MALVADO, del lat. vg. MALIFATIUS ‘malhadado, desgraciado’, compuesto de MALUS ‘malo’ y FATUM ‘destino’, con una evolución semántica como la sufrida por miserable y palabras semejantes de muchos idiomas; aunque no es imposible que existiera en latín vulgar una variante *MALIFATUS, de la cual podría venir directamente la forma española, es mucho más probable que ésta se tomara de oc. ant. malvat, -ada (caso recto malvatz), alteración analógica de malvatz, -aza, que también se halla en los trovadores, y viene regularmente del documentado MALIFATIUS.

1.ª doc.: malvazo, Berceo; malvado, S. XIII, Fuero de Sepúlveda (Cej., Voc.).

Léese en Berceo oriella malvaza por ‘viento maligno’1. Ésta era la forma que debería esperarse en castellano, luego reemplazada por el secundario malvado. En castellano antiguo ésta es palabra menos frecuente que en catalán y galorrománico: aparte del ej. arriba citado del S. XIII, sólo puedo citarlo en el glosario del Escorial (h. 1400), en APal. («impiatus... se dize por ombre de malvadas fazañas», 216b, también 31d, 544b), en Nebr. («corruptus, vitiatus»); después aparece una vez en el léxico noble en que se expresa Don Quijote (II, xxiii, 113) y Aut. cita un ej. del S. XVII: por lo demás en el Siglo de Oro, como hoy en día, es ya palabra generalmente usada, aunque sobre todo en su función de sustantivo. En portugués no conozco ejs. de la forma malvado anteriores al S. XVI (uno de Camoens en Vieira), de suerte que allí bien pudo tomarse del castellano, o bien resulta de una sustitución paralela en el antiguo malvaz, frecuente allá en los textos arcaicos («o poboo malvaz dos mouros» 183.8, y muchos casos más en las Ctgs., etc.). Inútil demostrar que es palabra frecuentísima desde la Edad Media en francés (mauvais) y lengua de Oc; también lo es en catalán malvat, -ada2; en cambio, el it. malvagio fué siempre palabra de fuerte tono literario y no presenta tratamiento fonético normal, ha de ser occitanismo o más bien forma importada de la Alta Italia. Nuestro vocablo es, pues, un término galorrománico en el sentido más amplio de la palabra.

Así no hay dificultad alguna en partir del étimo sólidamente sentado por Schuchardt en sus estudios modélicos de 1891 (ZRPh. XIV, 183) y 1907 (ZRPh. XXX, 320-8): MALIFATIUS ‘desdichado’, voz documentada en inscripciones, según ya indicó Schuchardt y confirma Walde-H. En occitano antiguo las dos variantes malvatz, -aza (o -ais, -aisa, en trovadores del extremo Norte), y malvat, -ada, son muy antiguas y ambas muy frecuentes y aseguradas por las rimas3. Está claro que malvatz, -aza, y el fr. mauvais sólo pueden corresponder fonéticamente a la base MALIFATIUS, y es muy natural que por analogía del número ilimitado de participios y adjetivos en -at, -ada, cuyo caso recto singular era en -atz, se creara secundariamente un caso oblicuo malvat y un femenino malvada. En catalán preliterario pudo ocurrir lo mismo si la desaparición de la declinación díptota no fué muy antigua en este idioma, pero como no encontramos huellas de la forma normal fonéticamente *malvau, -asa (tal vez por lo extraordinario de tales terminaciones), es lícito sospechar que en catalán tengamos también un occitanismo arraigado desde antiguo: ambas explicaciones son posibles, puesto que dicho idioma forma la transición natural entre galo e iberorromance.

En cuanto a los componentes de este último en sentido estricto, la impresión general que produce la historia filológica es de que ahí el vocablo es importado, y la antigua forma gallegoportuguesa malvaz, malvazmente4, o el malvaz omne que leemos en el Tratado de las Enfermedades de las Aves de Caza (fin S. XIII) p. p. B. Maler (Filologiskt Arkiv IV, p. 97), aportan una confirmación poco menos que terminante: parece claro que malvazo y malvaz son adaptaciones vacilantes de este vocablo tan frecuente en el lenguaje de los trovadores, y malvado lo es del posterior y analógico malvat. Si a pesar de todo prefiriéramos considerar malvado como autóctono cabría explicarlo, según admitía Schuchardt, por un lat. vg. *MALIFATUS, tal como en glosas se halla BONIFATUS ‘feliz’ junto al común BONIFATIUS5>. Pero el supuesto del préstamo occitano, preferido por M-L. (REW 5265a), es mucho más verosímil, ahora que estamos en posesión de la documentación filológica iberorrománica. Hay en la Edad Media castellana un verbo malvar ‘enconar, echar a perder’; pero aunque los lexicógrafos se han dedicado a recoger ejs. de este vocablo, por ser curiosidad filológica, era ya entonces mucho menos frecuente que malvado, y estaba olvidado o poco menos desde fines del S. XV6; como nada semejante se conoce en catalán7, en portugués ni en los demás romances, salta a la vista que estamos ante una abortiva formación retrógrada de escasa extensión geográfica.

La etimología MALIFATIUS, regular fonética y semánticamente (recuérdese el tránsito de sentido frecuentísimo que presentan el fr. méchant ‘qui a mauvaise chance’ > ‘malheureux’, cat. dolent ‘doliente’ > ‘malo’, it. cattivo, gr. πονƓρóς, ingl. wretched, etc.), sería un hecho aceptado por todo el mundo desde que la lingüística romance se convirtió en ciencia rigurosa, a no ser por una nota de G. de Diego (Contrib., § 381), en que este autor quiere resucitar la polémica anticuada desde los tiempos superados de Diez, Körting, Bugge y Caix8. Su idea de que malvado venga de MALEFACERE ‘perjudicar, hacer mal’ no puede aceptarse, entre otras razones porque no explicaría el fr. mauvais y oc. malvatz, -aza; además la reducción a *MALEFARE sería inverosímil precisamente en España, que conserva FACERE (fazer), desconociendo reducciones como CALEFARE (escalfar es importado), y esto le obliga a separar malvatz de su abstracto malvastat, contra todas las normas metódicas.

DERIV.

Malvar (V. arriba). Malvestad ant. ‘maldad’ [Calila; ms. bíblico I-j-8, S. XIII; Berceo; Sta. M. Egipc.; Alex., etc.], tomado de oc. ant. malvastat, -estat (esta última forma influída por onestat, potestat, etc.), derivado regular de malvatz9.

1 «Cerca la mayor nave trayén otra pocaza / ―non sé si li dizién galea o pinaza―, / que si fuessen cuytados de oriella malbaza / en essa estorciessen de la mala pelaza», Mil., 593c.―

2 Es palabra favorita de R. Lulio (muchos ejs. en la Doctrina Pueril, p. ej., p. 70, y en todas las obras: Meravelles II, 68, 131, etc.), sale en las Vidas de Santos del S. XIII (AILC III, 187, fº 2rl), en Eiximenis (Regiment, N. Cl. XIII, 151.28), y en general en todos los autores medievales.―

3 Así el caso recto plural malvatz (que, por lo tanto, corresponde a un oblicuo singular malvatz, fem. malvaza) en Daudé de Pradas; muchos ejs. del femenino malvaza, -aisa, malvazament; malvat, -ada, también en rima.―

4 La hallamos en las Cantigas de Alfonso el Sabio, en los Inéditos de Alcobaça (SS. XIV-XV), etc.; vid. CortesƟo y Cej., Voc.―

5 El fr. ant. maufé es MALUM FATUM, aglutinado en fecha romance; mauvé, que se halla algunas veces es cruce de los sinónimos maufé y mauvais.―

6 El primer ej. parece ser el de las Flores de Filosofía (que G. de Diego cambia distraídamente en Floresta de F.), obra escrita por la mitad del S. XIII; después aparece un par de veces en el Canc. de Baena, en la Crónica de Pero Niño y en Fr. Hernando de Talavera (nacido en 1428) (citas en Cejador). Falta ya en Nebr., APal. y los lexicógrafos del período clásico, así como en las muchas fuentes medievales consultadas. Hoy se conserva esporádicamente en Galicia (malvarse ‘malearse, pervertirse una persona’ en el cast. local, Alvz. Giménez), Salamanca y León.―

7 Sin embargo debe de emplearse localmente en el valenciano fronterizo, pues Escrig recoge malvar ‘corromper, depravar, viciar, alterar’ desde su primera edición (de ahí pasó a Escrig-Llombart y quizás a Martí Gadea); Escrig era de Lliria a cuyo uso local corresponderá el vocablo, pues yo lo he oído efectivamente en un pueblo contiguo, Cassinos; pero si no me engaño es ajeno al valenciano general (falta en Alcover-Moll, Aguiló y Ferrer Pastor), aunque debe de emplearse también en Castilla, pues Valor (aunque no lo define) se pregunta si es castellanismo; tampoco lo registra V. Llatas en Villar del Arzobispo.―

8 El causante parece ser el libro disparatado de Nicholson, Rech. de Philologie Romane; el Sr. García de Diego parece ser el único que lo tomó en serio. En mi libro no analizo jamás los trabajos de aquel profesor, que además de estar plagados de errores, no aportan nunca información filológica y demuestran un desconocimiento total de las normas de la lingüística. Ya Rohlfs, Spitzer, Grammont y otros lingüistas eminentes se han hecho eco del escándalo que causa el que tales elucubraciones encuentren admisión en revistas y editoriales del siglo XX.―

9 G. de Diego quiere partir de un *MALEFICITAS, -ATIS, idea inaceptable a todas luces.