GUAIRA, ‘hornillo de barro en que los indios del Perú funden los minerales de plata, encendido con carbón y estiércol de llamas, que obraba por la fuerza del aire, sin otro instrumento alguno’, abreviación del quich. waଖraƇína ‘lugar o aparato para aventar’, derivado de waଖráƇiଖ ‘someter algo a la acción del viento’, y éste de wáଖra ‘viento’.
Friederici,
Am.
Wb., 271-2. A la documentación citada puede agregarse el testimonio del licenciado Cepeda, del a. 1590
1.
Explica el P. Cobo (a. 1653) que las guairas se ponen solamente en los collados y laderas donde con más fuerza soplan los vientos, y Baltasar Ramírez (a. 1597) declara que los indios peruanos «formaron este vocablo
guaira china, que quiere dezir obra del viento; éstos son hornos portátiles de forma de una caxuela, hecha de barro crudo, de un dedo de grueso». Friederici explica que
guaira china es ‘servidora del viento’, tomando
china por palabra independiente, que en efecto significa ‘mujer’ o ‘criada’ en quichua. Lenz,
Dicc. 365-6, se limita a derivar del quich.
wayra ‘viento’. Ambos se acercan a una interpretación exacta, sin llegar a ella. En realidad,
waଖraƇína es palabra derivada y no compuesta, sustantivo formado con el verbo
waଖráƇiଖ «airear, ventilar; aventar, dar viento (a algo)» (Lira) y el sufijo instrumental
-na: «
wayrachína: aventador, lugar o aparato para aventar;
kkóri wayrachína: lugar donde se avienta oro» (íd.). Los conquistadores, interpretando quizá como Friederici, prescindieron de
-china abreviando el vocablo en la forma actual. El centroamer.
guaira ‘especie de flauta de varios tubos que usan los indios’ (Acad., Malaret, que lo sacarán de Salazar García; falta Gagini) es difícil, por razones geográficas, que tenga que ver con el quich.
wáଖra ‘viento’.