GUINGA, ‘cierta tela de algodón’, del port. guingão íd.
1.ª doc.: 1485; guingao, guingans y guingas, Terr.; Acad. ya 1884, no 1817.
Con la definición transcrita está en el glosario regional que puso Fernández Duro a sus Memorias Hist. de Zamora (IV, 468ss.), a. 1883. Claro está que no figura entre los nombres de paños importados que se anotan en los Aranceles santanderinos del S. XIII. El port. guingão (pl. guingões) es frecuente desde 1552, y se refiere siempre a las Indias Orientales; vid. Dalgado, s. v.; quien hace partir la voz portuguesa del malayo gingong ‘cotonía listada o ajedrezada’. Del portugués proceden también el fr. guingan y el ingl. gingham; claro es que tanto la forma castellana como la francesa son de origen portugués, pues de haber llegado directamente del francés al castellano éste hubiera tomado el vocablo en la forma *guingán. La etimología de Littré, que derivaba del nombre de Guingamp, ciudad de Bretaña, prohijada por la Acad., parece carecer de fundamento, según ya indicó el DGén. Sin embargo, por otra parte, como señala Pottier (Fs. Wartburg 1958, 585) se encuentra guingao en castellano en el S. XV: en las Cuentas de Gonzalo de Baeza aparece la palabra en 1485, 1486, 1487, 1489, 1491 y 1492; se trataba de un tejido tan corriente como módico de precio: «28 varas de guingao para un almofrex, que costa 33 mrs. la vara, 924 mrs.»; el lienzo valía de 20 a 30 maravedís y el terciopelo de 1.000 a 3.000 en el mismo documento. Esto obliga a suponer que la palabra portuguesa ―y la cosa― existían antes de 1485 en portugués. Queda abierto por lo tanto el problema del origen de la palabra portuguesa; aunque convendría investigar si las referidas Cuentas de Gonzalo de Baeza son coetáneas.