FANTASÍA, tomado del gr. ưαντασία (> lat. phantasĭa) ‘aparición, espectáculo, imagen’, ‘imaginación, fantasía’, derivado de ưαντάζειν ‘aparecerse’, y éste de ưαίνειν ‘aparecer’.

1.ª doc.: Berceo, Mil., 433b1; S. D., 70.

Figura también en J. Ruiz, 57c; en Gómez Manrique (A la Muerte del Marqués de Santillana, copla 25); en APal., 25b, 153d, 166d, 173b; en Nebr., y es frecuente en Juan de Valdés (BRAE VI, 507). Tiene desde el principio, con ligeras variaciones, el sentido moderno, y parece haber sido de uso constante, aunque no muy frecuente, desde el S. XIII. Sin embargo, Juan de Valdés lo pone en su lista de palabras italianas, de las cuales quisiera «poder aprovecharse para la lengua castellana», pero agrega, después de fantasía, «en la sinificación que lo tomáis acá»: luego se trata del sentido específicamente italiano ‘capricho’, ‘voluntad caprichosa’, que por lo demás no logró Valdés aclimatar en español (comp., además, la ed. de Boehmer, pp. 514 ss., y Gillet, Propaladia, índice); cf. además Gillet, Studia Spitzer 1958, 211 ss.

DERIV.

Fantasioso [Calderón]. Fantasear [-iar, Celestina (C. C. Smith, BHisp. LXI); Nebr.]; fantaseador. Del lat. vg. PANTASIAREsoñar’, ‘tener pesadillas’, salen el cat. panteixar ‘jadear’, oc. pantai(s)sar ‘soñar’ y el and. pantoseo ‘acción de jadear’ (oído en Bédar, Almería). Algunos han empleado recientemente fantasista, que expresa un matiz nuevo, imitándolo del francés. Fantástico [Corbacho, A. Torre (C. C. Smith), Villena, Doze Trab. Herc.; Nebr.; -tigo, Mena, Coronación; Canc. de Baena, W. Schmid], tomado de phantastĭcus , y éste de ưανταστικóς; íd., derivado de ưαντάζειν. Fantasticado [1444, J. de Mena, Lab. 269c]. Fantasma [Berceo; J. Ruiz; Nebr.], tomado de phantasma, y éste de ưάντασμα ‘aparición’, ‘imagen’, ‘espectro’, otro derivado del mismo verbo; una variante vulgar pantasma ha estado en uso desde el S. XVI por lo menos2, y hoy es usual entre la gente rústica de toda España (según L. R. Castellanos, RFE XXIV, 227) y de muchos puntos de América3; esta variante debe explicarse como pronunciación vulgar de la grafía castellana phantasma, tan extendida antiguamente4, aunque más bien p- por ph- ya viene indirectamente o por analogía del lat. vg., de donde proceden las formas principalmente galorrománicas oc. ant. y mod. pantaissar ‘soñar’, ‘sufrir de una pesadilla’ PHANTASIARE, cat. panteixar ‘jadear’, fr. ant. pantaisier, hoy panteler ‘jadear’, cat. empord. panxegar ‘respirar hondo, anhelosamente’ (influido por panxa ‘panza’); también gall. pantasma y desde ahí pantasía ‘fantasía’5. En cuanto al mozár. bantáȬma o bintáȬma ‘muérdago persa’ (Asín, p. 212-3; Dozy, Suppl. I, 117a; Simonet, pp. 441-2), procede del lat. vg. PANTAUMA < PANTAGMA (comp. fr. fantôme), tomado oralmente del griego e influido por otros helenismos en -GMA, etimología explicable, según da a entender el botánico anónimo, y explica Asín, por la idea de un «ente quimérico y maravilloso que aparece sin causa razonable que explique su origen», a causa de la falta de raíz del muérdago (no de EPITHYMUM, según quería Simonet); fantasmón. Fase [1708, Tosca, en Aut., s. v. phase], tomado de ưάσις ‘aparición de una estrella’, derivado de ưαίνειν ‘aparecer’; aplicado sólo, primeramente, a las fases de la Luna.

CPT.

Fantasmagoría [Acad. ya 1843], palabra forjada en francés, fantasmagorie, en 1801 (ingl., 1802), para designar una exhibición de ilusiones ópticas por medio de la linterna mágica, en forma de figuras que parecen acercarse creciendo hacia los espectadores: el segundo elemento que sirvió para fabricar el vocablo es incierto, quizá alegoría por su uso en el sentido de representación plástica; fantasmagórico. Compuestos de fase son polifásico y trifásico.

1 Las gentes que presencian el milagro de la mujer encinta respetada por la marea «tenién que fantasía las avié engañadas».―

2 Popularmente es femenino y más lo era antes en que lo empleaba así aun la gente culta, como el gallego Sarmiento: «avexón en Tuy... se llama la pantasma o espectro» (CaG. 230r); «Sacad esa pantasma fuera, señores aríolos, que cierto es cosa espantosa», en el dominicano Cristóbal de Llerena, a. 1588, RFE VIII, 126; «ninguna mujer que tuviere buenos ojos y buena boca... puede ser hermosa ni dejar de ser una pantasma; porque en preciándose de ojos, tanto los duerme, y los arrulla, y los eleva, y los mece y los flecha, que no hay diablo que la pueda sufrir», Quevedo, Libro de todas las cosas (Obras, Cl. C. IV, 139). Otros en J. E. Gillet, Hisp. R. IX, 318, y M. L. Wagner, Fernández y Ávila, Inf. de J. Cristo, BhZRPh. LXXII, 226.―

3 En Chiapas y Querétaro, Méjico (BDHA IV, 294); oído en el campo mendocino, Arg.; etc. En esta forma y en general en la ac. ‘persona disfrazada que sale de noche a asustar a la gente’, suele el vocablo emplearse como femenino.―

4 Una vez nacida la forma con p-, claro que el pueblo la relacionó con espantar, de donde nacieron variantes como epantasma, empleada en el Cibao dominicano (Brito), pero no creo que la alteración sea debida al influjo de este verbo, como dice Wagner, l. c.―

5 Un vampiro: «o pantasma chegouse a... o pescozo da rapaza», «como arañas pantasmaes», «pon freno á pantasía dos nosos canteiros», «mil pantasías» Castelao 187.11, 147.5, 128.16, 163.12.