ENOJAR, de oc. ant. enojar ‘aburrir, fastidiar, molestar’ y éste del lat. vg. էN֊DIARE ‘inspirar asco u horror’, derivado de la locución clásica IN ODIO ESSE ALICUI ‘ser odiado por alguien’.
La forma
enoyar de Berceo parece ser descendiente autóctono y directo de
INODIARE: léese en
S. Lor., 17, también en
S. Dom., 335
E (ms. de la segunda mitad del S. XIV, pero
H, de la misma época, y el moderno pero independiente V traen
enogedes),
Mil., 778 (en el ms. antiguo
A, pero el moderno e independiente
I lee
enoias, según Janer y Solalinde),
S. Mill., 44
bA (pero
-j- en
I, Janer),
enoyamiento en
S. Dom., 116
E (pero
-jamiento HV),
enoyo,
S. Mill., 105 (sólo figura en
I), en cambio,
ennoiariamos,
S. Dom., 752 (sólo en
E);
enoiada,
Mil. 818
A,
I;
enojoso,
S. Mill., 45 (
A,
I);
S. Dom., 759 (
E,
H). Hallamos también
enojo en
Fn. Gonz., 230
c;
enogo,
Tres Reyes, 81. Se comprende que la forma occitana, como admiten M. P. (
Man., § 86.1) y M-L. (
Litbl. XXII, 298;
REW, s. v.), invadiese el castellano
1, dado el frecuente empleo en la lengua literaria de los trovadores, especialmente en el género satírico titulado
enueg, cuyos versos solían empezar por la palabra
enoja·m ‘me desagrada’ (Monje de Montaudon, etc.); no puede ser catalanismo (aquí es
enujar) ni debida al influjo del castellano
ojo, como había admitido Baist (
GGr. I
2, § 32), ni puede ser forma autóctona, en vista del tratamiento que hallamos unánimemente en esta posición (
hoyo,
royo,
moyo,
poyo), pero es probable que la forma castiza, conservada por Berceo, influyera en el vocalismo de la aprovenzalada, pues en lengua de Oc está muy extendida la diptongación de la
o en esta palabra (
enueg,
enueja, o
enuog,
enuoja), mientras en castellano no hay huellas de tal fenémeno, según corresponde a la evolución castellana del vocablo. Es frecuente en castellano antiguo la ac. ‘hartar, cansar’: «non se podían
enojar de catar», traduciendo lat.
satis admirans, en el
Purgatorio de San Patricio (trad. leonesa del S. XIII:
Homen. a M. P. II, 250); «ca los plazeres del mundo... duran poco, et aun de todos o de los modos
se enoja el omne», Juan Manuel (
RF VII, 461); «yo que nascí en casa pobre... agora
enójome del panal de miel»,
Estoria de los cuatro dotores (ed Lauchert, p. 79). El lat. vg.
INODIARE se halla en una traducción antigua de la Biblia (traduciendo una voz griega que vale ‘inspirar asco u horror’), en una inscripción africana (
BDR III, 111), en las Notas Tironianas y en otros textos;
inodiosus, probablemente ‘enojoso’, en la
Declamatio Quintiliani IX (
ALLG III, 254; XII, 49). Se ha perpetuado en el it.
annoiare, fr.
ennuyer, oc.
enojar, cat.
enu(
t)
jar ‘enojar’ y port.
enjoar ‘causar asco’ (junto al occitanismo
anojar ‘aburrir’, ‘enojar’). Además
enojar y
enojo, hoy
nojo, que en Portugal parece aplicarse más bien a las náuseas que al mero asco. Gall. ant.
nojo ‘asco, repugnancia’ (
MirSgo. 70.18, 69.4) «desgasto, moléstia» (
Ctgs. 116.30, 312.70); hoy
noxo ‘náuseas (de vómito)’ (
noxos e fasquías Castelao, 290.2, ‘asco’, «esmaguei unha chinche, e o noxo escorrentoume o sono» ib. 149.18, un perro vagabundo le da
noxo e compaixón 141.13) ‘ojeriza, aborrecimiento’ («o noxo que lle inspira o catalanismo» 149.11) etc. (53.16, 62.16). De ahí el antiguo
nojoso (
Ctgs.,
MirSgo.), hoy port. y gall.
nojoso (
-x-) y
nojento ‘asqueroso’ («encoiros
noxentos» Castelao 39.7, 39.9; 28.20). Hoy
enojar se ha hecho literario en el castellano de España, sustituído por
enfadar, pero sigue siendo popular en América en general (Arg., Venezuela, Méjico, etc.), en consonancia con la preferencia sinonímica del portugués, gallego y asturiano (comp.
RFH VI, 225); ast.
enoxar «agriáse, enfadáse» (R),
enoxáse,
noxáse (V).