JÁCENA, tomado del cat. jàssena, primitivamente jàssera, y éste del ár. vulgar Ǥasr ‘viga’, ‘barra o barrera’, en el idioma clásico ‘puente’.

1.ª doc.: xácena «la viga atravesada que sostiene a las demás vigas menores», Aut.

En este diccionario consta como término técnico de arquitectura; por lo demás, la Acad. lo da como voz balear y alicantina, es decir, no castellana. Sin embargo, jácena y jársena se emplean en Murcia (G. Soriano), chácena en Bielsa y chaza en Plan y Gistáin (Alto Aragón) (BDC XXIV, 166); es posible que se haya empleado en otros puntos del Norte de España, pues de ahí pasaría al portugués del Minho, donde se oye jaze, jázia y también jaza, éste ya en un vocabulario de la 2.ª mitad del S. XVIII (Leite de V., Opúsc. IL 167).

Sin embargo es palabra sólo esporádicamente conocida en castellano (a no ser como término estrictamente técnico), mientras que en lengua catalana es de empleo general y ya antiguo. Jàssena, que hoy es propio del País Valenciano y de Ibiza1, se lee ya en las Costumbres de Tortosa, del S. XIII (jácena, ed. Oliver, pp. 10.130), mientras que jàssera es la forma propia del Principado y de Mallorca (BDC, 188). De ahí pasó también a oc. ant. jazena, jaina, oc. mod. jasèno.

Según indicó Hugo Schuchardt (RIEV VI, 1914, p. 6 de la tirada aparte) se trata del ár. Ǥasr, que en árabe clásico significaba ‘puente, calzada’, en España tomó el sentido de ‘barra’ o ‘barrera’ (R. Martí Ǥásar «obex»), y hoy aparece en muchas hablas modernas con la ac. ‘viga’ (Dozy, Suppl. I, 195a; Belot), entre ellas en las del Noroeste de África2. Como apunté en BDC XIX, 37, el cambio de jàssera en jàssena se debe a la mayor frecuencia de esta terminación átona, tal como en el cat. tòfena, tòfona ‘trufa’ < *tòfera, variante del lat. TUFERA3.

1 Así en esta isla y en Benifallim, jàssina en Alcoy (BDLC IV, 198; BDC XXIV, 235).―

2 Schuchardt refutó con razón la infundada etimología vasca de M-L. (REW1 4578) *jasena, derivado supuesto del verbo jasi o jaso ‘levantar, llevar’. El propio M-L. borró luego este artículo, aceptando con reservas el étimo de Schuchardt, que Rohlfs da por seguro (ZRPh. XLIX, 114). La base lat. *JACզNA ‘yacija’ que se propone en el FEW V, 5b es imposible, así desde el punto de vista fonético, como en el semántico y formativo, por más que jazina se documente en Provenza desde h. 1250, pero como forma latinizada (BhZRPh. CXV, 191).―

3 No es posible que una terminación romance -ena se agregara al ár. ǤâȐiz ‘viga’ para dar jácena como supone Dozy, Gloss., 289; ni tampoco que se trate de Ǥīzân, plural del propio vocablo, según quiere la Acad.