HULE I, ‘tela impermeabilizada con un barniz de óleo, que se emplea para cubrir mesas, embalar mercancías y otros usos’, origen incierto, probablemente del fr. toile huilée ‘tela barnizada con aceite’.

1.ª doc.: Aut.: «cierta tela de lienzo dada de barniz de diferentes colores, que sirve de encerado a los coches y otras cosas».

Esta definición fué mantenida por la Acad. hasta 1899, en que se introdujo una ligera modificación conservada hasta hoy («tela pintada al óleo y barnizada, que por su impermeabilidad tiene muchos usos»). En ediciones de la primera mitad del siglo pasado (ya 1817 y 1843) se agrega como segunda ac. de la misma palabra el significado mejicano, de que trato aquí en HULE II, definiéndolo con las palabras «goma elástica que viene de las Indias, y sirve para encerar algunas telas» (esto último, por lo demás, se borró en las ediciones posteriores). La Academia ha vacilado repetidamente en cuanto a la etimología de esta palabra: en Aut. proponía el fr. huile ‘aceite’, en dichas eds. da a entender que es de origen azteca, en 1884 lo trae del alem. hülle ‘cubierta’ (procedencia infundada desde el punto de vista de la historia comercial), en 1899 vuelve a un derivado de huile (huilée), y hoy vuelve a atenerse al origen mejicano. Ésta parece ser la opinión común, pues participan de ella Henríquez Ureña (así lo da a entender en BDHA IV, p. xii) y otros autores hispanoamericanos. Por lo demás, el único que se ha ocupado del problema con alguna detención es Lenz (Dicc. 352-3), quien asegura que hule tiene dos significados, al parecer en Chile: «tela u otro género cubierto de una capa de albayalde con aceite y barniz, blanco o adornado con colores, impermeable» y «género cubierto, en uno o en los dos lados, de una capa de caucho»; advierte, sin embargo, que el segundo es «raro»; pasando a la etimología asegura que la 2.ª ac. es la primitiva y que hule ‘encerado’ viene del mej. hule ‘goma, caucho’, de cuyo origen náhuatl nadie duda, y aprovecha la ocasión para reprender la absoluta falta de método que reina en tantas etimologías del diccionario oficial; lo cual también me guardaré de negar, pero desearía que Lenz nos hubiera dado ahí una mejor demostración de la firmeza del suyo.

En efecto se imponía demostrar documentadamente: 1.° la existencia de hules o encerados de caucho; 2.° que éstos eran los más antiguos; y 3.° que la palabra hule corrió con el sentido de ‘caucho’ en España o en la América del Sur, o bien que los hules o encerados se importaban ya hechos de Méjico. Desde luego hule en su sentido azteca no parece haberse empleado nunca en España ni en América del Sur, donde no se dice otra cosa que goma o caucho; y en cuanto a los demás puntos, Lenz guarda silencio. Que hayan existido hules o encerados de caucho no quiero negarlo. Sólo temo que el erudito alemán fuera víctima de la falta de método que con razón reprocha a la Acad., tomando el dato de las viejas ediciones de este diccionario, cuyos autores pudieron en este caso, como en tantos, confundir los hechos con las supuestas etimologías; otros autores repiten la afirmación de Lenz, pero sin dar mejores pruebas (Gagini, s. v. hulado; Santamaría, Dicc. de Amer.). Si nos informamos cerca de autores no interesados en etimologías, no averiguamos nada de esto. El hule o tela encerada es muy antiguo; según Brockhaus hay noticias del mismo desde el S. XIV. Se hace y se hacía con géneros groseros, como fustán, barnizándolos con cierta composición formada con cera o resina, mezclada con otros ingredientes, que la hacen impenetrable al agua; en otras especies de hule la composición que se usa para impermeabilizarlos se hace principalmente con aceite1. Ahora bien, no habría dificultad en que un fr. toile huilée ‘tela barnizada con aceite’, abreviado en huilée, hubiese entrado en España, y que oyendo los españoles hulé y creyéndolo pronunciación afrancesada (como cuando los franceses dicen hablando castellano hombré, quieré, sieté), reaccionaran pronunciando húle, y también sería natural que en Méjico y América Central se españolizara la terminación convirtiendo hulé en hulado, que así es como se llama la «toile cirée» en Querétaro (Méjico) y Costa Rica (en Guatemala ahulado)2; claro está que en estas, zonas era inevitable que el vocablo se relacionara con el autóctono hule ‘goma’ y se percibiera como derivado del mismo, de donde nacería la explicación de que los encerados se habían hecho de goma.

Que el óleo se tomó como base para la denominación del hule es un hecho, puesto que el hule se llama oleado en portugués3 y oil-skin u oil-cloth en inglés4: la última de estas denominaciones se documenta desde 1697, o sea bastante antes de la aparición del cast. hule; de todos modos debo advertir que no hallo noticias de este fr. huilée en el sentido de ‘hule’, aun cuando huiler ‘untar, aceitar’ sea voz bien conocida5. Por lo demás la acentuación usual en el judespañol de Marruecos ulé ‘hule, encerado’, BRAE XXXII, 278, es buen apoyo para la etimología francesa. Ahora bien, como el mejicano Padre Clavijero (1780) nos informa de que con caucho (hule) se hacen en Méjico «sombreros, zapatos y otros objetos impenetrables al agua», como se hacen chanclos o zapatos de goma en todas partes, y se hacen también sombreros de encerado (hule), nos queda todavía alguna duda. Y esta duda sólo podrá eliminarse del todo mediante un cuidadoso estudio de historia comercial, que aquí no se puede emprender6.

1 Noticias de Savary des Bruslons, Dict. Universel de Commerce (1723-41); Jaime Boy, Dicc. de Comercio, 5 tomos, Barcelona 1840; Bott, Enzykl. des Kaufmanns; Brockhaus, Konversationslexikon; y otros, todos concordes. Sobre todo Savary y Boy describen el hule (fr. toile cirée) con muchos detalles reveladores de una información detallada y de primera mano; es verdad que Boy agrega otro breve artículo, en dos líneas, donde copia literalmente la definición que da la Acad. del hule o caucho mejicano, con el dato de que «sirve para encerar algunas telas», pero a nada de esto se refiere en su largo artículo dedicado al otro hule.―

2 También sombreros aulados en Lerdo, Comercio de Méjico, ed. 1853 (DHist.).―

3 Figueiredo. Leite de V., RL II, 348, advierte que lo que en el dialecto portugués de Olivenza (Cáceres) se llama hule, en Portugal se conoce por oleado da mesa.―

4 La denominación común en francés es toile cirée, alem. wachstuch, it. tela incerata; en catalán ha penetrado el cast. hule, pero también corre encerat, que es lo antiguo y castizo.―

5 Nada en Littré, Godefroy, Trevoux, Bescherelle, Mistral, etc.―

6 H. Ureña (BDHA V, 217) dice que en Santo Domingo hule, «palabra de origen mejicano», es ‘charol’ y cita zapatos de hule. ¿De charol o de caucho? Si verdaderamente son de charol, se trataría más bien del fr. huilée, pues el charol es un barniz que se hacía con aceite (chino chat-liao ‘barniz de óleo’), y charola se llama en América la bandeja, por estar barnizada. ¿Será palabra del francés de Haití o hay error de hecho?