LLEGAR, del lat. vg. PLէCAREplegar’, derivado regresivo del lat. cl. APPLէCAREarrimar’, ‘abordar’, ‘acercar’: así el primitivo como el derivado tomaron, en la baja época y en varios romances, significados de lugar como ‘dirigirse hacia’, ‘arribar’ y análogos.

1.ª doc.: aplekare, en la segunda mitad del S. X, Glosas Silenses, 241; llegar, Cid, etc.

Aunque llegar con el valor intransitivo moderno es frecuente desde el Cid, es notable la frecuencia de la construcción transitiva en los textos medievales y aun en los clásicos. Cito unos cuantos en que tiene el matiz de ‘hacer llegar, conducir’: «si Dios me legare al Cid», Cid, 1529; «demostróle la vía ca bien acerca hera, / lególo a la puerta que falló mas primera», Apol., 143c; «la merced que Dios le había hecho en le llegar a tal estado, de ser señor de tanta y tan buena gente», Abad D. Juan de Montemayor, 27.19; «sacóme de la choça, llegóme a dos senderos», J. Ruiz, 985a; «allí lidia el Conde de Laredo muy fuerte, / congrio cecial e fresco: mandóle mala suerte / a Don Carnal seguiéndol, llegándol a la muerte», J. Ruiz, 1118c1; «tengo que non avedes por qué trabajar mucho por llegarlo a logar que vos dé mal galardón commo el deán dió a don Illán», Juan Manuel (Conde Luc., ed. Knust, 51.10); «applicare es llegar y poner junto alguna cosa», APal. 25b; «si Dios me llega a tener algo que de govierno», Quijote II, v, «otro que hazia el oficio de Maestresala llegó un plato de fruta delante, pero apenas huvo comido un bocado, quando... se le quitaron delante con grandíssima celeridad; pero el Maestresala le llegó otro de otro manjar...», íd. II, xlvii, 174v°; «en un entremés me dieron una herida que me llegó casi al fin de la vida», Coloquio de los Perros, Cl. C., p. 328. Más frecuente es todavía con la ac. ‘acercar’ o ‘juntar’: Cid, 276, 355; S. Mill., 416; Alex., 226, 377a, 1140, 1289; G. de Alfarache, Cl. C. II, 208.20; Quijote I, iv, 13; vii, 22; II, xvii, 60; Coloquio de los Perros, p. 317; Vélez de Guevara, Serrana de la Vera, v. 3247, etc.2.Estas construcciones transitivas y reflexivas son las etimológicas, aunque un ej. suelto de la intransitiva, y con la misma ac. que en castellano moderno, aparece ya en la Peregrinatio Aetheriae, del siglo V: «Persae... iam prope plicarent civitati, ita ut usque tertium miliarium de civitate essent» (XIX, 9, ed. Heraeus1, p. 21).

PLICARE es palabra poco frecuente en la Antigüedad, aunque ya aparece alguna vez en poesía, en Lucrecio y Virgilio, con el sentido de ‘plegar, doblar’; pero lo común, e incomparablemente más frecuente entre los clásicos, es APPLէCARE; y como indican Ernout-M., PLICARE es forma extraída secundariamente de los compuestos applicare, complicare, explicare, implicare, intensivos de la misma raíz que plectere y que el gr. πλέκειν ‘trenzar’; el carácter secundario de PLէCARE se comprueba por la reducción de Ĕ a է que sólo en los compuestos era posible; en efecto, el empleo de PLէCARE no se hace usual hasta la baja época y hemos de mirarlo por tanto como una mera variante vulgar de APPLէCARE, del cual no se distingue en cuanto a usos ni acs. en las fases antiguas de los varios romances (portugués, castellano, catalán, lengua de Oc, etc.). APPLICARE era corriente con la ac. ‘arrimar’: applicare castra flumini en Livio, applicare scalas moenibus en Curcio, etc., y ya muy a menudo en construcción reflexiva applicare se ad arbores, ad flammam, en César y en Cicerón, p. ej.; en particular se nota el uso náutico applicare navem en el sentido de ‘dirigir el navío hacia cierto rumbo’ (Cicerón), y de ahí el matiz de ‘hacer abordar o atracar una embarcación’ que es frecuentísimo en los autores más clásicos y en toda la latinidad (in Erythraeam classem applicat Livio, cum istuc adplicuisset Séneca, etc.), aun en el galorromano Gregorio de Tours (Bonnet).

Como ya hizo observar Jules Cornu, GGr. I, § 134, seguido por M-L. (REW, 548), Jud (ASNSL CXX, 460; CXXVII, 430; ZRPh. XXXVIII, 28-29n.) y otros, este uso está muy cerca del sentido moderno del cast. llegar, y hemos de mirarlo como su fuente principal: se trata meramente de una generalización ‘atracar’ > ‘arribar’ > ‘llegar’, que se ha repetido otras veces en castellano, como en el uso argentino de arribar y en el andaluz de aportar (aportó con un pavo ‘compareció’). La misma generalización se extiende al port. chegar, al val. aplegar, antiguamente plegar3, al campid. appillai ‘llegar’, ‘venir’ (appill’a ddomu; M. L. Wagner, ASNSL CXXXV, 112: de una metátesis *APPICLARE) sic. chicari, jicari, calabr. acchjicari y aquilano antiguo plecare ‘llegar’ (Rohlfs, It. Gr. II, 439)4. Que el matiz primero sería en todas partes ‘atracar’ lo hace sospechar el arcaico romance de Dalmacia, donde aplicare aparece con este valor en docs. de Zara, Spàlato y otras partes, escritos en los SS. XIII y XIV (Bartoli, Das Dalm. II, 265), y lo confirma la más antigua fuente catalana que emplea el vocablo, la Crónica de Marsili, escrita probablemente por un mallorquín en la primera mitad del S. XIV5; nótese que la forma en a- es precisamente la que se halla en el ej. español más antiguo, en las glosas de Silos, donde non aplekat traduce el lat. «nec ad osculum ecclesiam accedat», y applicare tiene el sentido de ‘llegar’ en textos bajo-latinos de Castilla de los SS. XI y XII (Cuervo, Dicc. I, 391a). Sin embargo, no es probable que un verbo de uso tan sumamente copioso, y de tantas acs. varias como llegar, tenga un origen único; tanto más cuanto que existen otras acs. locativas en varios romances, en primer lugar el rum. plecà ‘marcharse’, que recuerda curiosamente el gascón aplegà-se «s’en aller» (en el Lavedán, según Wartburg, Rom. LIII, 235), pero como Palay define «se retirer, revenir vers sa demeure», esto nos conduce a su vez hacia el cat. plegar ‘acabar el trabajo, darlo por terminado’, en Mallorca aplegar (BDLC IX, 92); ahora bien, ya Densu?ianu, Hist. de la L. Roum. I, 194, llamó la atención hacia la posibilidad de sacar el sentido rumano del de ‘dirigirse a alguna parte’ que parece tener plicare se en la Peregrinatio Aetheriae, la patria de cuyo autor suele buscarse en España: «iter sic fuit, ut per medium transversaremus caput ipsius vallis et sic plecaremus nos ad montem Dei» (II, 4, Heraeus, p. 2), «sic denuo plicavimus nos ad mare» (VI, 3, p. 8)6. Es probable, pues, que hubiese orígenes semánticos múltiples, partiendo de la idea general de ‘arrimar’, ‘dirigirse a’, de donde por una parte ‘ponerse en marcha’7 y por la otra ‘acercar’, ‘hacer llegar’ o ‘llegar’8.

DERIV.

Llega. Llegada. Llegadizo (pl- ‘allegadizo’, Berceo, Duelo, 183). Llegado. Llegamiento ‘allegamiento, ayuntamiento’ (APal. 93d). Allegar [orígenes del idioma, Cid, etc.; vid. Cuervo, Dicc. I, 388-91], de APPLICARE (vid. arriba); allegadera; allegadero; allegadizo; allegado; allegamiento; allegancia, -anza. Del gall.-port. chegar: gall. arrechegarse ‘arrimarse de muy cerca’: «arrechegándome ó buraco do ouvido», Castelao 190.10.

1 En 914b Cej. entiende «cada día llegava la fabla, más non ál» como equivalente de ‘llevar’, pero no es seguro (Ducamin puntúa «cada día llegava, la fabla, más non ál» aunque no recuerdo otros casos de laísmo en el Arcipreste).―

2 Más frecuente aún el empleo de llegarse reflexivo: Calila (ed. Alien), 20.84; APal. 35d; Berceo, Mil., 893a, 900c, 871c; Quijote I, xviii, y passim; Cid, 37, 3511.―

3 No pertenece a los demás dialectos catalanes, que emplean arribar. M-L., Das Kat., § 154, cree que es supervivencia mozárabe; Spitzer, ARom. IX, 151, supone una mera adaptación del cast. llegar a la fonética valenciana. Esto último es imposible, y la interpretación de M-L. no es segura (V. los otros hechos catalanes que cito más abajo). Hoy este uso de aplegar no sólo es general en todo el País Valenciano, hasta el extremo Norte, sino que se extiende aun al habla de Valderrobles, localidad catalana de la provincia de Teruel, más próxima a la de Tarragona que a Castellón. Todos los ejs. medievales son valencianos o de autor de procedencia ignorada (Eximplis de Ag.; hay motivo para sospechar que el Curial sea también valenciano). La variante plegar, sólo medieval, es muy frecuente en el Curial (N. Cl. I, 49, 69, 94, 111), y ya aparece en el Corbatxo que Moll atribuye al S. XIV (BDLC XVII, 105), de oriundez desconocida; plegar ‘llegar’ varias veces en el Tirant, comprobado en la ed. príncipe, cap. 229 y 233 (= ed. Riquer, pp. 668, 682).―

4 Para las formas sardas e italianas, vid Rohlfs, Romanica Helvetica IV, 64.―

5 «Que manàs a las naus donar las velas e seguir la galea del rey, qui volia applegar al port de la Palomera», 52; «los sarrayns... guardants las galeas e taridas partir... anaven ont pus prop podian de la mar, a peu e a caval, guardants ont aplegaria la host», 54; «en Rodrigo logà una tarida d’aquelas que ja eran estadas a la host per cavayls a portar... e applegà a Pollença», 122; «Ato de Fosses... e els seus... havents contrari vent per Malorcha applegaren a Tarragona», 122. Luego la ac. no es ‘llegar por mar’, sino precisamente ‘dar en tierra, atracar, tomar puerto’, nótese especialmente el 2.º pasaje.―

6 El contexto general indica más bien ‘dirigirse’ que ‘acercarse’: después del primer pasaje citado se describe largamente la ascensión al Sinaí (mons Dei).―

7 M-L. separa el rum. plecà de las demás formas romances y quiere explicarlo por plicare tentoria ‘plegar las tiendas’, como término militar, de donde ‘levantar el campo’, ‘partir’. En este sentido podría utilizarse el cat. plegar ‘dejar el trabajo’, igualándolo al francés plier bagage, y el griego συσκευάζεσȎαι ‘allegar el atuendo de las tropas’, ‘prepararse para partir’, palabra técnica de la soldadesca (Ciropedia V iii, 16, etc.), de σκευƲ ‘impedimenta militar’ + συν- ‘junto’, pero Luciano generaliza ya: σ.πòς τƎν ψυƔƲν ‘disponerse a huir’; pero también se puede partir de la idea de ‘marcharse (al terminar el trabajo)’, y quizá sea preferible, en vista de los ejs. de Eteria, no hacer dos grupos con las acs. locativas romances.―

8 Para completar el cuadro geográfico téngase en cuenta el gr. biz. y mod. ęπλικεύω ‘hospedarse’, ‘vivir (en algún lugar)’; si tenemos en cuenta que términos para ‘hospedarse’ como el cast. parar o el fr. descendre aluden también al término de un viaje (pues para viajeros se hacen las posadas), lo probable es que ahí también se trate, en el fondo, de ‘llegar’, como en Calabria y Dalmacia. A la explicación de Gustav Meyer (Wiener Sitzungsber. CXXXII, iii, 11) por applicare castra puede objetarse que en Livio esto no significa ‘parar las tiendas’, sino ‘adosar el campamento (a un río)’. Finalmente recordaré la frase de Terencio «tum ille agens forte applicat / primum ad Chrysidis patrem se» (Andria V, iv, 21-22).