LUZ, f., del lat. LȢX, LȢCIS, íd.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Berceo, etc.).

General en todas las épocas; Cej. VII, § 17; común a todos los romances, salvo el rumano y el francés (aunque pronto anticuado en lengua de Oc y catalán). Para ejs. de luz en sus varias acs. vid. Cuervo, Disq., 1950, 10-18.

DERIV.

Lucero [Berceo; ast. lluceru, V], lucero no puede venir del lat. LUCIFER (como han dicho muchos), que sólo habría podido dar *lucebro (o a lo sumo *luz(?)fiero de haber habido recomposición): el port. luzeiro comprueba que es derivado romance en -ARIUS; comp. oc. luga(n) íd., LUCANUS. Lucera. Luciérnaga [luziérnega, 1251, Calila, ed. Allen, 54.1112; ed. Rivad., p. 32b; luciérnega, h. 1400, Glos. del Escorial; la forma con e, aparece también en el Momo de Almazán, a. 1554, y en el Nebr. lat.-cast. (s. v. pyrolampis), aunque el cast.-lat. trae «luziérnaga: nitedula» y ésta es la forma que registran Oudin y Aut. y la que hoy se emplea en España, mientras que en la Arg.1 y según creo en Colombia y otros países americanos se dice luciérnega], derivado del lat. LŬCĔRNA ‘candil, lámpara’; para el gall., cf. X. Alonso Montero, «Nombres gallegos de la luciérnaga», en Bol. Comis. Prov. de Monum., Lugo 1971, VIII, 1-7; igual significado tiene lluerna en algunos dialectos catalanes2; en Bilbao se emplea la forma luserna (Arriaga) y lucerna se escribe en el Vocabulario Achagua de Neira y Ribera (a. 1782), RFE XVI, 283; duplicado culto lucerna [2.° cuarto S. XV, Pz. de Guzmán (C. C. Smith, BHisp. LXI)]; lucernario ‘tragaluz’, cub. (Ca., 56); lucerno; lucérnula; enlucernar. Lucilina ‘petróleo’ zamor. (Fz. Duro, Mem. Hist. de Zamora IV, 468-76).

Lucir3 [oríg. del idioma: Berceo, etc.; ast. llucíse ‘lucirse’, V]; cat. lluir, port. luzir, gall. locir (pres. loce, Castelao 209.1); lucible; lucido; lucidor; lucidura; luciente [‘hermoso’, Berceo]; lucencia ant. (Berceo, S. Dom., 708; Alex., 781), de donde gall. pontev. lucencia ‘la última luz del horizonte’ y topónimos (Sarm. CaG. 231r); lucentor [h. 1490, Celestina, Fcha.]; lucimiento [Nebr.]; deslucir [Nebr.], deslucido [íd.]; enlucire. lo escuro: illustro», Nebr.], enlucido (a veces enluciado según la Acad.), enlucidor, enlucimiento; relucir [Corbacho (C. C. Smith)], reluciente [íd.]; traslucir [intr. ‘verse algo a través de otra cosa’, princ. S. XIV, Zifar, 138; -rse, «perluceo», Nebr.], trasluciente, traslucimiento, trasluz.

Lucio [h. 1330, Conde Luc., ed. Knust, 30.74], del lat. LȢCէDUS ‘brillante’, ‘luminoso’; con su derivado aluciar y sus compuestos carilucio y casquilucio (DHist.); duplicado culto es lúcido [ya 1444, J. de Mena, Lab., 268a. Acad. 1843, no 1817], con su derivado lucidez; dilucidar, dilucidación, dilucidador, dilucidario; translúcido. Lucubrar [González de Salas, † 1658], tomado de lūcŭbrare ‘trabajar a la luz del candil’; lucubración [íd.], es de uso corriente elucubración (derivado del lat. elucubrari, quizá por conducto del fr. élucubration [1750]), no admitido por la Acad.

Antelucano.

Contraluz.

Dilúculo.

CPT.

Gall. lucencú ‘luciérnaga’ (Sarm. CaG. A2lv), de luz+en+culo, denominación también muy extendida en hablas occitanas5. Lucífero [Santillana (C. C. Smith)], tomado del lat. lucĭfer, -a, -um, compuesto con ferre ‘llevar’; duplicado del mismo es Lucifer [Acad. ya 1817], también Luzbel [Acad. 1884; Pagés cita ej. de Zorrilla], port. Lusbel, que Cornu (GGr. I, § 185) considera evolución fonética popular del vocablo latino, pero comp. el fr. antic. Luciabel, empleado por Marot (S. XVI) y G. Bouchet (Sainéan, Sources Indig. I, 266); luciferal; luciferismo. Lucífugo.

Leuco-, primer elemento de compuestos cultos formados con el gr. λευκóς ‘blanco’, de la misma raíz que el lat. LUX: leucemia (con αƹμα ‘sangre’); leucocito (con κύτος ‘célula’), leucocitemia; leucofeo (con ưαιóς ‘moreno’); leucoplaquia (con πλάξ ‘placa’); leucorrea (con ǦεƗν ‘fluir’).

Licnobio, compuesto de λύχνος ‘lámpara’, otro derivado de la misma raíz, y βίος ‘vida’.

1 Payró, Pago Chico, ed. Losada, p. 171; Cuervo, Ap.7 p. 592; Obr. Inéd., p. 185.―

2 Está ya con este significado en Lulio, S. XIII (Meravelles, N. Cl. II, 151). He oído lluna (con alteración oscura) en Ascó, junto al Ebro; lluberna se emplea en Valencia (Lamarca). En romance el vocablo tomó Ȣ por influjo de LȢX, ya en fecha antigua, según muestran los préstamos galés lygorn e irl. luacharn (M-L., KJRPh. II, 72).―

3 Por un barbarismo estupendo se emplea este verbo en Cuba y otros países del Caribe con el valor del ingl. look tomado intransitivamente por ‘parecer’, ‘verse (a alguno o alguna cosa) en tal o cual forma’ (el presidente lucía serio y preocupado); esta intolerable trasfusión semántica, que ha arraigado sin protesta en el habla de muchos, difundida a todo el mundo hispánico con la fuerza enorme de las agencias de prensa, cine y radiodifusión, amenaza generalizarse, como centenares de anglicismos pujantes y menos desembozados, mientras los comentaristas de lenguaje, atrasados como siempre, siguen tronando contra el peligro del galicismo.―

4 «Don Cuervo..., comoquier que las vuestras péñolas son prietas, tan prieta et tan luzia es aquella pretura, que torna en india como péñolas de pavón», ed. H. Ureña, p. 42. «¿Non te miembras que eres / de vil cosa criado? / De una gota suzia, / podrida y dapnada: /y tienes por lusia / estrella, muy presçiada», Sem Tob, copla 384. «Limpiar las armas con... arena hasta que se parasen lucias», 2.ª parte anónima del Lazarillo (1554), Rivad. III, 97. «Oh pícaros de cocina, sucios, gordos y lucios...», La Ilustre Fregona, ed. Cl. C., p. 225. «Luzio o luziente: lucidus; l. assí: illustris», Nebr.; índice de Torres Naharro; en la ed. Gillet; Cej. VII, § 17. Hoy es popular en Sto. Domingo con el sentido de ‘grasiento’ (Brito) y en otras partes. La voz luzit que aparece como color de caballo en el códice de Leiden del S. X u XI (Homen. a M. P. I, 153) no tiene que ver con esto (M. P., Oríg., 406).―

5 Con los mismos vocablos o reemplazando CULUS, por eufemismo, con CAMERA (= cámaras, palabra decente para ‘correncia, diarrea’): arac. y gasc. luts-encramba; cf. Rohlfs, Le Gascon2, p. 111 y n. 191; FEW V, 478. La fórmula infantil de que se ha hablado es un reflejo del vocablo más que la raíz de su creación. Lo básico es la creencia de que la luciérnaga lleva una linterna en el trasero (y quizás haya alusión al hombre que tiene que salir de noche para evacuar).