GARAÑÓN, ‘asno grande destinado para cubrir las yeguas y las burras’, del germ. WRANJO, -ONS, ‘caballo padre, semental’ (b. alem. ant. wrênjo, neerl. med. wrêne, a. alem. ant. reinn(e)o íd., comp. b. alem. med. y mod. wrenschen ‘relinchar’).

1.ª doc.: guaranyón, h. 1300, Fueros de Aragón, ed. Tilander, § 213.1 («si cavallo o yegua... o asno guaranyón d’algún fiador fore pendrado»).

Garanón (léase garañón) aplicado a un asno retozón y desvergonzado se lee también en J. Ruiz (1405b); emplea asno garañón una ley de la N. Recopil. dictada por Enrique III (1390-1406, vid. Aut.); en APal., 194d, quizá designe más bien el caballo padre («un ponçoñoso sudor que distila de las yngres de las yeguas quando cobdician al garañón»), también en Nebr. («garañon: admissarius; g. echar: admitto»), y en varios dicc. del S. de Oro, mientras que Covarr. dice que lo mismo designa el uno que el otro, y además el macho de cada una de las dos especies que se ayunta con la hembra de la otra; en el sentido de caballo semental corre hoy en la América Central, Méjico y Chile, mientras que la Acad. (desde Aut.) da como normal la aplicación al asno, y en Canarias se extiende al macho cabrío (S. de Lugo); para documentación vid. Cuervo, Disq. 1950, 574; W. Schmid, Canc. de Baena; Gillet, índice a su ed. de la Propaladia. La variante grañón, usual en Albacete (A. Zamora, RFE XXVII, 235), es fácil de comprender.

El port. garanhão es el ‘caballo padre’, y aplicado a un hombre mujeriego (ac. también usual en castellano) se registra ya en Ferreira de Vasconcellos (1547). Oc. garanhon ‘caballo padre’, ‘hombre disoluto’, es antiguo y moderno1; del fr. ant. garegnon ‘caballo no capado’ no hay más que un ej. (y otro en el sentido secundario ‘verga del caballo’2), lo cual se explica por la temprana concurrencia de étalon. Finalmente hay el it. ant. guaragno y el cat. guarà3 ‘garañón, asno padre’; el port. garrano, -ana, ‘caballo o yegua de pequeña estatura’ (ya Moraes) no es seguro que tenga el mismo origen. La inicial hispano-portuguesa ga-, en lugar del gua- que se esperaría, la circunstancia de que *WRANJO parece ser forma fráncica, a la cual correspondería en gótico una forma en -A, -ANS, y la divergencia con el cat. guarà (de origen gótico), todo lleva a sospechar que garañón sea préstamo galorrománico, tomado seguramente de la lengua de Oc, dada la poca vitalidad de la forma francesa. Pero esta conclusión es en realidad dudosa: el préstamo de un vocablo tan popular, rústico y antiguo, está lejos de ser convincente a primera vista, la forma con gua- existió en Aragón (más testimonios en Du C., aunque figuran en textos legales que pueden venir de una fuente común con la forma aragonesa arriba citada), la reducción de gua- a ga- podría en rigor explicarse por la posición átona, y sobre todo el anónimo botánico de h. 1100 nos da ya el adjetivo mozárabe ġarannū aplicado a una clase de mijo «porque sus espigas son largas y colgantes, al modo de las colas de los caballos»: un préstamo occitano en la España musulmana, en noción de tal carácter y en fecha tan temprana, es difícil de admitir.

Por otra parte, la exacta forma germánica de donde proceden las romances no es fácil de determinar. Que el vocablo es germánico está fuera de dudas, pues waranio, -onis, ya aparece en la Ley Sálica y en el Capitulare de Villis, lo cual basta para refutar la opinión de Griera (BDC V, 46-47) de que se trata de un derivado de EQUA ‘yegua’, debido a un cruce con SUPER-ANNUM que ha dado el cat. dial. sobran ‘potro de más de un año’4. Pero ya es dudoso el vocalismo de la sílaba radical: el a. alem. ant. reinn(e)o haría suponer un diptongo AI, de donde el tipo *WRAINJO que admitieron Brüch, M-L. (REW, 9573) y Gamillscheg (R. G. I, p. 198); no habría dificultad, por lo demás, en la reducción romance de AI a A; por otra parte, el diptongo no es general en alto alemán antiguo, y las formas antiguas del bajo alemán y el neerlandés no nos enseñan nada seguro en este punto; por ello, y teniendo en cuenta que el b. alem. med. wrenschen ‘relinchar’, hoy conservado en el Meclemburgo, indica un étimo *WRANISKON (WRAIN- habría dado *wrēnschenn), Mackel (ASNSL CLXIV, 256) se inclina a admitir *WRANJO creyendo que el a. alem. ant. reinneo se explica por la metafonía incipiente.

Por otra parte, es difícil de explicar la forma cat. guarà, que ya se halla varias veces en la Edad Media (guaran en las Costumbres de Tortosa, S. XIII, ed. Oliver, p. 124; guarà en el Spill, a. 1460, v. 8594; etc., desde 1063 (kavallo guaran: Cartul. St. Cugat II 300)5. Al fráncico *WRANJO correspondería quizá *WRANJA, -AN, en gótico; pero de ahí sólo podría salir *guaranyà; tampoco es satisfactorio partir del nominativo *WRANJA, de donde un *guaranya cambiado quizá en *guarany para evitar su apariencia femenina, pero de aquí es difícil pasar; quizá hubo en esta etapa influjo de sobran, de donde el guaran de las Costumbres de Tortosa, y de ahí ya no costaría llegar a guará (como bla o rodó, de los regulares blan, rodon, aunque éstos son adjetivos, más accesibles a la analogía).

Pero ante todo conviene tener en cuenta el pasaje de San Isidoro donde trata de las capas, pelos o colores del caballo: «Cervinus est quem vulgo guaranem dicunt; aeranem idem vulgus vocant, quod in modum aerei sit coloris» (Etym. XXII, i, 53). Hay variantes manuscritas warranem y guaranen. A pesar de la forma aeranem, donde debemos ver una de las acostumbradas etimologías falsas del santo (de aereus ‘broncíneo’), es difícil no reconocer ahí el prototipo gótico del cat. guarà, tanto más cuanto que glosarios posteriores (probablemente basados, empero, en el texto isidoriano) dan la misma frase con la forma correcta waranem. Así lo reconoce Sofer, pp. 21-246. Luego tenemos derecho a postular, a base de este testimonio, un gót. *WRANS, del cual el fráncico *WRANJO y demás formas posteriores serían derivaciones provistas de sufijo; de ahí vendría regularmente el cat. guarà7 y quizá el port. garrano. ¿Existiría además otra forma gótica *WRANJIS (como supuso Bruckner), de la cual provendría el it. ant. guaragno? Entonces podríamos creer que el garañón hispanoportugués es un aumentativo de un guaraño preliterario8, procedente de esta forma gótica. Pero esto es muy dudoso, pues el guaragno italiano, por su poca vitalidad, es sospechoso de ser préstamo galorrománico. Quizá, a pesar de todo, garañón sea un occitanismo temprano explicable inicialmente como voz erótica de los trovadores o por alguna corriente comercial o algún hecho en la historia de la remonta que no me es posible precisar.

1 Hay ya 3 ejs. en trovadores, desde el S. XII, vid. Levy. En el último, que este autor no entiende, deberá quizá enmendarse Li orfanel van garanhos en li orfanels ven garanhos ‘el huerfanito se hace hombre’.―

2 En Canc. de Baena 7 v° b debe de ser la del hombre: «Segund la mala vida que en uno vivían / por celos e vegez e flaco garañón» (Schmid, p. 90).―

3 Vco. garaiño ‘caballo padre’ guip., sul. y Ainhoa (lab.), que Oihenhart da como garano; vizc. graiñoe «asno para cubrir yeguas» «caballo o gallo mal castrado», también granjoe.―

4 Abreviación de NATUS SUPER ANNUMnacido hace más de un año’, paralela a NATUS TRES ANNOS, DUOS ANNOS, etc. (‘de tres, de dos años de edad’), con SUPER en el sentido de ‘más de’, ‘por encima de’. M-L., Das Katalanische, § 136, rechaza con razón la opinión de Griera, pero lo hace en forma oscura y con muchos errores. Claro está que el cat. dial. eguarà es forma debida a un cruce con egua.―

5 M-L. y Spitzer (ARom. IX, 151-2) se esfuerzan en explicar un cat. goró, que según el primero saldría de guaranyon por pérdida disimilatoria de la ny intervocálica. Disimilación sin ejemplos y ciertamente imposible. Por lo demás, mientras tengo numerosos testimonios de guarà en la Edad Media, y hoy en todas las regiones del idioma, no conozco un testimonio fidedigno de goró, variante sólo recogida por Labernia (ya en la ed. de 1839), aunque junto a guarà, gorà, y reproducida por algún diccionario posterior, de segunda mano. Creo que no existe tal forma, mera errata de copia.―

6 No convence la contaminación que este autor quisiera ver ahí con el germ. WRATJA, fr. garance, ‘granza, rubia’. Y falta averiguar si tiene algún fundamento en los colores reales la identificación que hace San Isidoro entre el color del garañón y el cervino o cebruno. De todos modos, estos puntos no pueden afectar el hecho básico de que San Isidoro conocía un goto-latino waranem. Es muy posible que la única identificación con fundamento en los hechos fuese la de ‘cervinus’ y ‘aeraneus’, es decir, ‘de color cobrizo’: el cervuno o cebruno es, en efecto, intermedio entre oscuro y zaino; y que luego la identificación entre aeraneum y waranem sea debida sencillamente al sonsonete fonético y a la manía etimológica del hispalense.―

7 Y el a. arag. guaran ‘burro padre’, ‘cerdo macho’ (Kuhn, ZRPh. LV, 609-10; Casacuberta, BDC XXIV, s. v.; Peralta; Borao), que la Acad. en 1843 y 1884 daba como castellano; pero después ha rectificado y lo da como aragonés. Es dudoso si es forma autóctona o catalanismo, en vista de que el arag. ant. decía guaranyón, y hoy todavía se emplearía arañón [por deglutinación del artículo o (u)arañón] en este sentido en Panticosa, según Kuhn.―

8 Ésta es la forma que hoy se emplea en Murcia (G. Soriano) y que penetra algo por Alicante (Alcover).