La etimología se hizo evidente con la observación de G. Sachs (
HispR. VI, 301) de que en el Tratado de Albeitería por él estudiado,
encordio correspondía a la enfermedad llamada
ancor2 en un texto occitano del mismo siglo o princ. S. XIV (
Rom. XL, 360), y a la designada por
anticor en un texto en latín medieval. Y en efecto, otras fuentes confirman estos datos. La versión catalana de la Cirugía de los caballos, escrita en latín por el catalán Tederic a med. S. XIII, deja en su forma original latina la rúbrica «De
anticore», y describe la enfermedad en los términos «glànola que a vegades es en los pitz es agreujada... Cor [= ‘pues’] assats es veyna al cor [= ‘corazón’] e anojosa; aquesta malautia es apellada universalment
antiquor» (
BDC XIX, 242). Así la
Menescalia catalana de Díeç (S. XV) como el citado tratado occitano dicen que el
anticor se hace en el pecho del caballo, y el primero explica que se hace «contra lo cor» y el segundo que es «fort contrariosa» a esta viscera; por lo demás, el vocablo catalán se aplicó también a los bueyes según otro tratado del S. XVI (Alcover, s. v.). En portugués
antecor y
antecoração se refieren asimismo a tumores del pecho de ambas especies animales (Moraes, Fig.), y lo mismo se dice en francés
ancoeur, documentado desde fines del S. XVI, o bien
anticoeur o
avantcoeur, que aparecen desde 1688 (
FEW II, 1176
a). Se comprende que junto al citado b. lat.
anticor existiría en el mismo idioma una variante
*antecordium (comp.
Precordial ‘lo que está ante el corazón’), y que éste se contrajera en
*ancordio, como de hecho ocurrió en lengua de Oc y francés, y como se produjo en el cast.
amparar ANTE-PARARE, alnado (o
andado) de
ant-nado ANTE-NATUS, cat.
ampit ‘antepecho’,
ancorda ANTE-CHORDA, etc.; luego se pasó, por cambio de prefijo, a
encordio (comp. cat.
emparar ANTE-PARARE) y finalmente
incordio, a causa del grupo
ȧk (como
rincón <
rencón <
rancón). La forma
encordio es la que corría aún en tiempo de C. de las Casas
3, Antonio de Molina (1571)
4, Covarr., Oudin y aun
Aut., si bien este léxico ya le prefiere la forma con
i-, para la que cita ejemplos de Fragoso (1581) y Quevedo; en todos esos autores designa ya la buba venérea. El cambio semántico era fácil, pues el incordio del caballo, naciendo en el pecho tenía que estar cerca de las ingles del animal, y era tanto más comprensible cuanto que caballos y soldados eran inseparables, y estos últimos fueron al principio los más atacados de sífilis, en sus fáciles aventuras de Italia y de América.
Encórdio e
incórdio tienen el mismo sentido en portugués, y Bluteau cita ej. del último en una
Luz da Medicina que no puedo fechar.