MAGDALENA, ‘bollo pequeño, a modo de bizcocho, pero con más harina y menos huevo’, quizá llamado así porque se emplea para mojar y entonces gotea «llorando como una Magdalena».

1.ª doc.: Acad. 1869, no 1843.

Madalena o vulgarmente maladena, malaena, es muy popular en este sentido en todo el País Valenciano, incluyendo el Maestrazgo1. Según Spitzer (Litbl. XLIX, 363-4) tienen el mismo sentido el it. maddalena y el fr. madeleine: Spitzer propone la explicación semántica arriba indicada, comp. ingl. maudlin ‘lloroso’, ‘embriagado’; V. allí para bibliografía y otras posibilidades más remotas2. No creo se trate de una alteración por etimología popular del término farmacéutico magdaleón «rollito largo, redondo y delgado, que se hace de cualquiera especie de emplasto, para ir partiendo las porciones que es necesario despachar» [1706, Palacios, en Aut.], tomado del gr. μαƔƌαλία ‘masa de pasta’.

1 En la pieza de Escalante († 1895) Jeroni i Riteta, el padre que devuelve sus versos al enamorado de Riteta le dice «tinga, per a empaperar maladenetes». Malaena es vulgarismo de la ciudad y huerta de Valencia (M. Gadea, Tèrra del , II, 156) en lugar de madalena, empleado en el Sur, y p. ej. en Benassal.―

2 Para Magdalena como símbolo del llorón, comp.: «¡Vive Dios que me atraviese / esta daga!―LAURENZIA. Quedo, quedo, / que no soy de las que crehen / en Madalenas de amor», Lope, Marqués de las Navas, v. 379.