ESCAÑO, ‘banco de madera con respaldo’, del lat. SCAMNUM ‘escambel’, ‘banco’.

1.ª doc.: scanno, 910, doc. de León; escanno, 972, íd. (Oelschl.).

Escanno se halla también en el Cid, en Berceo, en Alex. 815, Apol. 471, Fn. Gonz. 373, y en otros muchos textos medievales. En cuanto al escaño para muertos (1.ª Crón. Gral., etc.), vid. M. P., Inf. de Lara, 2.ª ed., 216.6, 223.4, y p. 487; comp. mozár. ixcanu ‘andas, litera’ (Colin, Hesperis IV, 79); gall. escano ‘ataúd’ (Eladio Rdz.), especialmente el todavía abierto, donde llevan a un recién finado (Sarm. a. 1746, copla 357); ast. escanu ‘banco de piedra estratificada en la orilla del mar’ (V). Ya en latín designaba SCAMNUM un banco de madera, como el usado en los teatros, y el vocablo se ha conservado en todos los romances.

DERIV.

Escañero. Escañil, ‘escaño pequeño’ en León [Canc. de Baena, W. Schmid]; antiguamente se empleó como adjetivo, banco escanil (-anyl) en Aragón, aa. 1365 y 1402 (inventarios publ. en BRAE IV, 343, y III, 360), y éste es el valor originario del vocablo. Escañuelo. Escanilla ‘cuna’ en Burgos, de donde la ac. ‘gaveta pequeña’ que tiene escanillo en las Canarias (BRAE VII, 334); el ast. escaniellu significa ‘cuna’ en Ribadesella, ‘cada uno de los cuatro maderos que atraviesan el pertegal del carro en la parte en que se coloca la carga’ en Colunga (V. s. v., y s. v. trubiecu).