HAMBRE, junto con el port. fome, gasc. hame y sardo fámine, procede del lat. vg. FAMIS, *FAMէNIS íd. (lat. FAMES, -is).

1.ª doc.: orígenes del idioma (famne, Glosas Silenses, Berceo; fanbre, Cid).

Palabra general y básica del idioma en todos sus aspectos y épocas; ast. fame (V). Las formas occitanas con -e < -էNEM se extienden hasta el Perigord y el Quercy. El vocablo sardo aparece ya en la forma famen, f., en el Condaghe de Trullas (S. XII o primera mitad del XIII: M. L. Wagner, VRom. IV, 239, 247; cf. también Wagner, RF LXIX, 258-9, que explica los detalles de la existencia de un neutro FAMEN). En latín el nominativo FAMIS aparece ya en el S. IV, y de ahí se sacó en algunas partes un acusativo FAMէNEM, según el modelo flexivo de SANGUIS, SANGUէNIS; o bien un neutro FAMEN, según lumen, nomen, examen, etc. La mayor parte de los romances tienen, empero, formas procedentes del acusativo clásico FAMEM (incluso fam, forma propia del catalán y de la mayor parte de los dialectos occitanos)1. En cuanto al gallego portugués, en vista de faminto (< famiento) y otros derivados, parece que parte también de una forma con nasal final2, pero sería más bien FAMEN que un acusativo FAMINEM, pues voces como homem, sanguĩ (sangui en las Ctgs.), por lo menos en la lengua antigua, conservan huellas de esta nasal, mientras que fame desde el principio corre parejas con lume, nome, eixame, etc.

Por lo demás en la lengua vecina nos encontramos una forma doble fame y fome duplicado difícil de explicar. Hoy ha quedado fame como casi general en Galicia, aunque fôme se oye en la costa sur del país3, mientras que en Portugal se ha impuesto este último, no sin larga lucha. Fame es la forma antigua más general, y no sólo en viejos textos gallegos como las Ctgs. (15, 55 y otros muchos) o los MirSgo. (69.11, 71.1) sino también en una cantiga de escarnio de Roí Paez de Ribera, segunda mitad del siglo XIII, y quizá portugués (cf. 414.9), y dos veces en los Inéditos de Alcobaça, portugueses (CortesƟo). Como en Don Dinís y en su cortesano Estêvan da Guarda, princ. S. XIV, figura (95.11, 117.8) fame en los manuscritos pero la rima exige fome, los filólogos publicadores, Lang y Lapa están de acuerdo en entender que, aun empleándose ya éste en la lengua hablada, los notarios se atenían a la forma latina como más culta; realmente, todavía a fines del S. XVI el gramático JoƟo de Barros, se refiere a la lucha entre las dos formas en la lengua literaria, y sólo Moraes afirma resueltamente que fome es «como hoje dizemos».

Por otra parte vemos que en Portugal mismo los derivados han conservado el vocalismo a: faminto, famaco, esfaimar o afaimar ‘matar de hambre’ que son las únicas formas recogidas por Moraes, aquélla documentada en autores de los SS. XV-XVII; esfomeado es reciente. Esa historia podría inducir a creer que fome es una forma creada en el curso de la historia de la lengua portuguesa.

Pero este tratamiento fonético es, pese a la vecindad de las dos consonantes labiales, un caso anómalo y absolutamente excepcional. Se trata de un problema difícil: sólo la explicación que dió M-Lübke (REW 3178) se sostiene bastante bien. En latín coloquial aparecería una variante *FOMES, quizás al principio con carácter jocoso, por la semejanza con otro vocablo fomes, fomitis, ‘estimulante, aguijoneo’ (propiamente leña pequeña para avivar el fuego) y había además fomentum a veces empleado también en sentido muy semejante. Se comprende que la frecuencia de frases como fames optima fomes (edendi) o nulla fames sine fomite diera lugar a un empleo más o menos irónico o festivo de fomes con el sentido de fames. En verdad sorprende que una forma así, habiendo debido crearse ya en la época clásica (pues el propio fomes no tiene descendencia romance), sólo haya dejado huellas, dentro de los romances de Occidente en Portugal4.

Pero da buen apoyo a la idea el que pidan la base FOMES, al otro cabo de la Romania, las formas rumanas: rum. foame, que además en las variantes foámete (o foámetu) en textos antiguos y en el rumano de Macedonia, con una terminación -te que revela a las claras el cruce con fomitem ‘leña’, ‘estimulante’.

En cuanto al cast., modernamente, en muchas hablas populares, hambre se ha hecho masculino, por influjo del artículo el hambre: así en la Argentina (hambre sombrío, M. A. Torres F., La Nación, 16-VII-1944), en Nuevo Méjico (munchu hambre, BDHA I, 298), etc.

DERIV.

Hambrear [«aver hambre, esurio», Nebr.]; ast. afamiau ‘hambriento’, esfamiar ‘hambrear’, famión ‘hambrón’ (V). Hambriento [famniento, Berceo], existiría ya *FAMէNĔNTUS en latín vulgar, de donde procederán no sólo el port. faminto, gall. famento5, ast. famientu (V), sino también los disimilados cat. famolenc (una variante famalenc < *famenent, existe en la toponimia catalana: La Font Famalenca en Falset junto al linde con Pradell, fuente que abre el apetito), oc. ant. famolent, y la antigua forma famolento del Norte de Italia (el tipo *FAMULENTUS supuesto en el REW no es verosímil morfológicamente, aunque no puede descartarse del todo una forma analógica de SOMNOLENTUS); también se han empleado en castellano el ant. hambrío, arg. hambrioso (Fausto Burgos, La Prensa, 4-IV-1943), el aumentativo hambrón, y en el Ecuador y en ciertos autores españoles hambreado (BRAE VIII, 497). Hambrina ‘hambre extrema’ and.6, hambruna en la América del Sur, jambrusia en Cuba (F. Ortiz, Catauro, p. 161). Deshambrido [1543, Crónica de Ocampo, Aut.; G. de Alfarache, etc.]. Famélico [1528, A. de Guevara], tomado del lat. famēlĭcus íd.; duplicado semi-popular del anterior (M. P., Rom. XXIX, 356) es el cast. jamelgo ‘caballo de mala estampa’ [Acad. 1884, no 1869; Juan Valera en Pagés], en gallego famèlgo ‘hambriento’, port. pop. famelga ‘persona con cara de hambre’ (Fig.), en la Bairrada famelgo ‘sujeto astuto’.

1 En el REW se cita un foamine como antigua forma rumana, junto al rum. foame, y el rum. foamite ‘hambre extrema’ (macedorrum. foamită). Pero Pu?cariu no conoce aquella forma.―

2 Aunque esfaimar podría indicar lo contrario.―

3 IrmFa. En la lengua literaria el empleo de fame es general, aun en autores que a menudo prefieren formas del SO., como Castelao («mirrada de frío e chuchada de fame» 279.24, 260.19).―

4 Hay cambios anómalos de vocal algo comparables en NIVE > *NĔVE (a causa de NĔBULA) o NŬCE > *N֊CE por influjo del sinónimo céltico KN֊VA. Éste sugiere que *FOMES se debiera al influjo de la forma del mismo vocablo en una lengua del substrato. Es idea que podemos desechar pues fames no tiene parentela en las demás lenguas indoeuropeas, y aun si fuese cierta la insegura etimología que le dan Walde, Walde P. I, 548, 829, y Pok. (IEW 239.6), sus parientes, raros, inciertos y de sentido harto diferente, no dan apoyo sólido a la idea de que un vocablo paralelo a FMES pudiera existir en sorotáptico o en algún dialecto céltico (lenguas donde además tendría d-, no f-, si hubiese existido). En cambio pisamos terreno más firme suponiendo que el roce constante con el verbo romance come de comer pudo ayudar en Portugal a la consolidación de la variante fome. Nótese que, en la citada cantiga, el rey Don Dinís juega repetidamente con las palabras come y fome, que va repitiendo en rima. Se comprende que en la corte de este y otros reyes portugueses, las tendencias conceptistas o jocosas favorecieran por esto la variante fome y que ésta se generalizara allí desde entonces, a diferencia de Galicia.―

5 Castelao 71.12, 212.27.―

6 De ahí jambrinas ‘hambriento’ en la prov. de Salamanca (RFE XXIII, 227).