LUNA, del lat. LȢNA íd.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Glosas de Silos, Cid, etc.).

General en todas las épocas; Cej. VII, § 17; ast. lluna (V); común a todos los romances.

DERIV.

Lunación. Lunado. Lunar adj. [APal. 255d]; m. ‘claro de luna, luz de la luna’, ant. (Nebr.; = gall.-port.1 luar); ‘pequeña mancha en el rostro o en parte del cuerpo, especialmente la que se tiene de nacimiento’ [Nebr.: «l., señal del cuerpo: naevus»; C. de las Casas «neo»; sale ya tres veces en el Quijote, y abundan los ejs. clásicos, vid. Pagès], gall. luar (el port. lunar es castellanismo o latinismo, ya documentado en R. da Cunha, h. 1620)2; lunarejo ‘(animal) que se distingue por uno o más lunares sobre su pelaje’, arg, (> brasil, lunarejo; Granada, BRAE VIII, 192; A. Alonso, Probl. de la L. en Amér., p. 171; se aplica a veces a las personas: «qué decís, lunarejo ‘el diablo?’», A. Sampol de Herrero, La Prensa de B. A., 28-VI-1942). Lunario. Lunático [Alex., 2165], así llamado porque su dolencia se atribuye a un mal influjo de la luna; lo cual también se dijo alunado [Nebr.], de ahí alunarse, alunamiento; hoy ast. allunáu (V). Lunecilla. Lunel, del fr. lunel. Lunes [el día lunes, ms. astrológico del S. XIII, probablemente alfonsí; lunes, h. 1295, 1.ª Crón. Gral., 396a9; J. Ruiz, J. Manuel, etc.; para la construcción con día o sin él, aquélla leonesa, rioplatense y chilena, vid. RFH VI, 231-4; Cej. VII, § 17; ast. llunes], abreviación del lat. vg. DIESLȢNIS, documentado en inscripciones (REW 5164): sale de DIES LȢNAE ‘día consagrado a la Luna’, con una alteración provocada por la terminación de DIES MARTIS, JOVIS, VENERIS. Luneta ‘bovedilla en forma de media luna, abierta para dar luz a la bóveda principal’ [1640, Colmenares], ‘adorno en forma de media luna que usaban las mujeres en la cabeza’ [APal. 256b; h. 1580, Fr. L. de León, Fcha.], ‘sitio del teatro donde hay las butacas, platea’ (por su contorno semicircular) [Aut.], ‘butaca de platea’ [h. 1800, Moratín; ac. hoy conservada en Cuba, Ca., 21]; luneto. Lunilla. Lúnula. Interlunio.

1 «Noite de luar», «o luar vai entrando», «espellaba o luar» Castelao 24.17, 155.21, 288.17, 286.4.―

2 La explicación semántica no es evidente. Lo esencial en los lunares es el color diferente, y como no es raro que sean de forma más o menos redondeada se les pudo comparar con una luna llena, sobre todo si son de color más claro, lo que sucede a veces en las personas de tez morena, y no es nada raro en las caballerías, a las que también se aplicó el vocablo (comp. lunarejo, y «sobre vistosa y blanca hacanea / de vistosos lunares remendada», B. de Balbuena, en Pagés). Sin embargo, es verdad que el lunar de color más oscuro es el más corriente («un lunar pardo», Quijote I, xxx, 147; «tinha sobre a espádoa esquerda, onde o braço começa a nacer hum lunar preto», R. da Cunha; tres lunares negros en un caballo en Ruiz de Alarcón, vid. Denis), y es muy común que crezca pelo sobre los lunares («un lunar que tenía sobre el labio derecho a manera de vigote», Quijote II, x, 36); en estos casos la comparación con una luna llena es menos natural. Bien puede tener razón Bluteau, al desarrollar una idea ya insinuada por Covarr.: «assim chamado porque he opiniƟo de alguns, que he effeito da Lua ou de algum outro planeta, predominante no instante da conceiçƟo», y cita el pasaje de Suetonio en que dice que Augusto nació con varias manchas dispersas por el pecho y el vientre en la forma, orden y número de las estrellas de la constelación de la Osa. Luego pudo creerse que el lunar era debido a una acción de la luna sobre el niño dentro del gremio materno, así como es común atribuirlo a un deseo que tuvo la madre durante la gestación (fr. envie, cat. desig, ‘lunar’); el que haya lunares en forma y color de luna pudo dar pie a esta creencia, que luego sería generalizada y teorizada por los astrólogos; esto tendría la ventaja de explicarnos la forma culta del port. lunar, que en voz de esta índole difícilmente puede concebirse como debida a castellanismo. En cuanto al lunar ‘claro de luna’ citado por Nebr., como castellano sólo lo conozco en algún texto leonés medieval (Otas de Roma).