JAMETE, ant., ‘tela de seda rica’, tomado del b. gr. ƈξάμƩτος, propiamente ‘de seis hilos’, compuesto de ƅξ ‘seis’ y μίτος ‘hilo’, por la forma de tejerla; pero, aunque se desconoce por qué conducto llegó el vocablo a España, en todo caso no es palabra heredada del latín vulgar.
M. P.,
Cid, 166.17 y 903.
Xamet aparece en textos del S. XIII,
xamete en el XIV y todavía en el
Amadís (
Aut.),
xamit en
Sta.
M.
Egipc. y otro texto contemporáneo. A los ejs. citados por M. P. pueden agregarse
xamet,
Alex., 1338;
Gr.
Conq.
de Ultr., 305. El vocablo se halla también en cat. ant.
samit [Ag., S. XIII], oc. ant.
samit, fr. ant.
samit (> a. alem. med.
samît, alem.
samt), it.
sciàmito (acentuación que no se puede asegurar, tratándose de una palabra medieval); comp.
FEW IV, 418
a. Observa M. P. que no es probable que la Acad. tenga razón al acentuar
jaméte contra la etimología, pues no se explicaría entonces el paso de
i a
e. Sin embargo, observaré que ninguno de los textos poéticos castellanos permite asegurar cuál era la acentuación de la palabra, y que en cambio el acento en la última sílaba está asegurado por la forma misma del vocablo en francés
1 y por las rimas en lengua de Oc: M. P. cita un ej. de
samit rimando con
ardit, y yo puedo agregar otro donde está acoplado a
vestit2. En castellano mismo no es de creer que, si se hubiese acentuado
*xámed o
*xámet, se hubiera podido convertir luego en
*xámete: el resultado posterior habría sido ciertamente
*xámed, como
huésped. La falta de
-o final en castellano prueba que el vocablo no es patrimonial, sino tomado de otro idioma medieval. La
é no prueba nada en favor de la tesis acentual de M. P.: por la terminación no habría dificultad en creer que se tomó del galo-rrománico, con cambio de la terminación rara
-it por
-et(
e), tan frecuente en los galicismos; sin embargo, la
x- parece indicar que no es ésta la fuente, que tampoco puede ser el italiano, por la terminación ni por la fecha misma del vocablo; quizá, como tantos otros nombres de telas preciosas, sea mozarabismo. En resumen, la historia del vocablo es oscura, pero es seguro que no es palabra hereditaria en Castilla y no hay motivos firmes para cambiar la acentuación que admite la Academia.