FLECHA, del fr. flèche íd., de origen incierto, quizá emparentado con el neerl. med. vlieke, b. alem. ant. fliuca íd., y procedente de la forma fráncica correspondiente *FLEU(K)KA.

1.ª doc.: frecha, 1397, invent. arag. (VRom. X, 154); princ. S. XV, Danza de la Muerte, 8.

Voz tardía en castellano, que desde fines de la Edad Media tiende a sustituir al autóctono SAETA. También en el Canc. de Baena (W. Schmid), en Nebr. («frecha: sagitta, spiculum») y en Juan del Encina (Cej., Voc.), en la misma forma. Flecha es muy frecuente en el Canc. de Stúñiga (p. ej., p. 130), es la forma empleada por Cervantes, Lope y otros clásicos, y es ya la recogida por C. de las Casas (1570), mientras que Percivale, Oudin y Covarr. registran ambas. La variante con -r- se explica por el carácter impopular de la inicial fl- en castellano antiguo; de la misma manera port. frecha e it. freccia, pero oc. flecha y cat. fletxa, todos ellos también galicismos, y asimismo lo son el neerl. flits y el alem. dial. flitz, flitsche, que no aparecen antes del S. XVI (Kluge, s. v. flitzbogen).

En cuanto al francés flèche, es menos antiguo en este idioma que el hoy anticuado saete, pero aquél aparece ya en el Eneas, 3.r cuarto del S. XII, donde parece designar el asta de la saeta. Los textos más antiguos escriben el vocablo en la misma forma que hoy, y la grafía flesche, que algunos han citado, es tardía, perteneciente a textos donde la -s- implosiva carece muchas veces de valor fónico1. Es verdad que este punto necesitaría investigación más detallada, pues la posición ante ch es de tipo especial, y deberíamos estar seguros de que la grafía del Eneas es realmente concluyente en este punto, como lo parece; en su apoyo tiene poco valor la forma picarda flecque de la Gesta de los Duques de Borgoña, pues esta obra es de h. 1400, fecha en que las ss ya eran mudas. Más fuerza tiene el hecho de que el catalán Ramón Vidal de Besalú ya empleara la forma flecha h. 1200 escribiendo en lengua de Oc2, y puede ser decisiva la variante catalano-occitana fleca si es autóctona, ya que al menos sabemos que es antigua3. Queda la duda de que al pasar flèche del francés a la lengua de Oc y al catalán, pudo adaptarse a la fonética de estos idiomas, según el modelo sèche ~ seca, pèche ~ peca; lo cual, por lo demás, es poco probable en sí (comp. empêche > empacha, empatxa), y menos teniendo en cuenta la antigüedad considerable de Muntaner en la literatura catalana. Hoy vive todavía fleca en Ampurdán y Rosellón con el sentido secundario de ‘esqueje, rama empleada para injertar’ [1617].

Esta falta de -S- ante -C-, que así tenemos casi asegurada, es una de las objeciones que pueden hacerse a la etimología céltica propuesta con reservas por Thurneysen (Keltorom., pp. 59-60) y Jud (Rom. XLIX, 396-8)4: el irl. ant. flesc f. ‘vara, varilla, bastoncito’ supone un antiguo *VLէSCA (o *VLESCA: Jud), al que pudo corresponder *FLէSCA (o regionalmente *VLISCA) en galo: de ahí procederían el lomb. vis’cia, venec. vischia, Poschiavo y ladino dolom. viscla ‘vara’, šcula ‘látigo’ (Lardschneider)5. Por otra parte en irlandés el vocablo pertenece hoy a la terminología del cáñamo y el lino y significa también ‘gavilla’, ‘manojo (de cáñamo o lino)’, ‘guirnalda’, de lo cual parece derivar el langued. fleco o flesco, flisco, «paquet de chanvre en cordon», «poignée de javelle mal battue, poignée de foin compacte, mèche de cheveux»: a esto no hay más objeción que la dificultad en explicar las formas occitanas sin -s-, que desde luego son las predominantes, mas por otra parte la diferencia semántica con el fr. flèche es tan completa que aun si se comprobara el origen céltico de esta voz occitana, sería prudente separar de este problema el del vocablo francés6. En resumen, todo aconseja desechar la etimología céltica, por lo menos para el fr. flèche7.

Gamillscheg, EWFS, s. v. (y R. G. I, p. 177), partió del antepasado del neerl. med. vlieke ‘flecha’, que según él sería un fráncico *FLIUGIKA, derivado hipocorístico del verbo FLIUGANvolar’, y M-L. (REW3, 9424a) y Wartburg (FEW III, 622-4) se han adherido a la idea, el último haciendo notar que esta hipótesis está también apoyada por el b. alem. ant. Fliuca8. Pero, como observan W. Bruckner (VRom. I, 142) y Brüch (VKR VII, 256), esta base *FLIUGIKA es inaceptable desde el punto de vista morfológico, pues tales hipocorísticos en fecha antigua sólo derivan de verbos. Es menester rectificarla en *FLEUKKA o *FLEUKA, que puede explicarse como derivado de dicho verbo, sea con sufijo -(N) (Bruckner) o -(N) (Falk-Thorp, Kluge, Brüch), ya que ambas consonantes provocan la reduplicación y ensordecimiento de una G precedente, desapareciendo después. No hay dificultad en la representación romance del fránc. EU o IU como e, pues el segundo elemento de este diptongo suele desaparecer al pasar al francés (SPEUT > fr. ant. espiet, y nombres propios en THIUDI-, como Tibaut, Tibert, Tion, Tianges; más ejs. en Gamillscheg, R. G. I, p. 247).

DERIV.

Flechar [frechar, Nebr.; fl-, Mariana, Lope]; flechador; flechadura. Flechazo. Flechero [fr-, Nebr.]; flechera; flechería. Flechilla (para la ac. arg., vid. A. Alonso, El Probl. de la L. en Amer., p. 150). Desflechardesfrechar arco: retendo», Nebr.; desfechar (?) como and., Acad. ya 1843]. Enflechado.

1 Así en ciertos mss. del Roman de la Rose citados por God., o en un fabliau de la colección Montaiglon citado por Tilander, Rom. LII, 465, que si bien lo hace rimar con bertesche ‘fortificación’, carece de autoridad en este punto, puesto que escribe meïme ‘mismo’ y poterre o porterne < POSTERULA.―

2 En catalán se halla el galicismo fletxa desde Eiximenis, fin del S. XIV (Balari).―

3 Como occitana la cita el Levy pequeño, pero falta en el grande, en Raynouard y en otras fuentes lexicográficas a mi alcance. La hallaría aquel lexicógrafo en uno de sus últimos esquilmos, inéditos. Tiene por lo tanto mucha importancia el único testimonio catalán, que se halla en Muntaner, h. 1325: «abans que no soferissen les fleques dels arcs dels turcs», cap. 205. Así en la edición parcial de Nicolau d’Olwer (N. Cl. VII, p. 59), hecha según el manuscrito C, fechado en 1392. Lanz, en la suya, trae «... o ferissen les fleches...», lo cual parece ser modernización, pues Lanz se basa en la tardía edición de Valencia, de 1552. Para disisipar la sospecha de que Nicolau haya podido «normalizar» una grafía fleches del manuscrito (sospecha improbable tratándose de este editor), indicaré que el glosario traduce fleques por ‘fletxes’, pero con interrogante, de suerte que el editor no parece haberse fijado en la forma de la edición de Lanz o de Valencia. El sentido del contexto, por lo demás, es claro.―

4 Jud apenas habla del fr. flèche y se refiere casi únicamente a las palabras occitanas y alto-italianas mencionadas luego, de significado muy diferente.―

5 Otras formas dialectales que recoge M-L. no existen en realidad. M-L. se opone a la etimología céltica porque estas formas con i supondrían una base con զ. Quizá otra dificultad mayor está en que el b. engad. vis-cha y el frl. visçhe parecen relacionarse con estas formas, a pesar de que suponen una base VISCA, de la cual el otro tipo podría ser un diminutivo VISCULA. Ahora bien, aunque vis-cha es hoy varita en general, según Pallioppi habría significado primitivamente ‘vareta para coger pájaros con liga’, y en efecto el friul. visçhade es «fuscelletto impaniato che si adatta sui vergelli per prendere gli uccelletti». ¿No pudo ocurrir el mismo tránsito semántico en el tipo VISC(U)LA, con paso de ‘vareta para pájaros’ a ‘varilla’, y de ahí a ‘látigo’? En definitiva, todo podría reducirse al lat. VISCUM ‘liga, muérdago’: uno de los dos tipos correspondería al it. visco y el otro a vischio, venec. vischio.―

6 Recoge fleco y, como variantes menos importantes, flésco y flisco, el diccionario del Aveyron de Vayssier. El de Castres (Tarn) da fleco «poignée de filasse, de chanvre». Además fleco está en Sauvages, que suele reflejar el habla del Gard (aunque recoge vocablos languedocianos de otras partes), y Mistral da fleco (con variante secundaria flesco del Rouergue, seguramente fundada en Vayssier), citándolo en el felibre Lafare-Alais, que era del Gard, y el derivado flecado en Langlade, que era del Hérault. Es decir: la forma sin s es la del Gard, Hérault, Tarn y la mayor parte del Aveyron, mientras que flésco y flisco sólo nos resultan documentados en puntos del Aveyron, no sabemos cuáles. Ahora bien, el grupo -SCA se conserva hoy intacto en todo el territorio de aquellos tres departamentos y en todo o casi todo este último, que se halla ya en el límite de la alteración de la S: véase ALF, mapa 607 (fraîche), y los datos detallados de Ronjat, Gramm. Istor., § 322. Luego no cabe atribuir la forma fleco a una alteración fonética normal de flesco, sino que, al contrario, será ésta la que puede resultar de aquélla por una ultracorrección de la zona fronteriza. Pienso volver a tratar de este vocablo languedociano a propósito del cat. flequer ‘panadero’ en mi DECat.―

7 Para esta cuestión puede tener importancia el cat. flesca ‘canuto de hierro con que el vidrio fundido se saca del horno’ (Labernia, Dicc. Cast.-Cat., s. v. puntel; falta en Fabra).―

8 Flêke, flieke ‘flecha larga’, están bien documentados en el b. alem. medio (Schiller-Lübben, Lübben-Walther). Gallée restituyó un b. alem. ant. fliuca a base de las formas alteradas fluica y flukhe, que se hallan en dos glosarios.