FALLEBA, ‘varilla de hierro acodillada en sus dos extremos, sujeta en varios anillos y que puede girar por medio de un manubrio, para cerrar las ventanas o puertas de dos hojas, asegurando una con otra o con el marco’, del ár. vg. ȟallâba ‘tarabilla para cerrar las puertas o ventanas’.
Indicó esta etimología Eguílaz, 394, con la aprobación de Steiger,
Contr., 230. El vocablo árabe sólo está documentado en Marruecos (Lerchundi, s. v.
taravilla; falta Dozy, Beaussier, Tedjini, etc.). No tiene documentación antigua ni está clara su explicación semántica dentro de la raíz
ȟ-l-b, pues
ȟallâba en el árabe común e hispánico (glos. de Leyden) sólo es conocido en el sentido de ‘engaño, falacia’; sin embargo es probable que en nuestra ac. se parta de
ȟilb ‘garra, zarpa’,
míȟlab íd. y ‘gancho’, y el verbo
ȟálab es conocido vulgarmente en las acs. ‘disparar, esgrimir’ y ‘atar’ (Dozy,
Suppl. I, 389
a). Sea como quiera, el marroq.
ȟallâba sería difícil de explicar fonéticamente como hispanismo, y tiene fisonomía semítica, de suerte que no dudo de que es el étimo y no un préstamo de la voz española. En castellano debió de existir una variante antigua
*halleba, pues sólo ésta puede explicar el cat.
lleba o
barra-lleba, ambos sinónimos de
falleba, que difícilmente podrían comprenderse como arabismos directos; el primero se halla desde 1816 (Ag.) y ya en el diccionario de Belvitges (primeros años del S. XIX)
1; por lo demás, en el Campo de Tarragona, donde se distingue oralmente entre
b y
v, pronuncian
lleva (
BDC VI, 46), y en las comarcas de Lérida y Tortosa, así como en todo el País Valenciano, se emplea
falleva, pronunciado con
v labiodental en las zonas que distinguen los dos fonemas (
BDC XX, 159, comp. p. 163), mientras que el mallorquín Amengual da la forma alterada
fallepa.