ESTANCAR, forma parte de una amplia familia de vocablos difundidos por toda la Romania, que además del port., cast., cat., oc. estancar ‘detener el curso de una corriente de agua’ y fr. étancher ‘estroncar’, comprende el it. stancare ‘cansar’, stanco ‘cansado’, ‘izquierdo’, fr. ant. y oc. estanc íd. y ‘estanco, que no hace agua’, alb. štnk ‘bizco’, rum. stîng ‘izquierdo’; por otra parte, el cat. tancar ‘cerrar’, oc. tancar ‘cerrar’, ‘detener’, sardo sept. tancare ‘cerrar’, cast. antic. atancar ‘encerrar’, ‘restañar’, ‘atascar’, ‘apretar’, finalmente, el corso tancu ‘zarza’, sardo y menorquín tanca ‘terreno cercado’, cat. tanca ‘seto, cercado’; la etimología de este grupo de palabras, cuya idea central parece haber sido ‘cerrar’, ‘detener’, es incierta, probablemente prerromana, quizá del céltico *TANKĶ ‘yo sujeto, yo fijo’.

1.ª doc.: S. XIII, Libro de los Cavallos; APal., 470b: «stagnare es fazer estanque o quando el agua, que antes corría, comiença estantar»1; Nebr.: «estancar, pararse: sto, cesso», «estancar a lo que anda: sisto», «estancarse el agua: stagno, restagno».

En el ej. más antiguo es ‘restañar’: «tomar estiércol de bestia e ponérgelo en la palma... fata que la sangre sea estancada» (44.2). Sachs, el editor de ese texto, no encontró en el rico fichero del Centro de Est. Hist. otro ej. medieval que uno de la Crónica de Enrique III, escrita poco antes de 1407, donde se habla de unas aguas que no pudieron ser atapadas ni estancadas. Quizá haya sido palabra rara en la Edad Media. Aut. da muchos ejs. desde fines del S. XVI en la ac. corriente (Fr. Luis de Granada, López Pinciano), y en la de ‘poner coto (a la venta de algo)’ [Márquez, 1612]. El port. estancar significa también ‘parar una corriente de agua’, pero en lo antiguo predominan otras acs., también vivas actualmente: ‘agotar, estroncar un líquido’ [Azurara, 3r. cuarto del S. XV]2, ‘agotarse, restañarse’ ‘cansar, fatigar, agotar las fuerzas’ [R. Lobo, h. 1605]3, ‘interrumpirse el comercio’ [D. do Couto, h. 1600], ‘monopolizar’. El cat. estancar es también equivalente semántico del vocablo castellano, pero en la Edad Media significa además ‘estroncar (sangre)’ (Manescalia p. p. Batllori, S. XV ó XIV, AORBB V, 214), estancar-se ‘detenerse, cesar de andar’ (Curial, h. 1450, II, 91, III, 73), ¿‘cansarse’? o ¿‘debilitarse’?4, y estancament es un derecho feudal, quizá ‘monopolio o prohibición del curso libre de mercaderías’ (en textos jurídicos del S. XIII)5. Al oc. ant. estancar le son comunes las acs. catalanas y francesas del vocablo6, y hoy estancà es ‘detener (a alguno)’ en muchas hablas gasconas (Valle de Aspa, Bagnères-de-Bigorre, Gers)7 y languedocianas (Aveyron), con las variantes regulares según la fonética local.

No hay que detenerse en los vocablos francés e italiano, bien conocidos; recuérdese que stanco, además de significar ‘cansado’, se aplicó a la mano izquierda (según Petrocchi en los SS. XIV-XVI), como el rum. stîng, y que este sentido, del cual procederá el alb. štnk o štngr, ‘bizco’, se explica partiendo del sentido italiano moderno, si tenemos en cuenta el fr. gauche ‘torpe’ > ‘izquierdo’, y el it. manco ‘sin brazo’ > ‘izquierdo’. En cuanto a la g rumana, algo aislada, no lo está del todo si atendemos al mil. ant. stangiarse ‘cansarse’ (REW)8, engad. staungel, -gla, ‘cansado’9. El sentido de ‘cansado’ se halla además en portugués, en francés antiguo y en lengua de Oc10.

En cuanto al subgrupo que podemos encabezar con el cast. atancar, sus acs. son inseparables de estancar. En castellano lo hallamos desde Pérez de Hita (1595) en los sentidos de ‘restañar’ (P. de Hita; Oudin), ‘atascar (en el cieno)’ (Huerta, en DHist.; atanco ‘atolladero’, D. de Vega, 1590), ‘apretar’ (Covarr.), viudas atancadas ‘encerradas, modestas’ (Pérez de Valdivia). El cat. tancar es el vocablo normal en este idioma para ‘cerrar’, en todos los matices de este concepto, en todos los dialectos catalanes y en todas las épocas11. No es menos frecuente en lengua de Oc, y ya en la Edad Media, y allí se extiende hoy, entre otras, a las hablas de Toulouse (Doujat-Visner), Tarn (Couzinié), Hérault (Mâzuc), Gard (Sauvages) y Bajos Alpes (Arnaud-Morin); si no me engaño, ya no en el Norte del territorio occitano, y por ello no creo que aparezca una variante tanchar. El trovador catalán Cerverí de Girona (que escribía en 1255-1287) emplea tancar docenas de veces, y aunque suele gustar de las formas alemosinadas en cha, quizá no casualmente tiene siempre tancar y no tanchar según los mss. (en su poema 12.68 hay tanca con cinco rimas más en -anca, y aunque el ms. pone cha es sólo en dos de ellas, no en tanca, y en las demás pone -ca: probablemente la enmienda debe ser en el sentido de adoptar branca y franca, en lugar de brancha, francha, y no de elegir -cha para las otras cuatro). Además tancare se emplearía en toda Cerdeña, según Spano, aunque ahí puede ser catalanismo (pero según M. L. Wagner, RLiR IV, 11, es propio del Norte de la isla, donde los catalanismos abundan algo menos), y stancar ‘cerrar’ (stancar porta per ensir e entrare) en el lombardo Uguçon de med. S. XIII (ZRPh. IX, 327).

Procedamos al examen de la etimología. Que Diez pensara en el lat. STAGNARE ‘estancarse’, y Gröber en un derivado *STAGNICARE, era comprensible dado el escaso adelanto de la fonética romance en aquella época, pero hoy no podría disculparse que abrigáramos la menor duda acerca de la imposibilidad de esta etimología: la síncopa de la I, en un vocablo de la estructura de este último, en unas partes ni siquiera podía producirse, y en las demás habría ocurrido necesariamente después de sonorizarse la C en g; en el caso de STAGNARE la imposibilidad fonética salta a la vista. En vista de ello M-L., en la primera edición de su diccionario, n.° 8225, se limitaba a declarar desconocido el origen; pero en la 3.ª edición aceptó una inoportuna idea de Tilander, Remarques sur le Roman de Renard, 52-60: se trataría de un *STANTICARE ‘detener’, derivado de AQUA STANS (empleado por San Isidoro), ‘agua quieta, estantía’. Con razón de sobra objetaron Jud (Rom. L, 124) y Gamillscheg (EWFS, s. v. étancher) que aquí hay también una dificultad insuperable. De ninguna manera podía *STANTICARE dar stancare en italiano (y aun menos el rum. stîng), en territorio donde la síncopa de las vocales internas es imposible o rara, comp. dimenticare, vendicare, it. merid. spandecare (*EXPANTICARE); ya M-L. se daba cuenta de ello, y por esta razón, dividió en su nueva edición el artículo *STANCUS de la primera en dos grupos de vocablos, que no tendrían relación etimológica, manteniendo en *STANCUS las voces rumanas, italianas y réticas junto con el adjetivo fr. ant. y oc. estanc, y traspasando al nuevo artículo *STANTICARE, n.° 8228a, los vocablos galo e iberorromances: triste recurso, pues bien se ve que el it. stancare ‘cansar’ y el port. estancar ‘detener’, ‘estroncar’, ‘agotar’, ‘cansar’ son inseparables, y que no lo son menos el fr. étancher y el adjetivo fr. ant. estanc, -che, ‘impermeable, estanco’, ‘seco’, ‘cansado’, oc. estanc ‘turbado, tímido’, ‘cansado’.

En el aspecto fonético se dejó M-L. seducir por la igualdad de tratamiento del supuesto *STANTICARE > estancar y de SALMANTICA > Salarnanca; aunque habría convenido citar otros ejs. ―pues en un nombre de ciudad aislado, cabe siempre pensar si no hubo influjo cultista de la forma latina― podemos admitir la posibilidad de este tratamiento en un idioma como el castellano, donde -ATICUM da -azgo, JUDICARE > juzgar y VINDICARE > vengar, donde por lo tanto podíamos esperar *estant’gare, y por influjo de la precedente t sorda (e insonorizable, por apoyada) la -g- podía volver a ensordecerse en k. Démoslo como seguro, y prescindamos de que el caso de PERTICA > port. pírtiga, cast. pértiga, sugiera que el resultado normal fué otro; sin embargo tiene razón Gamillscheg al afirmar que el tipo de síncopa que admiten Tilander y M-L. apenas puede concebirse en otro idioma que en el francés del Norte: desde luego es imposible en lengua de Oc y en catalán, idiomas donde la C de -էCUS e -էCARE desaparece (gracias a su posición débil en fin de esdrújulo) antes que la I precedente, y por lo tanto -ATICUM da -atge, MEDICUS > metge, HERETICUS > heretge, JUDICARE > jutjar, VINDICARE > venjar, MANDICARE > manjar (menjar); lo que debía ocurrir tras una T apoyada es fácil de prever, pues la palatal debía ensordecerse en Ƈ, y así ocurrió, en efecto; testigos son MANTէCA > manxa ‘fuelle’, *PANTէCA > panxa ‘panza’, PERTICA > perxa, PORTICUM > porxe, y en el terreno verbal EXCORTICARE > escorxar, gronxar ‘columpiar, mecer’ procedente de un *CRONTICARE (en relación con el célt. *CRONTIARE o *CROTTIARE, de donde vienen cat. (en)gronçar, gasc. croussà íd. y el sustantivo frprov. cros ‘cuna’); luego *STANTICARE habría dado *estanchar, -anxar, en estos idiomas, sin duda alguna. Como sería temerario pensar en un origen castellano del cat. y oc. estancar, que son más antiguos y tienen significados diferentes, la etimología de Tilander se demuestra falsa por todos lados.

¿Qué decir del fantasma *EXTANICARE ‘apretar’ evocado por Gamillscheg a base de un galo *TAN-delgado’, a su vez fundado en una etimología imposible?12. Lo menos que se puede es aplicarle la misma objeción inexorable que él opone a Tilander: sólo en el Norte de Francia podía un étimo semejante sincoparse a tiempo para dar étancher, pero nunca el (e)stancar(e) de los demás romances. Así, pues, será inútil seguir buscando por los caminos seguidos hasta ahora, que han conducido a soluciones imposibles; pero mucho queda todavía, en los últimos planteamientos del problema, de los prejuicios creados por estos intentos fracasados; Bloch, aun negándose razonablemente a la escisión de nuestra familia etimológica en dos grupos, sigue pensando en un adjetivo *STANCUS de desconocido origen latino, en vista de su presencia en rumano, quizá sugestionado por este tipo espectral con que M-L. encabeza su artículo, a falta de otra cosa.

Pero advirtamos que el adjetivo, de extensión geográfica más reducida, ajeno del todo, o poco menos13, a la Península Ibérica y escasamente representado en Francia, tiene trazas de estar sacado del verbo y ser uno de tantos «participî tronchi» de que tanto abunda la lengua italiana: el Ariosto y su coetáneo Alamanni todavía lo percibían así al darle un régimen claramente verbal: «Dalla via stanca e dall’estiva arsura, di riposare alquanto si consiglia». Del propio examen histórico del it. stanco en Tommaseo se saca la impresión de que su ac. ‘cansado’ no es la primitiva, aunque ya se halle en Dante, Petrarca y Boccaccio, y en todo caso nos consta que no es ésta la única y que tuvo otras más próximas a las del romance occidental: para el maestro de Dante, Guido Guinizelli, y para el Petrarca, stanco es ‘débil’, o ‘mal parado’ (para Lanci) (comp. stancare ‘decrecer, desfallecer, flaquear’ en el Paradiso dantesco), en otros es ‘bajo, escaso’, aplicado a aguas corrientes (ac. 2), sobre todo nótese que Dante lo emplea en el sentido de ‘tímido’ (como Arnaut de Maruelh), y un antiquísimo proverbio toscano, porta stanca, diventa santa, apunta hacia el sentido del cat. tancada ‘cerrada’ (no se olvide que el refranero suele conservar estratos lingüísticos ya enterrados en el lenguaje de su tiempo): todo esto sugiere, como en todas partes, la ac. ‘parar’ o ‘cerrar’ como básica. En cuanto al rum. stîng, su significado tan secundario, la ausencia del verbo correspondiente (que no falta en ningún otro romance), y la falta de derivados, todo se junta para sugerir una procedencia forastera: puede ser un albanesismo, uno de los préstamos que tanto abundaron entre estos dos idiomas de pastores.

Por otra parte, aunque nadie lo haya puesto en duda hasta ahora, no hay razones sólidas para asegurar que el cat., oc. y sardo tancar sea derivado regresivo de estancar, y no el verbo primitivo, de acuerdo con las normas generales, tanto más cuanto que hay el cast. atancar: la opinión contraria sigue basándose, en el fondo, en la falsa relación con STAGNARE o STAGNUM; no niego que algo de esto pudo ocurrir en algún caso raro, como el del cat. tibar ‘tender’, cast. entibar, atiborrar, sacados al parecer de estibar STզPARE, y un fenómeno análogo hubo, según la opinión común, en attacher o attaccare junto a staccare de *STAKKA, pero no es de buen método partir de estos ejemplos extraordinarios, cuando se trata de palabras de origen desconocido, frente a los centenares de ejemplos donde el verbo sin prefijo es primario; además de que tancar es palabra más antigua que tibar y corresponde a una idea de naturaleza esencial y básica en cualquier idioma14.

Ahora bien, en todas las hablas de Cerdeña, tancare se codea con las tancas o ‘terrenos cercados’, ‘fincas rústicas’, popularizadas por las novelas de Grazia Deledda, en esta isla de los nuraghes, donde tantos vocablos rurales y topográficos son de origen prerromano: las subdivisiones de la tanca se llaman en Cerdeña óspiles, otra voz de origen ignoto y de raíces antiquísimas, según la autorizada opinión de M. L. Wagner. Exactamente con el mismo valor que en Cerdeña existe la tanca en la más vecina de las islas catalanas, Menorca15; en la propia Mallorca, según Amengual, tanca es también «el huerto, prado u otro sitio rodeado de vallado, tapias u otra cosa‘, mientras que en el catalán continental tanca es solamente el ’seto‘ o cercado’ que separa dos fincas, sentido más cercano al del verbo tancar. Hasta aquí nada nos hace sospechar que este sustantivo pueda ser anterior al verbo, pero en Córcega tancu o tangu designa el ‘espino albar’, el ‘agavanzo’ y otros arbustos espinosos como el enebro (tancu cervunu), y aun puede el plural tanghi aplicarse a las espinas del rosal16 (ALCors. 535, 582, 740, y s. v. aubépine): Bertoni está convencido de que es palabra prerromana (ARom. V, 97). Claro está que este tancu ‘arbusto espinoso’ es inseparable del tanca ‘seto’ catalán y del tanca ‘finca cercada’ de las islas vecinas, puesto que los setos más primitivos se hacen de tales arbustos; pero ¿cuál de las dos es la idea primaria? Las dos evoluciones semánticas son igualmente concebibles, y un caso como el del gasc. sèga ‘zarzal’ y ‘seto’, derivado de SECARE ‘cortar’, lo mismo podría entenderse como derivado de la idea de ‘separar’, que como procedente de la de ‘hacer rasguños’ (de donde ‘espino’ y luego ‘seto espinoso’).

Sin embargo, por mi parte me inclino a creer que en nuestro caso el origen es verbal, que tanca deriva de tancar ‘cerrar’, y que éste es un celtismo procedente de *TANKĶ ‘yo sujeto, yo junto’, representado en antiguos nombres de persona como Tancorix, Tanconus, Tancinus, y continuado por el irl. ant. con-téci ‘cuaja’, cétnaib ‘cuajarones’, irl. med. téchte ‘pertinente, justo’, y por otra parte galés tangc f. ‘paz’ (propiamente ‘fijación, pacto’)17. Esta palabra céltica pasaría al latín vulgar dando un *TANCARE ‘fijar, sujetar’, que fácilmente explicaría el romance tancar ‘cerrar’ y es-tancar ‘tapar la salida’ ―comp. fr. fermer = it. fermare, cat. fermar ‘sujetar’― y de ahí luego las demás acs. romances. También es posible, y aun verosímil, que el derivado *EKTANKĶ (con el prefijo céltico EK- = lat. EX-) estuviera ya formado en céltico, y que de aquí, con romanizaciones varias, salieran *EXTANCARE (estancar) y atancar; V. mi artículo New Information on Hispano-Celtic en ZCPh. 1955.

Aunque esta raíz está bien representada en céltico, no lo está menos en balto-eslavo (cfr. ucr. tjaknuty ‘ser provechoso’) e indoiranio, lo cual permitiría atribuirle procedencia sorotáptica, muy de acuerdo con su arraigo especial en portugués y leonés (V. la nota 14) y su vitalidad máxima en catalán y en el Sur languedociano. De todos modos debe tratarse de una voz prerromana de la familia indoeuropea. No quiero con esto descartar la posibilidad de que el punto de partida sea más bien un tancu ‘arbusto espinoso’ (tal vez de origen mediterráneo), aunque es posibilidad más vaga e hipotética. Sea de ello lo que quiera, la extensión geográfica de esta familia no se opone a ninguna de las dos hipótesis. Cerdeña, Córcega y las Baleares son ricas en supervivencias prerromanas de orígenes varios, y a menudo con parentela hispánica. Recordemos las afinidades que M. L. Wagner ha señalado repetidamente entre los elementos prerromanos del sardo y el léxico vasco y del substrato pirenaico, y no podremos extrañar demasiado que una palabra céltica o mediterránea extendiera su área por el Sur y el Centro de Francia y hasta más acá de los Pirineos y pudiera propagar derivados a través y aun más allá de la Península italiana; aunque M. L. Wagner, RF LXIX, 249-50, piensa que los ejs. sardos tanca y tancare son catalanismos seguros.

DERIV.

Estancación. Estancado. Estancamiento. Estanco ‘estanque de agua’ [1241, Fuero Juzgo, en Aut.; h. 1280, Gral. Estoria18; J. Manuel, ed. Rivad., p. 251; APal.]19, ‘monopolio de mercancías’ [S. XVI, P. Mejía]; como adjetivo, aplicado a las naves, no lo hallo antes de Terreros [h. 1764], aunque éste cita a Oudin (pero no figura en la ed. de 1616) y Sobrino: es de origen portugués o francés; estanquillo; estanquero. Estanque [APal.20; Nebr.21; 1600, Mariana]; estanquero22.

1 Léase estancar; la sustitución gráfica de c por t no es rara en esta edición.―

2 CortesƟo señala estanco ‘lago, estanque’ en el mismo autor.―

3 De un cruce de esta ac. con desfallecerse sale el ast. estallazése ‘quebrantarse las fuerzas, sentir desfallecimiento’ (V).―

4 «Per divís [‘discordia civil’] lo món s’estanca / de güelfos e gebelins», Turmeda, Divisió de Mallorques (fin del S. XIV), p. 139. El editor glosa ‘se debilita’, ‘se despuebla’.―

5 Rovira i Armengol, Usatges de Barcelona, pp. 120 y 290; Commemoracions de Pere Albert, p. 153.―

6 De la antigüedad del oc. estancar puede juzgarse por la de estanc ‘estroncamiento de la sangre’ en R. d’Avinhon (Gard, fin del S. XII), ARom. XXV, 77.―

7 Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 368; Rom. XII, 576; Cénac-Moncaut, etc.―

8 Creo que el port. antic. estanguido «estancado, extenuado» (Fig.) es forma secundaria de estanguado «desfallecido, pasado de necesidad», como se dice en Cespedosa (RFE XV, 260), el cual a su vez es alteración evidente de extenuado.―

9 Éste sería italianismo según M-L.; comp. el sobreselv. staunchel, -cla, íd. ¿Se podría explicar la g rumana suponiendo trasmisión a través del albanés? Comp. el alb. mnསཙr ‘a la izquierda’, citado por Tiktin, s. v. stîng, junto al it. mano manca. Si fuese así, esto facilitaría la explicación de nuestra familia a base de un vocablo del substrato celta, lígur o mediterráneo.―

10 Un ej. medieval claro en Levy, Suppl.-Wb. Otro, de Arnaut de Maruelh (Perigord, fin del S. XII), me parece contener la ac. ‘sobrecogido, turbado, tímido’, que Mistral documenta en dos poetas del Hérault, pues Maruelh habla de lo que no debe ser el enamorado. Esta ac. viene fácilmente por la de ‘parado, detenido’, y a su vez se enlaza con ‘cansado’.―

11 Se extiende hasta el aragonés de Venasque: tancá ‘cerrar’ (Ferraz). Tancar es muy frecuente desde el primer texto literario catalán, las Homilías de Organyà, fin del S. XII, p. 40. Como Ag. sólo da ejs. muy tardíos, indico algunos: S. XIII: Vidas de Santos Rosellonesas, f° 10, v°; Ordonaments de Perpinyà (1284-89), RLR IV, 509; Costumbres de Tortosa, p. 128; Lulio, Doctrina Pueril, p. 30; S. XIV: Eiximenis, Regiment de Prínceps, 120.31; Terç del Crestià, N. Cl. VI, 34; Antoni Canals, Scipió e Aníbal, p. 24; etc. En todos ellos se trata de cerrar puertas, ventanas o casas (en Eiximenis, de cerrar la garganta o de encerrar vestidos en un cofre).―

12 En mi estudio sobre el cat. tany ‘vástago’, fr. taner ‘curtir’ (Archivum, Oviedo, IV, 1954, 56-59) luego publicado, demuestro que estas palabras se basan en un tipo TANN- con n doble, que nada puede tener en común con este radical indoeuropeo. V. también, aquí, el artículo TENERÍA.―

13 Con fecha antigua no sé más que un ejemplo suelto en gallego: «lag?as estancas e limosas» Gral. Est. gall. 253.6. Sabido es que el participio trunco es formación más viva en gallegoportugués que en todos los romances, salvo el italiano.―

14 La variante verbal con t- inicial existió también en el Oeste hispánico. El port. tanque ‘estanque, depósito de agua, en tierra firme o en los navíos’, ‘azud, represa (en el Brasil)’, ya se empleaba en portugués en la 1.ª mitad del S. XVI, pues de ahí lo tomó el italiano Ramusio (I, 231) en esta época (cita de Zaccaria). Se emplea también en Galicia, Canarias y en muchas partes de América, particularmente Nuevo Méjico, Méjico, Venezuela y Curazao (papiam. tanki ‘estanque’ = hol. vijver, en Hoyer, p. 48); de la ac. ‘aljibe de buque’ ha pasado además a ‘vasija de lata para beber, sacar agua de la caldera, etc.’, en Galicia, Asturias, Sajambre (Fz. Gonzz., Oseja, 355), Santander, Vascongadas y Rioja (Arriaga, Revoladas; Cotarelo, BRAE XIV, 134, y bibliografía citada en RFH VI, 216). Ahora bien, como Vasco Díaz Tanco, que era de Fregenal de la Sierra, en el extremo SO. de Badajoz, y escribió desde 1500 a 1550, se hacía llamar también Claridón del Estanque, sabemos que en esta época tanco se empleaba como sinónimo de ‘estanque’ en el castellano de la Extremadura occidental. Hoy tanque es de uso muy vivo en el Norte de Portugal en el sentido de ‘embalse’ o ‘piscina’ (ejs. de BaiƟo en Leite de V., Opúsc. II, 79, 86), ya citado como gall. por Sarm. (CaG. 228v), y esta familia parece extenderse hasta las Landas de Gascuña, donde se dice tenqué para «vaisseau vinaire pour faire la piquette» (Métivier). También pasó al vasco tanga ‘acetre, pote, tanque’, voz castellana esta última que por lo visto se emplea también en el País Vasco, ya que de ella se sirve Azkue para la traducción de la vasca. Además, de aquí el derivado vasco tangart (vizc., guip.) y tankart en Fuenterrabía para ‘cubo de madera con un agarradero para sacar agua de las lanchas’, tangarte en castellano vulgar del País Vasco (Azkue, s. v.). No sólo el vocablo americano o regional español no es anglicismo (según creían Alonso y Rosenblat), sino que por el contrario el port. tanque pasó al marata, guyerate y otras lenguas de la India (vid. Dalgado, s. v.; y Jules Bloch, Journal Asiatique 1919 o RL XXIV, 300) y de ahí al ingl. tank ‘piscina’ [1616], ‘cubo, balde’ [1690], y recientemente ha tenido la internacionalización bélica que todos conocemos. Tanque en muchos puntos de América es un verdadera estanque, no sólo un aljibe o depósito, y aun puede ser un laguito o laguna natural. Es frecuentísimo en la toponimia de Chile y de Colombia, entre otros países (río Tanquecito, Quebrada Tanques, Lagunas de Tanque Chico y Tanque Grande, lugares todos de 80 a 100 kilómetros al Sur de Bogotá). Más abundante todavía en Chile, parcialmente en la variante araucanizada Tranque. También en este vocablo existe la variante con tr- de que hablaré luego: chil. tranque ‘depósito de agua, embalse’, murc. trenque.―

15 «No podia calcular s’hora per es sol, com ho feia a sa tanca, sense rellotge ni un capso», Ruiz i Pablo, Novel·letes Menorquines, 130; «vaig a fer quatre passes per aquelles tanques de devora Sant Climent [de Menorca], a on cau un sol...», Alcover, BDLC XI, 187. Se observará que aquí, como en Cerdeña, el vocablo aparece junto al arcaico artículo procedente de IPSE, testigo de la vieja hermandad de estas islas. Moll glosa en su edición del primer texto «espai de terra conradissa; clos de paret seca».―

16 Habría que ver si partiendo de ahí se ha llegado al sentido del campid. tancu ‘pedazo’ («brano»).―

17 Comp. scr. tankti ‘encoge’, ātanakti ‘hacer cuajar’, raíz índica tañc-, ave. tanƇišta ‘el más valiente, más enérgico’, gático y persa ant. taxma- ‘fuerte, enérgico’, pelví takīk, persa mod. tahm (Bartholomae, Air. Wb. 626, 638), lit. tinkù ‘yo sirvo’, táikau ‘yo combino, arreglo’, pa-tinkù ‘yo gusto de (algo)’, prus. ant. pa-tickots ‘que ha recibido (el Espíritu Santo)’ (Catec. I, 78), lit. tikras ‘justo’, prus. ant. tickra- ‘de la derecha, diestro’ (Catec. I y II, 151), lit. tónkus ‘espeso, frecuente’. Vid. Pok. IEW 1068; Walde-P. I, 725, Stokes-Bezz., 128. A los cuales quizá habría que agregar todavía, con una ampliación radical, el hitita takš-, takkeš-, pues aunque Pokorny, 1058, lo atribuye a la familia del lat. texere, gr. τέκτων es porque lo traduce como ‘cambiar, emprender’, pero Benveniste, más especialista de este idioma, interpreta «établir un accord», «accorder» ―lo cual concuerda con el sentido de la raíz T(E)NK- en céltico―, de donde los derivados hit. takšul «entente, paix» y takšeššar «entente» con dos sufijos típicamente hititas (Benv., Orig. F. N. en Ie. 41 y 100). La base ieur. o paleocéltica es TևK- de ahí regularmente TENK- gaél., pero TANK- en celta continental y en britónico. Se podría relacionar el corso tancu ‘arbusto espinoso’ con el oc. ant. tanc «partie du tronc d’un arbre qui est dans le sol» (Levy), hoy vivo en el Tarn, Aveyron y Bearne, St. Genis-les-Ollières tàncot «morceau de bois» (Rom. XX, 318), comp. la glosa del Donatz Proensals «tanc: parvum lignum acutum» y Castres tanco «pieu planté pour arrêter», pero estos vocablos me parecen hermanos del cat. tany ‘rama’, ‘nudo’, oc. tan ‘nudo, corteza’ y de la familia del fr. tan y taner (V. aquí TENERÍA), aunque sufrieron la contaminación de tanca ‘seto espinoso’.―

18 En M. P., Poema de Yúçuf, línea 334. Hay un ejemplo, también en la traducción gallega de la Gral. Est. (176.23).―

19 «Si dan... un stanco de agua en la India», 452b.―

20 «Stagna: stanques, que son lugares do el agua sta y no corre», 470b.―

21 «Estanque de agua: Stagnum, piscina».―

22 La antigüedad del cat. tanca es mayor todavía de lo indicado arriba, pues ya figura en un doc. de 1024, del Cartulario de St. Cugat («targa 1 et tancha 1»), donde se trata de un cierre o una charnela de un escudo u otra pieza de la armadura (II, 144).