HERENCIA, tomado del lat. haerĕntĭa ‘cosas vinculadas’, ‘pertenencias’, neutro plural de haerens, participio activo de haerēre ‘estar adherido’; en castellano sufrió el influjo semántico de heredad, heredero y su familia, tomando el significado de ‘bienes y derechos que se heredan’.
1.ª doc.: 914, doc. de Burgos; 1210, doc. de Toledo, M. P., D. L., 268.15, 21, 301.
No ha sido hasta ahora bien explicada la formación de la palabra herencia, que ha solido considerarse mero derivado del lat. HĔRES, -ୱDIS, ‘heredero’: así lo hace M-L. (REW 4115), sin dar ninguna explicación, y Todd (MLN I, 285) se limita a agregar que se formó según el modelo de creencia y temencia [?]. Pero la terminación latina -entia se aplica a raíces verbales y no a sustantivos, y además es embarazosa la desaparición de la -D- sin la menor huella desde los documentos más antiguos. En el artículo herencia del diccionario de Du C. se halla implícita una pista etimológica que nadie ha advertido; ahí se citan varios textos arcaicos navarro-aragoneses de este tenor: «Duas villas Leudam et Anivessem, cum suis herenciis, id est, terminis a me et filio meo determinatis», doc. del Rey García de Sobrarbe (fin del S. IX), «Dedimus vobis sancti Michael de Buenco, cum tota sua herencia et omni integritate», «cum omnibus omnino domos, ortos, vineis vel omni herencia, molinos, pratos, etc.» (y otro documento navarro). Carpentier observa en nota que el sentido es evidentemente «adhaerentia, appendix, gallice appartenances, dépendances» a pesar de que el dicc. de la Acad. Española no registra para herencia otra ac. que la del lat. hereditas.
Por lo demás hay confirmación de otras procedencias, pues en un documento narbonense de 1337, citado en el propio diccionario, el adjetivo herencinus tiene sin duda la ac. «qui alteri adjacet, ab alio dependet» (terrae herencinae), y en catalán existe la frase estereotipada «sense béns ni herents» (cita de Ag.), en la cual Fabra interpreta esta palabra, procedente del lat. haerens, -entis, por ‘heredero’, y por lo menos es seguro que significaría ‘allegado’ o ‘deudo’. Tenemos sin duda el sentido primitivo de ‘bienes pertenecientes a alguno por cualquier concepto’ en el doc. burgalés de 914, donde aparece el vocablo por vez primera; es claramente un plural neutro: «mihi complacuit ut venderem... omnia mea erentia quae abeo in Burgos, id est terras, cassas, ecclesia... quantumque potueris invenire, quod in mea potestate abui» (Berlanga, Antigüedades de España,11, 374). Está claro lo que sucedió. Tomado del bajo latín notarial el vocablo haerentia ‘pertenencias, terrenos vinculados’, al penetrar en el uso romance, por las escrituras jurídicas y comerciales escritas en vulgar, quedó aislado de su raíz latina haerere, que no existía en castellano, y fué inmediatamente relacionado con heredad, heredar y heredero, aplicándose a las tierras que se heredaban, y finalmente al propio derecho de heredar. Una vez afirmada esta afiliación secundaria, hubo intentos de amoldar el vocablo al tipo de formación normal, que no lo era el de herencia, pues a un verbo en -ar correspondía un sustantivo en -anza, que además respetara el radical íntegro del verbo, esto es hered-; de ahí la forma heredanza, restituida por M. P., con arreglo a las asonancias, en un pasaje del Cid (p. 647), y todavía empleada por Juan del Encina; de ahí también las formas portuguesas herança y herdança, que representan un compromiso entre esta forma normalizada y la primitiva4.
1 En el documento mozárabe de 1135 que cita Oelschl. la leyenda «Erencia Domna Cecilia» no pertenece al texto de esta escritura arábiga, sino a una indicación escrita al dorso, seguramente muy posterior.― ↩
2 Desconozco testimonios antiguos, y lo que se halla en la Edad Media es heretatge (Ag.).― ↩
3 «Depoys que morreu o padre ou a madre, tornasse a herença a herança [¿repetición debida a una glosa posterior interpolada?], e quanto gaanou fique a seus parentes», Foro da Guarda; «herentia de parentesco non se pare tras anno», Foro de Castello-Bom, aa. 1188-1230; «nullus orphanus qui herencia habuerit ad hereditate», Foro de Alfaiates, de la misma fecha; íd. en el de Castel Rodrigo, del año 1209. Citas de CortesƟo. Por lo menos los dos últimos fueros están escritos en una mezcla de leonés y portugués, con predominio del primero, según he podido observar en los textos. El primero, que no está a mi alcance, parece puramente portugués, por el fragmento citado.― ↩
4 Otras explicaciones serían mucho menos satisfactorias. Podría imaginarse un cruce de antónimos (a la manera de sombra, cruce de sol y ombra) entre heredad y tenencia, empleado como concepto opuesto al de herencia en el Romance de Bernaldo del Carpió citado por M. P., l. c.; pero los cruces de antónimos son incomparablemente más raros que los de sinónimos y ahí la alteración sería harto considerable. Por lo demás, la objeción decisiva es que esto no nos explicaría los ejs. citados por Du C., objeción que se aplica igualmente a la explicación siguiente. La forma aragonesa herencio ‘herencia’ (Borao) es seguramente secundaria; si fuese muy antigua (pero no figura en Tilander) podría imaginarse que saliera del sinónimo latino HERୱDIUM (bastante frecuente en los clásicos y en la Edad Media), con tratamiento semipopular del grupo -D?- (como en hozar < FODIARE), y con influjo posterior de -encia (tal como cansancio < cansacio y análogos); entonces herencia sería el resultado último de este influjo progresivo. Pero esto es muy complicado y totalmente hipotético. En cuanto al apellido aragonés Heredia (procedente, según Michelena, de Álava: Emerita XXIV, 184 y BSVAP XI, 294), que es lícito sospechar significara ‘heredad, finca’, puede ser cultismo procedente del plural de este heredium. De todos modos esto no es seguro: HEREDITAS aparece a veces sustituido por un semivulgar HEREDէTA («toto quantum abuimus de ereditas medietate tibi concedo... posuisti istas ereditas in cartula que a tive... ipsas ereditas dupladas», doc. de León, a. 1060, M. P., Oríg., 30), lo propio que ocurrió a POSTERITAS (omnes posteridas vestras en docs. de 1021 y 1049, posterida en 1009, M. P., Oríg. 249, 250, 371); ahora bien, Heredia podría salir de una metátesis *HERETէ(D)A, con la ventaja de ahorrarnos el tener que postular esa derivación en -IUM, harto anómala y con tratamiento fonético bastante extraordinario. ↩