LAMA, ‘cieno pegajoso de color oscuro, que se halla en el fondo del mar, ríos y estanques, y en el de las vasijas que han contenido agua largo tiempo’, del lat. LAMA ‘lodo’, ‘charco’.

1.ª doc.: 955, Lama Tremula, nombre propio, en doc. leonés1.

Cej. VII, § 44. El lat. LAMA es palabra rara, sólo empleada por Ennio y Horacio, que eran oriundos de tierras ilíricas, y sin etimología indoeuropea (Ernout-M.). Sin embargo ha dejado descendencia en muchos romances, particularmente en todo el Centro y Norte de Italia, Retia, Provenza, Gascuña, así como en castellano y gallego-portugués2. Es verdad, como observó M. P., ZRPh. LIX, 203-4, que hoy como apelativo apenas existe fuera de Tras os Montes, Galicia3, Sanabria y Asturias, y el estudio de la toponimia sólo amplía esta área hasta la línea Vizcaya-Lisboa4, mientras que el empleo en América (RFH VI, 51) estaría de acuerdo con una procedencia leonesa. Pero en español la zona de su empleo parece haber sido más amplia en otro tiempo, pues se sirve del vocablo APal., que era de Soria5; lo registra Nebr., lo emplearon repetidamente Fr. Hernando de Santiago (1596) y Mateo Alemán6, que eran sevillanos, y el derivado lamách ‘encenagamiento’ (con los secundarios lammách ‘encenagar’ y mulámach ‘lodoso’) era vivo entre los moriscos granadinos (PAlc.; Simonet; M-L., RFE VIII, 239). De todos modos la mayor vitalidad en tierras leonesas no está sólo demostrada por su supervivencia actual, sino por su especial frecuencia en documentación procedente de allí: V. el ej. citado arriba y Roy Pérez de la Lama en doc. de Sahagún de 1253 (Staaff, 41.12). La forma llama que la Acad. define sin localizarla ‘terreno pantanoso en que se detiene el agua manantial que brota en él’ es asturiana, según se indicaba en la ed. de 1843. Distinción sinonímica: la llama es negra, y el barro, rojo, como anota un autor del Este de Asturias (M. P., Dial. Leon., § 19.2).

Pok. IEW 654, dado que es voz con arraigo antiguo sólo en lit., let. (loma, lãma ‘charco, hoya’) y quizá bulg. lam (éste ‘hoya, agujero’)7 y en la antigua toponimia iliria, admite que el latín lo tomó del véneto-ilirio, que es el nombre que él da al sorotáptico. Por lo demás, es dudoso que en última instancia sea indoeuropeo, pues reaparece en las lenguas finesas, luego si hay enlace real con el vocablo de los búlgaros, pueblo eslavizado pero de raza turania, podría ser un término originario del grupo uralo-altaico, acarreado hasta España desde el linde asiático.

DERIV.

Enlamar. Lameda [Nebr.]. Lamoso. Lamar (planta)8 con su colectivo lamaral, arg. (R. Díaz, Toponimia de San Juan, s. v.)? Lamargo ast. (M. P.), también llamarga ‘terreno de monte húmedo y anegadizo’ (Rato) y llamargo (Acad.), leon. (La Lomba) llamargo ‘tremedal’ (BRAE XXX, 454), que M. P., l. c., explica por LAMATէCUM9>; aunque podría también tratarse de un sufijo más semejante al del también ast. llamuerga ‘cenagal’ (V), comp. aran. limòrca ‘limo’10. Lamazal, que M-L. cita como castellano comparándolo con el lamách de PAlc., sólo lo conozco como gallego-portugués (lamaçal ya a med. S. XIII, en Guillade, ed. Nobiling, v. 983); leon. llamazar (Acad.); ast. occid. llameira ‘cenagal’ (V, s. v. llamuerca). *Lámago, V. s. v. LÉGAMO.

1 Claro que no debe confundirse con FLAMMA según hace Oelschl. Comp. tremedal, tembladero, ‘lugar pantanoso’.―

2 Para la extensión en romance, vid. FEW V, 133, y Ronjat, ARom. IV, 368-73. Existiría también en el Sur de Italia, pues Aebischer cita dos ejs. de Bari en docs. de 1021 y 1031 (VRom. I, 228). En la lengua italiana el sentido aparece ampliado y atenuado «campagna paludosa» aunque también «terreno basso su cui l’acqua s’impaluda», pero con aquél aparece ya en el Purgatorio dantesco, hablando de la «Valletta dei Principi» refiriéndose al fondo del valle: «Di questo balzo meglio gli atti e volti / conoscerete... / che nella lama giu tra essi accolti» VII 90; ac. apenas diferente de la específicamente piamontesa «terreno lungo i fiumi messa a prato e fiancheggiata da fossi». En la propia Commedia se habla también de un río romañolo, el Lamone (Inf. XXVII, 49).―

3 «O val, afundido na choiva... os caminos están cubertos na lama», «efundirse na lama de París» Castelao 155.14, 224.12.―

4 Nada tiene que ver el nombre de lugar Los Llamosos, de Soria, que está aislado, pues corresponde a Clamosa, pueblo de Aragón entre el Ésera y el Cinca, y al apelativo cat. clamor ‘torrente ruidoso’.―

5 «Cayn... se ascondió en la lama del río» 103d, «un río lleno de lama» 191b.―

6 «Levánteme muy bien puesto de lodo... tan lleno de lama el rostro y vestidos de pies a cabeza, que parecía salir del vientre de la ballena», G. de Alfarache, Cl. C. III, 162.5. Es eufemismo ahí por ‘materia fecal’. Otros en Aut.―

7 Para más datos, vid. Walde-Pokorny II, 385.―

8 Paso de Lámar cerca de Jáchal, prov. de S. Juan, Arg.―

9 Un lamaticom genitivo plural figura, en efecto, en la inscripción céltica de Lamas de Moledo, Portugal. Caro, Pueblos de Esp., 343, sospecha alusión a divisiones de pastizales o algo semejante.―

10 Podemos vacilar entre sacar de ahí margolla ‘tierra húmeda y pantanosa’ (Rato) por deglutinación, o por metátesis, o al revés mirar llamarga y margolla como derivados de marga ‘especie de arcilla’ con aglutinación del artículo, idea menos verosímil. Quizá tenga que ver con esto la marquina de Oviedo (¿errata por marguina?) de que habla J. Alf. de Baena (Canc., n.° 390, n. 25); el vasco Markina queda lejos.