GARMA, ‘risco, despeñadero’, ast., santand., antigua voz local, probablemente prerromana.
La Acad. señala
garma «pendiente muy agria y vertical donde es fácil despeñarse» como asturiano y santanderino ya en su ed. de 1884. Rato en 1899 confirma: «pendiente muy escarpada y de difícil acceso en la ladera de un monte; vid. peña», y
engarmáse como término de Llanes «meterse en una garma»; también Vergara en el suplemento de su vocabulario de Segovia señala
engarmado como recogido en Santander o Burgos. García Lomas, aunque reconoce que existe esta ac. citándola en varias localidades occidentales de la provincia, dice que en la parte central es «enredo, maleza, césped y lodo que se forman en algunos cauces y que sirven de guarida a las truchas, siendo allí difícil de pescarlas»,
persona con garma ‘la que es recelosa’,
haber garmá o
garmona cuando hay dificultades o inconvenientes en algún asunto,
engarmar ‘enredar a alguno’,
desengarmar ‘aclarar algún asunto’
1, alto-santand.
garma «morena formada por piedras movedizas, efecto de los glaciares»,
BRAE XXV, 388. No es imposible conciliar los dos matices semánticos de ‘despeñadero’ y ‘maleza, matorral’, pues coexisten en otros muchos vocablos, vid. lo que digo en
GÁNDARA y en
BREÑA. El vocablo debe de existir también en el Alto Aragón puesto que en Sallent de Gállego existe un paraje conocido por
Garmo de los Muxales (
RLiR XI, 190)
2;
engarmarse ‘quedarse colgado en un risco’ en Bergua, Valle de Broto; vco.
harbe,
kharbe ‘cueva en una peña’, Tovar
DEVco. Desde luego la geografía y la semántica se oponen a que busquemos relación con el ár.
karm ‘viña’ y el granadino
carmen ‘huerto’. En cambio, aunque más lejano en el mapa, no es imposible la relación con el croato de Dalmacia
gârma «ravin naturel entre deux rochers», «grottes, cavernes du littoral» (Skok,
ZRPh. L, 201). De la idea de ‘garganta’ se puede pasar fácilmente a la de ‘paraje enriscado’ y por otra parte a ‘gruta’, y para coincidencias ilirio-hispánicas, V. el artículo de M. P.,
ZRPh. LIX, 190. Ahora bien, J. U. Hubschmied (
VRom. III, 121, n. 2), sin conocer el vocablo español, propone explicar esta voz croata, ajena al servio y croato general y a las demás lenguas eslavas, por un ilir.
*GARMଵ o
*GALMଵ ‘garganta, quebrada’, hermano del galo
*BALMଵ ‘caverna’ (hoy extendido desde el Tirol hasta Valencia), admitiendo, que ambos proceden del indoeur.
GwEL- ‘tragar’, con la representación céltica de
Gw por
B. Como así no queda claro el cambio de
L en
R, hay otras explicaciones seguramente preferibles.
Bariȼ parte del alb.
karmཙ ‘cueva’; Pokorny,
ZCPh. XX, 489, también encuentra en ello dificultades fonéticas y prefiere suponer sea voz iliria de origen indoeuropeo, con el sentido primitivo de ‘horno’ (> ‘cueva’), indoeur.
gwhormā (= gr.
thermós, lat.
formus ‘caliente’). Sería pues palabra indoeuropea común al sorotáptico (> dialectos cántabro-pirenaicos del ibero NO.) y al ilirio, familias lingüísticas extremamente afines en su léxico indoeuropeo.
Pero hay un vco. guipuzcoano armoka «picacho» y armo íd. registrado por Azkue en Mañaria (centro-Sur de Vizcaya), del cual parece otro derivado armol «pedregal en medio de un terreno» en Arratia, poco al SE. de Bilbao. Ahora bien, esto parece derivado de arri ‘piedra’ que tuvo antiguamente en vasco primitivo y céltico la forma KAR(R)I-. De ahí me inclino ahora a derivar toda la familia aquí estudiada.
Claro que garma no tiene que ver con el lat. GRAMEN ‘grama’, pese a GdDD: no es cierto que signifique «hierbajos» en Santander (sólo ‘maleza’, ac. secundaria, que ya he explicado).