MALECÓN, ‘murallón o terraplén que se hace para defensa de los daños que pueden causar las aguas’, origen incierto; si es de procedencia mozárabe y emparentado con el sardo maragoni ‘peñasco’, podría venir de un lat. vg. *MURICONEM derivado de MUREX, -էCISl>, ‘escollo agudo’.

1.ª doc.: Bastante anterior a Aut. ha de ser el ej. de malecón citado en Al-And. XIX, 169, de las Memorias para la Hist. de la Plaza de Mazagán, traducidas del portugués por un Franciscano, donde se emplea como equivalente del port. courassa ‘espolón fortificado junto a una plaza fuerte, a lo largo del mar’. El autor portugués, Couto d’Albuquerque, publicó su libro en 1629, y la traducción castellana, por los pocos indicios que tengo, parece poco posterior. Aut.: «parapeto que se hace para defensa de las aguas».

Aunque es palabra generalmente usada o conocida1, falta en los diccionarios anteriores al de Aut.; tampoco dispongo de testimonios literarios o documentales antes del S. XVIII, salvo el citado en el párrafo anterior. Lo emplea Moratín, quien hablando del río Ádige, escribe «es necesario contenerle con palizadas y malecones»; Jovellanos lo aplica a un dique para desviar un río (Pagés). En la construcción de caminos, secundariamente, se da este nombre a cada uno de los bloques de piedra o de otro material que se construyen a lo largo de una carretera, cuando ésta bordea un precipicio, para protección de los viandantes (Encicl. Espasa).

Es vocablo ajeno a los idiomas circunvecinos; nadie ha hecho averiguaciones acerca del origen. Sólo M. L. Wagner, ARom. XV, 241, sugiere haya parentesco con una palabra sarda y corsa que supone prerromana: campid. maragoni «fessura di roccia» (existe también en la toponimia), campid. margangioni «sassaio, mucchio di petre» (así y Morgongiori en la toponimia), corso varangonu, vangaronu (alterado por influjo de Ȯangonu ‘valle’), karravoni «burrone, frana», Elba barakone (Bottiglioni, Atlante della Corsica, mapa 706, puntos 44, 47, 48 y 34), que también reaparece en el Continente: maragon «il precipizio, il dirupo» en la Campania junto a los Abruzos (AIS, mapa 428, punto 712); y los nombres de lugar corsos Maraco y Maraconcello (mulino di ~)2. A primera vista la idea de que el nombre de una obra de ingeniería sea de origen prerromano no parece muy convincente. Sin embargo, si reflexionamos que malecón pudo designar primero una pared roqueña natural, y que prerromano es un casi-sinónimo como el fr. quai ‘muelle’ y ‘malecón’, deberemos reconocer que la idea de Wagner no está fuera de lo razonable, aunque la figura fonética de las formas sardas e italianas, discrepantes entre sí y de la forma española, aconseje dejarla en estudio3.

Sin embargo, me parece más probable que así las formas sardas e italianas como la española vengan por disimilación de un lat. vg. *MURICĶNE ‘arrecife, escollera’, derivado del lat. MUREX, -էCIS>, ‘escollo agudo’, del cual salen el abr. morཡཙ ‘peñasco’, calabr. murgia «roccia, rupe scoscesa, sasso», «terreno roccioso, sasseto», según M-L. (REW 5755) y Rohlfs; aunque la Ü de MÜREX está documentada en Virgilio, las formas italianas citadas corresponden a Ù, de suerte que *morecón podía disimilarse en *marecón, malecón. Otros derivados de MUREX son el svcr. mrkijenta ‘escollo’ y el fr. murger ‘montón de piedras’4. Esta etimología supondría que malecón es palabra de origen mozárabe, con r > l y conservación regular de la sorda. Mozarabismo podría ser también múcara ‘rompiente submarina, escollo cubierto por el agua’ [1600, Sigüenza y Góngora]5 que vendría por metátesis de un colectivo *MURէCAl>.

Se hubiera podido imaginar que malecón sea derivado de MUELLE, puesto que ‘muelle’ y ‘malecón’ se llaman con una misma palabra en otras lenguas, como el francés, pero en vista de la -l- sencilla no podría ser voz propiamente castellana (ni catalana): ahora bien, no hay nada semejante en italiano ni en sus dialectos (nada veo en diccionarios del sic., calabr., napol., romano, genov., romagn., venec.) ni tampoco en portugués o lengua de Oc; queda la posibilidad de un derivado mozárabe, tanto más defendible cuanto que mûl ‘muelle’ existe en Argelia (Beaussier) y mûn en Marruecos (Lerchundi): sin embargo, ahí no veo un derivado análogo a malecón, y las citadas voces magrebíes pueden ser préstamos del italiano más que del mozárabe6. Lo primero que debiera hacerse es hallar documentación que estableciera la antigüedad de la palabra en español (algunos sondeos en documentos cubanos no han dado resultado, a pesar de la fama del Malecón de la Habana moderna; y nada hay en Jal ni en las fuentes más accesibles).

1 En Santiago de Chile y en Mendoza el vocablo vivo es tajamar, que recuerda, además del de la Habana, el tajamar de los navíos, y el port. quebramar ‘malecón’. Malecón es palabra de escaso arraigo toponímico: sólo veo un lugar así llamado en Filipinas.―

2 Bottiglioni, citado por el propio Wagner, los relaciona con palabras y nombres de significado muy diferente. Pero en la p. 97 de sus Elementi Prelatini los coloca entre los nombres de posible entronque ibérico, sin dar razones.―

3 ¿Hay algo semejante en vasco? En Azkue no veo nada. Larramendi da lurrezia como traducción de ‘malecón’; lo cual falta en Azkue y será palabra forjada con lur(r) ‘tierra’ y el sufijo de abstractos -ezi.―

4 *MURICARIUM, REW 5758. Hubschmied, VRom. III, 147, cree por el contrario que éste es celtismo.―

5 Con referencia al Mar Caribe, Friederici, s. v.; múcara no figura en la Acad. hasta después de 1914 (sin localización). El primer lexicógrafo que demuestra conocer bien el vocablo es el cubano Pichardo (1836), en el cual, s. v. caico, leemos que las múcaras se diferencian de los caicos en que éstos no salen a la superficie del agua, percibiéndose sólo las rompientes. Como tantos otros términos náuticos se aplica en Cuba a la topografía terrestre, designando una piedra que se encuentra a nivel de la superficie de un terreno de poco valor. Antes que Pichardo lo había recogido ya el Dicc. Marítimo [de Fz. de Navarrete, 1831], que lo cita de léxicos antiguos y vacila en cuanto al significado. No veo razón para creerlo indigenismo antillano como hacen Bachiller, Zayas y Friederici, aunque lo sean los sinónimos caico y seboruco. La primera aparición en Góngora es favorable a un mozarabismo andaluz. El caribe múc(u)ra ‘tinaja’ (Fried.) nada tiene que ver semánticamente.―

6 Como Málaga es ciudad que carece de puerto natural y los muelles que protegen el que ahora tiene son largos y fueron de construcción prolongada y costosa (vid. Madoz, s. v., p. 72), cabría imaginar un derivado romance de Málaqa, forma árabe del nombre de la ciudad. Nótese, sin embargo, que un malecón es algo diferente de un muelle; por otra parte, la construcción del Muelle Viejo de Málaga no empezó hasta el S. XVI, aunque pudo haber intentos olvidados, por parte de los moros. El Himyarí (1461, pero fundado en un original de h. 1300) habla del antiguo muelle de Málaga edificado «le long d’un môle de maçonnerie construit par les Anciens. Le môle pénètre dans les deux bassins naturels du port de Málaga: il est construit en blocs de pierre pareils à des pics de montagnes» (p. 214).