GÓNDOLA, ‘embarcación pequeña de recreo usada principalmente en Venecia’, del it. góndola íd., probablemente tomado del b. gr. κοντούρα ‘pequeña embarcación de transporte’, femenino de κóντουρος ‘corto, rabón’ (compuesto de κοντóς ‘pequeño’ y οȔρά ‘cola’).

1.ª doc.: Covarr.; 1634, Lope, Gatomaquia.

Terlingen, 248-9. Además figura en Calderón, donde no parece referirse a Venecia; tampoco en Aut., mientras Covarr. y Lope se refieren exclusivamente a la ciudad del Adriático. En el bajo latín de Italia se halla el vocablo desde 1098, en Venecia, y aparece en Génova y otras partes en el S. XIII, vid. Vidos, Parole Marin., 430-4. Aunque en la Edad Media designa una embarcación de transporte, y como nombre de la góndola veneciana no se documenta hasta el S. XVI, esto no prueba que tal ac. no fuese ya usual antes de esta época, en que empieza a ser verdaderamente abundante la literatura de viajes y de imaginación, en contraste con las escrituras de tipo utilitario que nos proporcionan nuestra documentación medieval; el hecho de que un extranjero como Commines, en el S. XV, al describir la góndola veneciana, no nos dé su nombre, no prueba naturalmente que éste no circulara ya, y por el contrario es probable que así fuera, cuando el vocablo aparece en aquella ciudad doscientos años antes que en Génova y Pisa. Por lo demás, aunque la aplicación a la embarcación de recreo sea secundaria esto no prueba nada en favor de la tesis de Vidos, pues también las embarcaciones de transporte se balancean. Luego no convence la argumentación de este filólogo para desechar la etimología expresiva admitida por Vidossich, M-L. (REW 2748), Gamillscheg, Bloch, etc., y volver al gr. κóνƌυ ‘vaso de beber’, propuesto por Diez (Wb., 376); claro está que la aislada forma gonda empleada por Pulci en el S. XV tiene muy poco valor frente a la abundante documentación de góndola, y tampoco sería decisiva en favor de κóνƌυ, pues hay formas expresivas como dondar o dundá en Trevigio y en Val-Vestino, dundagiar en Engadina, etc.; gondolar es forma veneciana y friulana equivalente del it. dondolare (comp. gongolare ‘demostrar contento’). Por otra parte el vocablo griego en cuestión, aunque Hesiquio (según Tommaseo) le dé el significado de ‘embarcación’, es palabra rara en todas sus acs., que se cree de origen persa y no ha dejado descendencia latina ni romance.

En una palabra, la etimología de Diez y de B. E. Vidos no puede sostenerse, mientras que la explicación por una creación expresiva es aceptable y no habría necesidad de buscar otra. Sin embargo, los esposos Kahane en un artículo reciente (RPhCal. V, 174-7 y en Hom. a Tovar, 1972, 22) prueban en forma convincente que la realidad fué diferente. El b. gr. κóντουρος ‘rabón, corto’ (compuesto del griego κοντóς ‘pequeño’ y οȔρά ‘cola’), sustantivado en su forma femenina κοντούρα, aparece a med. S. X como nombre de una embarcación más pequeña que la galera, capaz de llevar solamente la mitad o la cuarta parte de las tropas que lleva ésta. La forma arromanzada condura aparece, también en el Adriático, en numerosas fuentes de los SS. XIII-XIV, designando una embarcación parecida, y por el mismo tiempo aparecen también las variantes gondora y gondola. La demostración es punto menos que concluyente.

Único detalle que no resulta bien claro es el traslado del acento, para lo cual no basta el influjo del sufijo -ola, pues este sufijo es tanto o más frecuente con el acento en la o. Sin embargo, tratándose de un extranjerismo pudo haber influjo de alguna palabra autóctona que explicara este cambio; sea nombres de partes de esta embarcación, como còrbolo «tavola della gondola» o nómbolo «fasciame della gondola» (Diz. di Mar.), sea del lat. CONDȷLUS ‘anillo, argolla’, que tanto se parecía, y que por lo menos en Cataluña designa la argolla del timón de las barcas (hoy góndol, y gondo ya documentado en 1489, vid. Homen. a Rubió i Lluch III, 295). Lo más probable, sin embargo, me parece que el traslado acentual se deba al influjo secundario de dondolare ~ gongolare, que aunque no constituyan el étimo histórico, actuaron, sin embargo, de etimología popular.

De Italia emigró esta voz a todos los idiomas modernos que la emplean; y aun el cat. ant. gróndola, documentado con frecuencia desde el S. XIII (Terlingen), procederá también del italiano. En español el vocablo tomó además el sentido de ‘carruaje en que viajan juntas muchas personas’ (Acad. ya 1843), hoy especialmente chileno, con aplicación a los ómnibus automóviles de las ciudades de aquel país.

DERIV.

Gondolero.