GERIFALTE, tomado del fr. ant. girfalt (hoy gerfaut), y éste del escand. ant. geirfalki íd., compuesto de falki ‘halcón’ y geiri ‘estría, objeto en forma de dardo’, a causa de las listas semejantes a flechas que cruzan el plumaje de esta ave de presa.

1.ª doc.: girifalte, J. Manuel († 1348), Libro del Caballero e el Escudero, Rivad. LI, 250b; gerifalte, 1640, Mz. de Espinar (Aut.).

Girifalte se halla también en el glosario de Palacio (h. 1400), en el Canc. de Baena (W. Schmid, también, pero menos frecuentes, girifarte, -fante) y en Nebr. De ahí procede el hispanoárabe jaráfan (PAlc.). Para el origen de la palabra francesa, vid. Kluge, s. v. gerfalke; REW, 3713. Menos probable parece partir de un fráncico *gêrfalk (Gamillscheg, R. G. I, p. 183; EWFS, s. v.), pues es sabido que las aves de presa solían importarse de Escandinavia, y según Kluge el vocablo no aparece en Alemania hasta el S. XIV, de suerte que no es de creer que existiera en fráncico; en Escandinavia se documenta desde el S. XII, que es la época en que aparece en francés. Desde este idioma se extendió a los demás romances. La Acad. cita una variante ant. garifalte, que pudo venir de oc. ant. guirfaut, cat. ant. grifalt (Lulio, Meravelles, N. Cl. III, 122), o ser debida al influjo del vulgar garifo ‘jarifo’, influjo que de todos modos hubo de intervenir en esta forma; de ahí también grifalto ‘culebrina de muy pequeño calibre’ (Acad.).