy íd.
1.ª doc.: manga, 1578, Cristóbal de Acosta, con referencia al Indostán; mango, 1788, Isert, con referencia a la costa atlántica de Colombia.
El mango era fruta originaria de la India oriental, sobre todo en su parte Sur, y conocida allí por los portugueses, éstos extendieron el nombre dravídico a las tierras de Malaya e Indonesia: de ahí pasó manga a las Filipinas. En portugués manga designa el fruto y se documenta desde 1554; el derivado mangueira, el árbol, ya en 1525 (Dalgado, II, 27-29). A América no fué trasplantado este vegetal hasta fines del S. XVIII: la primera noticia de Colombia es de 1788 (Friederici, Am. Wb., 385); la primera en Cuba, de 1790 (Robelo, Dicc. de Seudoaztequismos). El vocablo parece haberse allí tomado del inglés, donde mango ya se documenta para la India en 1673; el portorriqueño mangó (Navarro Tomás, El Español en P. R., 198n.) se tomaría por conducto del francés de Haití o de las Antillas, pues aunque lo normal, sobre todo en el francés de la India, es mangue, también se ha empleado en este idioma la forma anglizada mango (1830, 1860). Ac. figurada de este vocablo parece ser el arg. vg. mango ‘peso (unidad monetaria)’.
DERIV.
Mangal ‘sitio poblado de mangos’ cub. (Ca., 244). Manguero ‘vendedor de mangos’ (íd. 72).