LUCILLO, ‘sepulcro’, del lat. LOCĔLLUS ‘cajita, cofrecillo’, diminutivo de LOCŬLUS ‘compartimiento’, ‘sepulcro’, y éste de LOCUS ‘lugar’.
Leemos en ese texto: «abriósse una vez un
luziello por si mismo, et salió ende una gran voz que lo llamó por su nombre» (172). Es palabra bastante usada en la Edad Media:
locilo en el
Libro de los Gatos (Rivad. LI, 555),
lusillo en el
Canc. de Stúñiga, poesía de Juan de Torres (p. 162),
luzillo en la
Crónica Sarracina escrita h. 1430 por Corral
1,
lucilla2 y
luzillo3 en Nebr., etc.
Aut. explica «la caxa de piedra dentro de la qual sepultan los cuerpos de los nobles» y da ejs. de Gil González, Colmenares, Covarr. y el Brócense. En vocablo de este carácter es difícil precisar la época en que cesó de emplearse popularmente, pues era fácil que su uso se mantuviera entre los eruditos por tradición arqueológica: éste parece ser ya el caso de Colmenares (1640). Por este mismo carácter arcaico puede explicarse la aplicación preferente a gente de distinción. En latín clásico
LOCELLUS era ‘cajita’ o ‘cofrecillo, estuche’, pero en el idioma vulgar hubo de heredar el sentido de su primitivo
LOCULUS, término de ebanistería y de arquitectura, que del sentido de ‘compartimiento’ había pasado al de ‘nicho, sepulcro’; en cuanto a
LOCELLUS esta ac. quizá ya sé halle en Marcial y desde luego la anotamos en una inscripción hispánica fechada en 579 (Carnoy,
La Langue des Inscr.
Esp., 259); es también frecuente en glosarios, aunque ahí se trata más bien de ‘ataúd’: «
feretrum: lectum funebre, id est
locellum» (
CGL IV, 75.20, 518.41), «
f.: lectum defuncti vel
locellum» (
CGL V, 294.26). En romance tenemos el fr. ant.
luisel ‘ataúd’, a veces ‘sepulcro’ [SS. XII-XVII, hoy conservado en valón y picardo: God. V, 49]; también existió el vocablo en portugués antiguo (ej. de 1298, en Viterbo s. v.
apostamente)
4 y en algún dialecto alto-italiano (
REW, 5095). La forma castellana podría explicarse por cambio fonético de
loziello en
luziello (y luego
luzillo), pero el francés y demás formas romances parecen indicar que hubo cambio anterior de
O en
Ȣ, y así lo confirman ciertas glosas (
lucellus,
-um, traducido por una palabra griega que significa ‘cajita’ en
CGL III, 92.17; II, 263.48). Debe de haber una etimología popular, quizá a base de
luz, y motivada por la costumbre de colocar candelabros u otros luminares junto al ataúd (comp. la vecindad del
luesel y el
luminaire en doc. de 1495 citado por God.).