ESCANDELAR, tomado del it. ant. y dial. scandolaro íd. (por conducto del cat. ant. escandelar), derivado del it. antic. scàndola ‘tabla delgada para cubrir un techo’, procedente del lat. SCANDŬLA íd.
1.ª doc.: 1431-50, Díaz de Gámez.
Vidos,
Parole Marin., 382-6; Terlingen, 255. En el bajo latín de Génova hallamos
scandorarium (o
scandolarium), desde 1317, y los testimonios italianos del vocablo abundan en Venecia y en todas partes desde el S. XIV; de ahí el fr. antic.
esquandalar,
escandola1, y el cat.
escandelar,
-dalar [1467]; el paso a través del catalán, donde el vocablo sufrió el influjo material del cat. ant.
escàndel ‘escándalo’, es responsable del vocalismo castellano (Corominas,
Symposium 1948, 115). En español leemos
escandelar en el
Guzmán de Alfarache (
Cl. C. V, 160.9), en Tejada, en Covarr. (de ahí Minsheu) y
Aut.; la variante
escandalar no la conozco antes de Acad. 1843.
1 Rabelais, Quart Livre, cap. 19, p. 91, emplea escantoula; Sainéan, La L. de Rab. II, 108-9, 469, documenta scandolar y formas semejantes con -d- en el sentido «chambre des galères destinées aux argousins». ↩