GALIMATÍAS, tomado del fr. galimatias íd., de origen incierto; quizá de Barimatía o Galimatía, empleado popularmente como nombre de un país exótico, de donde procedería el personaje evangélico José de Arimatea (en latín Joseph ab Arimathia), y luego aplicado a lenguajes incomprensibles, que se creen hablados en países lejanos.
1.ª doc.: Terr. (Acad. 1843 dice todavía que es «voz recientemente admitida»); Jovellanos en 1787 acentuaba galimátias, pero su corrector Meléndez Valdés -tías, BHisp. LXI, 381, v. 208. Ello comprueba lo reciente y forastero del vocablo.
Por lo demás otros autores coetáneos aplican galimatias a otros tipos de lenguaje incomprensible, como el novelista I. C. Sorel, que hace hablar a Jasón en galimathias al desembarcar entre los habitantes exóticos de la Cólquide, o Molière, que al decir «l’on n’a qu’à parler avec une robe et un bonnet, tout galimatias devient savant, et toute sottise devient raison» presupone que el galimatías son las chocheces de la gente ignorante y necia.
Por otra parte Sainéan (Sources Indig. I, 287-9), formulando más clara y convincentemente una idea apuntada ya en trabajo anterior (ZKPh. XXXI, 265), supone que jargon de galimatias sería el lenguaje de un desconocido país lejano, incomprensible por lo tanto, y este vocablo sería deformación del étnico del personaje evangélico José de Arimatea, en latín Joseph ab Arimathia, entendido como si fuese Barimatia, y luego alterado2. Que tales alteraciones se han producido en el Sur de Francia nos lo documenta Mistral en su artículo Galimatié que él define «Pays d’Asie, pays imaginaire que le peuple a tiré du mot Arimathie»; agrega cita de una canción popular provenzal donde se dice que Jóusè vino de Galimatié para ayudar a Jesús en la marcha al Calvario, y la de un poema bearnés «deu tems deu rèi Grippus, de la Galimachìe, / acò qu’es un recouenh pèr darrè la Turquie». Esta etimología se recomienda por su sencillez y naturalidad (claro está que galimatia recibió luego una -s por su semejanza con el nombre de persona Mathias), lo que le ha valido la adhesión de Spitzer (Litbl. XLVIII, 33); y el propio Schuchardt, al mismo tiempo que defendía una idea propia3, no se decidió a rechazarla totalmente (ZRPh. XXXI, 658-9). De todos modos haría falta documentarla mejor en el folklore occitano y francés, y a poder ser en textos del S. XVI.
Las demás etimologías pueden considerarse enterradas en la actualidad; para ellas véase la bibliografía y la argumentación reunidas en el FEW I, 222; Gamillscheg, EWFS; y en los trabajos ya citados. Quizá nunca se averigüe con entera seguridad el origen de esta palabra, que en su significado actual parece ser una creación personal de Montaigne.
1 Decía Montaigne, traduciendo el lema griego Ως οȔƌ༹ν Ƌ μάȎƓσις, Ɛν μƎ νοǢς παρſ, «a quoy faire la science, si l’entendement n’y est?».― ↩
2 Más bien por influjo del familiar Gallia o bien de Galilea, que por un proceso fonético, como supone Sainéan.― ↩
3 Schuchardt, BhZRPh. VI, 37, partía del vasco kalamatika ‘griterío confuso’, alteración del lat. grammatica (como el fr. grimoire ‘lenguaje incomprensible’). Pero es inverosímil que Montaigne fuese a tomar una palabra vasca, que por lo demás tiene forma bastante diferente; aunque Schuchardt no dice (claramente al menos) que el francés viniese del vasco. Que en francés ant. un *galimatie viniese de grammatico por vía semiculta, carácter después acentuado con el cambio en galimatias, ya sería más aceptable y convendría estudiarlo. ↩