EMPARDAR, ‘igualar, empatar’, arag., arg. origen incierto.

1.ª doc.: 1720 (Gili); 1901, Coll y Altabás.

Este último lexicógrafo registra como voz de la Litera «empardar: igualar» y «estar en empardas: estar iguales». En Arg. empardar es palabra empleada en el juego del truco en el sentido de ‘tirar una carta del mismo valor que la que ha jugado el otro’, y en general ‘empatar’ (Garzón, Segovia); es frecuente sobre todo en la frase de los que no se empardan, de lo que no se emparda, ‘sin igual, incomparable’1; pardear en Gabriel y Galán (DHist. s. v. ande) no sé si significa ‘encontrarse dos que van de camino’ (y probablemente en la misma dirección) o ‘anochecer’; desde luego no significa ‘parecer pardo’ que es el sentido que le da la Acad.16. No tengo noticia de que empardar se emplee en otras partes de España o de América. Construir una base *IMPARITARE, derivada de PAR ‘igual’, sería tan fácil como inverosímil tratándose de un vocablo tan reciente y local, pero además sería imposible de justificar desde un punto de vista morfológico, puesto que -ITARE es sufijo frecuentativo que sólo se aplica a radicales verbales y no puede juntarse al radical nominal de PAR. Si supusiéramos un sustantivo *parda ‘empate’ procedente del nominativo lat. PARէTAS ‘paridad, igualidad’ (comp. el empardas de la Litera), subsistiría la primera de estas objeciones. Un cruce de empatar con acordarse o concordar no es verosímil por no tratarse de voces bien sinónimas, y por no pertenecer estas últimas a la terminología del jugador. Una síncopa de emparedar en el sentido de ‘cerrar el paso’, ‘hacer imposible la continuación de un juego’ y de ahí ‘empatar’ no es verosímil semánticamente. ¿Tendrá razón Segovia al suponer que viene de pardo en el sentido de ‘ni blanco ni negro’, ‘el que no gana ni pierde’? Es quizá lo más razonable, pero faltaría probar el uso de pardo en este sentido, cuando ni siquiera tengo noticia de que dicho adjetivo haya pertenecido a la terminología de los jugadores.

1 «Se les va a aparecer un difunto de los que no se empardan», Rob. J. Payró, Pago Chico (1908), ed. Losada, p. 228. «Por una di esas casualidades que no se empardan, risulté eleto presidente del Club», de un cuento criollo publicado en una revista parroquial mendocina (1940).