GINEBRA, ‘ruido confuso’, ‘desorden, desarreglo’, ‘instrumento grosero compuesto de una serie de palos, tablas y huesos que producen ruido al ser rascados por otro palo, para servir de rudo acompañamiento de un canto popular’; del nombre propio Ginebra, quizá del de la reina de este nombre, cuyos famosos y desenvueltos amores con el héroe, en la historia caballeresca de Lanzarote, causaron rumor y escándalo.
1.ª doc.: 1628, G. del Corral, como nombre del instrumento.
Por la misma época figura en Vélez de Guevara (Fcha.) y algo más tarde en Colmenares, citado por Aut., donde se registra también la ac. ‘ruido confuso de voces humanas’; las demás fueron admitidas posteriormente por la Acad. Dice Terr. que es también una máquina para levantar agua o para juegos de niños. De los amores de Lanzarote y Ginebra hablan el Rimado de Palacio, el Corbacho, el Amadís, el Quijote, etc. Su nombre procede del fr. Guenièvre, a su vez de origen céltico, pero al pasar por el Sur de Francia y Cataluña el vocablo fué contaminado por el autóctono ginebre ‘enebro’ (pron. igual que ginebra en catalán), del lat. JUNIPERUS. Sin embargo hay otra posibilidad. Ruiz de Alarcón (La Cueva de Salamanca II, i, 31ss.), hablando de las libertades de que disfrutan los espectadores de comedias, dice «tal fiesta allí se celebra / que halla cualquier convidado / platos de carne y pescado, / como en viernes de Ginebra», aludiendo, como nota Denis, a la promiscuación practicada por los protestantes ginebrinos. De ahí se pudo pasar a ‘desorden vergonzoso’ y luego ‘ruido confuso’. Tal vez hubo confluencia de las dos ideas en la conciencia popular.