MADRIGAL, tomado del it. madrigale, de origen incierto; el sentido primitivo parece haber sido ‘composición sencilla y natural’, porque tal era el estilo del madrigal, pero es dudoso si viene de MATRզCALIS>, propiamente ‘perteneciente a la matriz o a la madre’, o de MATERIALIS que también ha significado ‘tosco, sencillo’ en Italia.

1.ª doc.: 1553, como nombre de composición musical; 1566, para una composición poética.

Para el uso en castellano, vid. Terlingen, 94, 151. Este género poético y musical nació en Italia; no hay noticias de su extensión a Francia hasta el 2.º cuarto del S. XVI, y a España, a mediados del mismo siglo, mientras que en Italia ya escribió madrigales el Petrarca a med. S. XIV, y los que hablan primero de este género poético, a principios de esta centuria, se refieren a él como un género bien popular y conocido. El dato más antiguo es de h. 1320, está en latín, y emplea la forma matricale; otro, de 1332 escribe mandrialis en latín y cita como forma vulgar marigalis (variante manuscrita madrigalis): madriale aparece en escritores italianos de la segunda mitad del S. XIV, y hay otra forma latinizada matriale en la misma centuria; posteriormente madriale y madrigale siguieron en concurrencia hasta el S. XVII inclusive1, en que el uso acabó por decidirse por la última forma2. De estas varias formas hay que descartar mandriale, empleada por A. da Tempo en 1332, autor que deriva el vocablo del lat. mandra ‘rebaño, recua’ suponiendo se trate de una composición de pastores, y en consecuencia cambia la forma del vocablo; aunque esta etimología gozó de gran predicamento, y muchos la repitieron, es imposible porque la n no habría podido desaparecer en esta posición. Además de ésta se han propuesto muchas etimologías, todas infundadas, cuya lista completa puede verse en el trabajo de Biadene, y que no hace falta refutar de nuevo.

La duda está entre MATRզCALIS y MATERIALIS. Defendió la primera dicho filólogo italiano en un metódico y fundamental trabajo de la Rassegna Bibliografica della Lett. It. VI, 1898, 329-36, suponiendo que dicho adjetivo latino, bien documentado en otros sentidos en dialectos del Norte de Italia (madregal, me-, ‘referente a la matriz’, ‘hierba matricaria’), tomara el sentido de ‘maternal’, de donde ‘natural, vernáculo’ o ‘tosco, sencillo’, y él mismo nos informa haber oído madregal al Norte de Treviso como equivalente de «(persona) affabile, alla mano, dimestica, intima, cara»; otros han sugerido el paso de ‘canción materna’ a *‘canción de cuna’ y después ‘madrigal’ (R. A. Hall Jr., Language XVI, 342-3); semánticamente la fase intermedia ‘canción íntima, natural’ además de ser menos hipotética sería plausible y, aun si no estuviera documentada, constituiría tránsito fácil y de tipo corriente. Por último B. Migliorini (Lingua Nostra VI, 1944-5, 62-3; reimpreso en Saggi Linguistici, Florencia 1957, 288-9) se ha pronunciado decididamente por la tesis de Biadene, partiendo de un adj. véneto ma(d)regal(e) cuya base ha de ser el lat. MATRICALIS; el tránsito semántico que se habría dado del vocablo latino al italiano sería paralelo al que ha sucedido en el caso del lat. NATIVUS y fr. naïf.

MATERIALIS, ya sugerido por el Bembo y otros, fué defendido últimamente por Spitzer (ZRPh. LV, 168-70), Vossler y Rohlfs (ASNSL CLXXXIII 1946, 38-44); aquél parte de la ac. ‘hijo natural’ que tiene filius materialis en un documento florentino en bajo latín, suponiendo que de ‘bastardo’ se pasara a ‘composición híbrida entre música y poesía’: esto es poco verosímil, pues son tantas las composiciones que tienen este carácter que tal denominación no sería característica del género, además de que madriale o materiale no están documentados con tal sentido en lenguaje romance; en cambio, es aceptable la idea de Rohlfs, para el cual se habría tomado el vocablo, como hoy en donna materiale, mobile materiale, lavoro materiale en el sentido de ‘sencillo, tosco’ (ya proverbio antico e materiale en Giovanni Villani, 1.ª mitad del S. XIV). Por lo tanto estamos en la misma base ideológica admitida por Biadene. Y esto parece ser lo firme, pues además de muchos autores más tardíos que atribuyen este carácter al madrigal primitivo, y que pudieron estar influidos por el prejuicio de sus respectivas etimologías, así lo hace ya el autor más antiguo, Francesco da Barberino, al definir, sin preocuparse del origen, «rudium inordinatum concinnium ut matricale et si-milia». Desde el punto de vista fonético MATRզCALIS es más sencillo, pero MATERIALIS no es imposible; en todo caso parece claro que el vocablo debe ser oriundo de la Alta Italia (Grove, Dictionary of Music), de donde son varios de sus más antiguos tratadistas (A. da Tempo, Guidino da Sommacampagna), mientras que otras referencias tempranas proceden de la vecina Toscana (Petrarca; Cronaca di Sta. Caterina di Pisa); así se explicaría sin dificultad el cambio de -C- en -g- en MATRզCALISl>, pero allí también podría explicarse la intercalación de una -g- en madrial (MATERIALIS) > madrigale, por una ultracorrección del cambio de legale, regale en leale, reale, fenómeno que ha sido causa de cambios análogos en algunos dialectos locales de la zona (prega PETRA, mega META)3>; aunque esto último es más complicado, ésta no es razón decisiva en favor de MATRզCALEl>. Para decidir el problema hará falta un análisis más detallado de la localización de las varias formas una vez se haya reunido más material antiguo que el que ahora tenemos; en una palabra, la cuestión no depende ya de la semántica, sino de la dialectología antigua y del acopio filológico.

DERIV.

Madrigalesco.

1 Todavía madriale en edición de los poemas de Marino, en 1653.―

2 Aun en español aparece una vez madrial en el título de un manuscrito de Barahona de Soto (fines del S. XVI), y mandrial en libro publicado en Venecia, en 1553 (Rz. Marín, Barahona de Soto, 679n.).―

3 El caso, más corriente, de pagura por paura, ragunare por radunare, no es comparable, pues ahí se trata de la formación espontánea de una g explicable por la u siguiente.