HALLULLA o HALLULLO, nombre de varias especies de panes o pasteles, origen incierto: cabe relacionar con el hispanoárabe Ʌallûn ‘bollo de pan’ y también con el lat. FOLI֊LA ‘hojuela’; pero es incierto que aquél sea de origen arábigo, y en cuanto al cast. hallulla, -llo, ambas conexiones tropiezan con graves dificultades, que disminuirían admitiendo una trasmisión de FOLIOLA por el mozárabe.
1.ª doc.: «hullulla, o torta, crescenta, fugaccia, fugazza, schiacciata», 1570, C. de las Casas.
Simonet (s. v. halón) llamó la atención hacia el probable parentesco del «cast. hallulla y hallullo, muy usado en Andalucía [falta en A. Venceslada y Toro G.] y en esta ciudad de Granada para designar una especie de torta (placenta rotunda), que se parece mucho a la diadema de un santo» con el hispanoárabe hallûn, empleado por Abencuzmán (med. S. XII) como nombre de una torta que se amasaba en Córdoba por Año Nuevo, a la que compara con una recién casada (⺆arûs) adornada con su corona o diadema (tâǤ); también PAlc. registra halón «bollo de pan», pero el plural halálin, que indica el mismo autor, permite enmendar halón en hallón. La semejanza de Ʌallûn, palabra no recogida por ningún diccionario árabe, con nuestro hallullo es considerable, pero no tan grande que no quepa la posibilidad de una semejanza casual, tanto más cuanto que es difícil explicar la divergencia entre las terminaciones -ûn y -ullo, -ulla: un «cambio de sufijo» no es explicación que contente en este caso, puesto que lo lógico sería entonces que la forma más antigua fuese la primitiva, y es inverosímil que el sufijo frecuente -ón se sustituyera por el raro -ullo; lo más fácil sería admitir que un primitivo *hallul se cambiara en hallûn por disimilación o cambio de sufijo, y por otra parte pasara en castellano a hallulo y con dilación a hallullo, pero el apoyo que a este supuesto prestaría la grafía hallula, -ulo, de Oudin y Aut. es insuficiente aunque sea forma real, pues aunque parece probable que en estos léxicos sea errata copiada de eds. de C. de las Casas, la grafía de la Puerta de las Lenguas podría al parecer confirmar la existencia de hallulo.
Sea lo que quiera, no puede tomarse en serio la etimología de Simonet, gr. şλων, -ωνος, ‘era’, ‘círculo’, ‘halo, auréola’, pues no explica la Ʌ- aspirada del árabe ni la -ll- primera ni la terminación -u(l)lo. Más probable parece en principio que Ʌallûn sea voz de origen arábigo, pero los puntos de apoyo que ofrece el árabe son vagos: puede pensarse en un derivado de Ʌulw ‘dulce’ (en España Ʌulú) ―aunque esto no explica la terminación -u(l)lo―, o en Ʌulûl ‘personificación de la divinidad en un ser humano’, ‘Pentecostés’ (Dozy, Suppl. I, 313a)―aunque no sabemos que el hallullo se haya relacionado con esta fiesta―, o en Ǥibn Ʌālûm o Ʌallûm, empleado hoy en Egipto y Siria (Dozy I, 318a) en el sentido de ‘queso salado’ (que en el vulgar de España se habría pronunciado Ʌallûn), aunque no sabemos que el hallullo se hiciera de queso o fuera salado, y así no explicamos la terminación moderna.
Por otra parte, un vocablo muy análogo se halla en una zona romance bastante alejada, pero la semejanza es tan notable que uno duda de que sea casual: en los dialectos de Ginebra y Saboya alouilles (pronunciado con ll palatal) son «bonbons, dragées, caramels, etc., que les enfants vont demander le dimanche des Brandons aux jeunes époux qui n’ont pas encore d’enfant et que ceux-ci s’empressent de leur jeter», y también las fogatas que encienden los jóvenes en esta fecha (Gloss. des Patois de la Su. R., s. v. aloulya); alúྊཙ existe también en el departamento del Ain como equivalente de bugne (Duraffour, Rom. LXI, 110), es decir, fr. beignet, cast. buñuelo, y en Saboya el dimanche des Brandons se llama dmejhe des bugnes (Constantin-Désormeaux), de suerte que ‘buñuelo’ parecería ser el sentido propio de alouille; aunque Wartburg deriva de ALLOCARE, fr. allouer ‘conceder’, Gauchat lo pone en duda. ¿Tendremos ahí un hispanismo, acaso procedente de la ocupación española del Franco-Condado? No es fácil. ¿Habrá, a pesar de todo, una semejanza casual? Quizá sí, pero también cuesta admitirlo. El único medio de escapar de este dilema sería admitir que la palabra española y la francoprovenzal proceden independientemente del lat. eclesiástico HALLELUIA, exclamación de alegría empleada como nombre de pasteles de significado más o menos remotamente religioso. De hecho, aleluya según la Acad. es «dulce de leche en forma de tortita redonda, con la palabra aleluya realzada encima, que acostumbran regalar las monjas a los devotos en la Pascua de la Resurrección» (ac. 7), y en Cuba es un dulce de leche, almendras y azúcar que ha perdido su carácter religioso o monacal (Ca. 241)2. Habría entonces haplología de las sílabas le-lu, y la primera -ll- castellana se explicaría: bien por estas dos l consecutivas, bien por la -LL- doble de la forma etimológica3; en cuanto a la segunda -ll-, que hoy en América podría ser simplemente ultracorrección gráfica del yeísmo popular, en el Siglo de Oro y en francoprovenzal debería explicarse por dilación de la lateral anterior. Esto nos obligaría a negar todo parentesco con. a forma hispanoárabe, y como por otra parte así no explicamos la h- constante de las grafías de los SS. XVI y XVII, ni la variante en -ula, -ulo (si es que es real)4 debe reconocerse que esta etimología no es segura.
Según GdDD 2854 se diría jayuya en Almería y Granada, jayuyo ahí y en Murcia (no G. Soriano ni Sevilla), hallulla en Granada, Sevilla y Jaén, y documenta esta forma en Mal-Lara y hallullo en Zárate; la Acad. da jallullo como andaluz. Parece, pues, que la h- era realmente aspirada y así habrá que abandonar definitivamente la etimología HALLELUIA para adoptar quizá la de GdDD, FOLIOLA (de donde el castellano hojuela, etc., de sentido análogo), a condición de admitir que fuese forma mozárabe, con -ll- (< -L?-) y ú (< ֊), normales en este dialecto, y que luego pasara de f- a h- por castellanización; la forma en -ulla sería entonces la primitiva, y la en -ulla se debería a una dilación. Acaso también tenga este origen Alquézar belulo «masa que se cuece en el horno, en poco rato, en forma cilíndrica y gruesa» (Arnal G).
1 En la X, el propio diccionario trae como andaluz xallullo «pan o massa que sobre las asquas se pone para que se tueste o asse».― ↩
2 Está muy extendida la secularización del vocablo con valores diversos: en M. Fierro, aleluyas parece significar ‘frioleras, bagatelas’ (II, 2642), en el Perú, Ecuador, Colombia y Sto. Domingo ‘excusas frívolas, marrullerías, mañas’ (Malaret).― ↩
3 Comp. «La mocedad no es razón / que llegue a resencia tuya. / ―Si es hoy la edad alleluya, / mañana es kirie eleison», Quiñones de B., ed. Cotarelo, 507.― ↩
4 En rigor el autor de la Puerta de las Lenguas pudo emplear una forma aprendida en los diccionarios citados. ↩