LADINO, de LATզNUS ‘latino’; en la Edad Media el vocablo se aplicó a la lengua romance por oposición a la arábiga, y al moro que sabía hablar aquélla; con referencia a obras literarias designó las de lenguaje más culto y artificioso o próximo al latín; desde ambas ideas se pasó a la de ‘advertido, astuto, sagaz’.

1.ª doc.: fin del S. XIII, Crón. Gral. («moro tan ladino que semejava christiano»)1.

Ladino designaba comúnmente las hablas o nacionalidades neolatinas por oposición a las de otras familias lingüísticas, cualesquiera que fuesen; así en la Gr. Conq. de Ultr. (214, 457) se refiere a las personas, y se contrapone a los subditos del Imperio griego o de Oriente, pero en España es mucho más corriente que la oposición se haga con los moros y en particular con su lengua: así en el Quijote (I, xli), en Guzmán de Alfarache (Cl. C. I, 178), etc., y C. Michaëlis cita «cartas escritas una en arábigo e otra en ladino» en la Crónica de Alfonso X (h. 1340); en una poesía de J. A. de Baena (Cane, n.° 399, n. 20) «vos pido rrespuesta por lengua ladina» parece significar ‘idioma romance, idioma inteligible’. Pero además encontramos la ac. ‘culto, fino, artificioso’ (explicable partiendo de ‘latinizante’) en otras poesías de este cancionero: «Johan García, muy ladina / es mi arte que proçedo, / e non es segunt concedo / tal la vuestra, vyl, mohyna, / muy astrosa, fornesina» (n.° 392, v. 1, del mismo poeta), «Señor Ferrand Peres, en Villasandino / non se criaron grandes escolares; / maguer, por ventura, para los juglares, / yo fise estribotes trobando ladino; / más, no se entiende mi saber indigno»2. En Guatemala se aplica a la población de lengua castellana, a diferencia de la de habla indígena: Gustavo Correa, Publs. of the Middle Amer. Inst., Tulane Univ., XIX, 58a, 59a, 61a; primitivamente se dijo de los indios que habían aprendido a hablar romance, y así lo empleaba ya Rosas de Oquendo, h. el a. 1600, RFE IV.

En cuanto a la ac. moderna ‘sagaz’, ya documentada por Aut. en Fr. Hernando de Santiago (1596) y en otros autores del Siglo de Oro, es difícil asegurar de cuál de las dos acs. medievales procede: puede venir del moro ladino, que como tal podía desenvolverse mejor en tierra de cristianos, y así ladino en la tierra significa ‘práctico’ en el G. de Alfarache (Cl. C. II, 118), pero no es menos fácil pasar de ‘culto’ a ‘sagaz y astuto’: es posible que las dos corrientes coincidieran en dicho resultado. Para representantes de LATINUS en otros romances, que en parte presentan interesantes coincidencias con la evolución semántica castellana, V. REW 4927; FEW V, 199-200; Jaberg, Mél. Duraffour, 114-31; Duraffour, VRom. VI, 302-6.

1 C. Michaëlis, RL III, 357.―

2 Para la discusión acerca de si los antiguos cantos de ledino portugueses vienen de ahí o de LAETUS ‘alegre’, vid. C. Michaëlis, l. c., y J. Moreira, RL V, 55-58. Pero nótese que de ser derivado de LAETUS no sería fácil explicar la terminación culta -ino, lo cual no ofrecería dificultad en un descendiente semiculto de LATINUS; una vez aislado el vocablo del culto latino por la sonorización de la -T- era fácil que la etimología popular tratara de incorporarlo a una familia romance como la de ledo ‘alegre’ cambiando la a en e. Por lo demás, en portugués se emplea hoy ladino en el mismo sentido que en castellano, y en lo antiguo se dijo más popularmente ladinho para ‘legítimo’ y ‘puro, sin mezcla’.