JADE, tomado del fr. jade, antes ejade, que a su vez se tomó del cast. piedra de la ijada, empleado en el mismo sentido por los conquistadores de América porque se aplicaba vulgarmente contra el cólico nefrítico o dolor de la ijada.

1.ª doc.: piedra de la ijada, 1569, Monardes; jade, Aut.

Monardes en su libro sobre cosas de las Indias dice que la piedra de la yjada sirve para «preservar que no caygan en el dolor de la yjada»1, y Raleigh en su obra sobre la Guayana (1595) afirma que los españoles llaman al jade piedras hijadas; de ahí iada en el diccionario italiano de Florio de 1598. Ya en 1655 el francés Voiture habla de l’ejade como nombre del mismo mineral, e igual escribe Davis en Inglaterra dos años más tarde; posteriormente los franceses alteraron l’ejade en le jade, por donde se ve que el vocablo pasó primero del castellano al francés y después se trasmitió desde ahí, en su forma alterada, al inglés y demás lenguas modernas, entre ellas el propio castellano. Todavía Aut. hace constar que el jade viene «de la América Meridional», aunque agregando que la emplean mucho turcos y polacos, que por su parte la importarían de Oriente; en efecto, era antigua y muy conocida entre mongoles, tibetanos y chinos, pero carece de fundamento la afirmación de la Acad. de que procede del chino jud, pues en realidad el nombre chino es yu o yu-še, como atestiguan viajeros españoles, franceses e ingleses de los SS. XVII-XIX, vid. Dalgado, s. v. Averiguó por primera vez el verdadero origen Max Muller, y lo documentó satisfactoriamente el NED (véase), levemente rectificado por A. Thomas, Mélanges (2.ª ed., p. 125); para la inverosimilitud fonética e histórica de la etimología IASPIS, -էDIS, que se admitía anteriormente, vid. M-L., ZRPh. XXIX, 407-9.

1 Se trata del cólico nefrítico o dolor causado por los cálculos renales o mal, e piedra, al cual se aplicó el principio tradicional «similia similibus curantur». De hecho, como atestiguan Bluteau y Aut., se da también el nombre de nephrítica al jade.