GALPÓN, ‘cobertizo’, ‘barracón de construcción ligera, por lo general sin paredes’, sudamer., probablemente del náhuatl kalpúlli ‘casa o sala grande’.
Lenz,
Dicc. 343-4; Friederici,
Am.
Wb., 256-7. No figura en los diccionarios de aztequismos de Robelo ni Mendoza, ni en el de seudo-aztequismos del primero. Darío Rubio niega el origen náhuatl, fundándose en que no es palabra conocida en Méjico y en que el idioma azteca no posee la letra
g; en 1944 Ángel Rosenblat me comunicó su autorizada opinión, también contraria a este origen. Tiene fuerza en este sentido el hecho de que el vocablo sea hoy desconocido en Méjico y América Central, y sólo se emplee desde Colombia (allí ‘tejar, adobería, alfarería’) hacia el Sur; sin embargo, es muy concebible que el vocablo se olvidara después en estas tierras, como admite Lenz. La documentación allegada por este autor y Friederici en favor de
kalpúlli tiene verdadero peso: pocas dudas puede dejarnos. Oviedo emplea
galpón con referencia a las grandes salas del palacio de Moctezuma, es decir, precisamente en el sentido en que Molina (1570) recoge el náh.
calpulli; el peruano Garcilaso de la Vega, en 1602, emplea la forma
galpol1 ‘casa grande donde habitan varias familias’ (también
galpón en la ed. de la
Bibl.
de Cult.
Per., p. 56); sin embargo, en tiempo de Oviedo todavía no se había extendido el vocablo hasta el Perú, pues este autor nos advierte que allí al galpón llaman
guaçin (es decir, quich.
wasi ‘casa’). Luego parece ser palabra viajera, extendida por los conquistadores españoles. El argumento de la
g- carece de valor, pues no es raro que una
c- inicial se cambie en esta letra, como ocurrió en toda América con
GARÚA, y en Méjico mismo con
gachupín; también parece ser de origen centro o norteamericano
cutara ‘sandalia’, que justamente Oviedo altera en
gutara. En cuanto al cambio de
-úlli (pronúnciese con
l dental doble) en
-ol, es normal, recuérdese
guacamol ~
guacamole,
atole y tantos aztequismos; en
galpol >
galpón hubo cambio de sufijo provocado por la disimilación. Más datos pueden verse en Toro G.,
BRAE X, 562. En Guatemala y Honduras se ha conservado una variante
calpul, de origen evidente, allí en el sentido ‘reunión, conciliábulo’, aquí en el de ‘montículo que señala los antiguos pueblos aborígenes’. Nótese también que en lugar de las acs. rioplatenses ‘tinglado’, ‘barracón’, de aspecto realmente moderno y muy alejadas del
kalpúlli azteca, en otros países más conservadores tenemos sentidos más rústicos y no tan remotos: en Colombia, en general, es un tejar o cobertizo para la fabricación de adobes, pero me informa el Prof. Fdo. Ant. Martínez de que en el Valle del Cauca designaba hasta hace poco una sala interior de un edificio en la cual se almacenaban los productos de otra vieja industria local.