GRIS, de origen germánico, probablemente tomado de oc. ant. gris íd., y éste del fráncico *GRÎS íd. (b. alem. ant. grîs ‘anciano’, ‘cano’, neerl. grijs ‘gris’).
1.ª doc.: peña grisa ‘piel gris’, invent. de Toledo, a. 1273 (RFE IX, 271-2).
Todo este cuadro histórico resulta, sin embargo, elocuente: gris en español (como en portugués), es palabra importada de Francia con el comercio de pieles. Aunque el cat. gris ya se halla en 1435, es más probable que se tomara de la lengua de Oc, donde ya lo emplea el primer trovador, Guillermo de Poitiers, en el S. XI; también pudo llegar por el comercio marítimo desde el Norte de Francia. En realidad, no hay razones para admitir que gris sea palabra tomada por el latín vulgar del germánico común, como se ha dicho varias veces; el it. grigio puede ser galicismo o voz tomada directamente del fráncico. El caso es que en germánico sólo se documenta el vocablo en fecha antigua en bajo alemán y en neerlandés, pues consta que en alto alemán medio es palabra importada (vid. Kluge): luego el galorromance hubo de tomarlo del neerlandés ant. o del fráncico.
«Gris se llama en Andalucía el aire y tiempo muy frío», según Aut., y hoy sigue diciéndose familiarmente en castellano que hace gris, así con referencia al viento como al frío en calma. Lo mismo se dice en el catalán de Valencia (G. Girona, P. Meneu), mientras que en Cataluña se dice griso, y en el fr. dialectal del Centro gris es ‘viento Norte’, comp. lemos. ven negre ‘viento Norte’ (Wartburg, ARom. IV, 265); con parisiense gris ‘viento frío’ (Ch. Nisard, citado por Sainéan. Sources Indig. II, 294), gall. griseiro ‘glacial’ («na estación queda moita xente de pé arrufiándose c’o bafo ~ da mañán», Castelao 222.7); comp. turco kara yel propiamente ‘viento negro’ y fr. bise, derivado de bis ‘pardo’. Hay, probablemente, alusión a los días nublados y grises del invierno. En Marruecos gerîza o Ȑigrîza significa ‘escarcha’ (Lerchundi, Meneu), de ahí judesp. marroq. agrís íd., caer agrís ‘hacer tiempo muy frío’, frío como l’agrís, frío agrís (BRAE XIII, 525-6; XIV, 568); pero estas palabras son hispanismos, según lo muestra ya su g oclusiva, y nada tienen que ver con la raíz arábiga k-r-z, de significado absolutamente distinto (contra lo que supone Pascual Meneu, Rev. de Aragón VI, i, 467).
DERIV.
Grisa (V. arriba). Grisáceo o gríseo. Griseta [Terr.], del fr. grisette; agrisetado [1782, DHist.].
CPT.
Grisgrís ‘especie de nómina supersticiosa de los moriscos’ [Acad. ya 1817]: quizá sale más bien del ár. Ʌírz ‘amuleto’ (documentado en R. Martí y otros muchos: Dozy, Suppl. I, 269a), pero conviene tener esta etimología en cuarentena mientras no se logre documentar el vocablo castellano.
1 «Ropas trahen a sus guisas, / todas fendidas por rrayas, / do les paresçen sus sayas /forradas en peñas grisas», Serranilla de las Hijas, M. P., Poesía ár. y poes. eur., p. 92. ↩